Una de las representaciones más conocidas y completas de hippoi fenicios la tenemos en los relieves del palacio de Sargon, en Korsabad datados en el siglo VIII a.C., donde se puede ver una auténtica flota de hippoi transportando troncos, bien a remolque o amarrados sobre el barco apoyados en el codaste y la roda.
Cuando los barcos regresan descargados navegan con la arboladura izada, compuesta por un único mástil provisto de cofa (cuadradas o en forma de tulipa) y aparejado con burda y estay; por el contrario, todo este sistema de propulsión a vela es arriado cuando los barcos van cargados de troncos o remolcándolos.
Esto sugiere con toda claridad que la propulsión, cuando la barca va muy cargada, la proporcionan los remeros. Por ello, igualmente debían de disponer de un fácil sistema para montar y desmontar el mástil mediante una carlinga con pasadores. El gobierno de estos navíos hippoi parece que siempre se realizaba con un sólo timón de espadilla en la aleta de estribor, y no con dos como en el gaulos.
En
el Mediterráneo central tenemos igualmente buena documentación
iconográfica de esta categoría de navíos en las estelas del Tofet
de Cartago.
La
habitual ausencia de mástil en estas representaciones induce a
pensar que seguramente se trate de embarcaciones con un registro
similar a los hippoi. Es bien probable que la mayoría de estas
embarcaciones estuviesen dedicadas tanto a la pesca, como al
transporte local o comercial. Parecen más bien, como nos dice
Estrabón, que las barcas fuesen propiedad de gentes humildes, que
debieron ofrendar estas estelas con el icono que mejor caracterizaba
su medio de subsistencia.
Una
pintura libio-púnica hallada en una cueva funeraria de Kef el-Blida,
en los montes Mogods, seguramente reproduce esta misma categoría de
navío y nos brinda la oportunidad de conocer el tipo de aparejos de
propulsión a vela y parte de la jarcia. Esta representación tiene
sin duda un carácter más realista que las de Korsabad, por ello el
número de tripulantes de Kef el-Blida se debe aproximar mucho a los
que en la realidad debían de llevar estas naves. Siete u ocho
marineros, seguramente remeros, aparecen en la banda de estribor
formados con sus armas en actitud de rendir homenaje. Probablemente
el patrón o timonel es el personaje que subido en la proa dirige la
ceremonia. La tripulación total debía rondar la veintena de
personas acomodadas en cubierta.
Por
el momento, el registro arqueológico mejor conservado que nos puede
ilustrar sobre los barcos fenicios de estructura ligera equivalente a
los hippois es el Ma’agan Mikhael, hundido a unos 35 km. al Sur de
Haifa y datado hacia el 400 a.C. El buen estado de conservación del
casco de este barco permite tener una idea muy exacta del sistema de
construcción de un tipo de nave de carga ligera de unos 13 metros de
eslora y con capacidad para desplazar unas 25 toneladas. Los restos
del cargamento en el momento del naufragio permiten suponer que en la
última empresa comercial había recalado en Chipre y posiblemente en
las costas de Grecia del Este (Kahanov 1999).
Los
marineros Fenicios navegaban durante todo el día, por la mañana se
orientaban con el Sol y por la noche con las estrellas, sobre todo
con la llamada Estrella Fenicia (Osa Mayor). Las embarcaciones más
alargadas eran utilizadas para la guerra y el comercio de largas
distancias, mientras que otras más redondeadas eran destinadas al
comercio cercano y al transporte de pasajeros. Los primeros barcos
fenicios de los que se tienen constancia fueron birremes.
A
partir del siglo IV a.C., se empezaron a usar barcos más potentes,
desde trirremes hasta quinquirremes. Estos navíos facilitaron la
creación de rutas marítimas que llegaron a conectar a los fenicios
con todo el Mediterráneo y con algunas zonas Atlánticas, el norte
de la Península Ibérica y el sur de las islas Británicas. Estos
caminos les permitieron establecer contactos con prácticamente todas
las poblaciones de Europa y el Norte de África, además de
convertirse en los dueños del mar.
Relieve asirio del palacio de Senaquerib 700-692 a.C.
El rey Luli de Sidón huye de su ciudad, atacada por Sargón II, en un barco de guerra fenicio del tipo denominado “dieris” (birreme con dos filas de remeros).
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