El
templo de Melkart (Hércules) en Cádiz, fue uno de los grandes hitos
del mundo antiguo en la Península Ibérica. Su fama se extendió por
todas partes, y las referencias que se encuentran en los escritores
clásicos son numerosas y continuas. Su localización en la actual
isla de Sancti Petri es aceptada por todos los investigadores.
Sucesivos
hallazgos arqueológicos confirman lo que ya Estrabón en el siglo I
describía: "Los tirios fundaron Gadeira y alcanzaron el
santuario en la parte oriental de la isla y la ciudad en la parte
occidental...".
Algunos
situaban la existencia del Templo de Melkart en los tiempos donde
griegos y troyanos allá por el siglo XII a.C., luchaban en una
guerra inmortalizada siglos más tarde, de la que dicen son las dos
primeras obras literarias occidentales conocidas atribuidas a Homero.
Si
esto fuera cierto, y también lo fuera la fecha de fundación de
Gádir (Gadeira para griegos, Gades para latinos, actual Cádiz),
podría haberse dado el caso de que el propio templo fuera anterior a
la propia ciudad. Sea como fuere, por desgracia el templo ya no
existe, pero estaría situado en el lugar que ocupa el castillo de
Sancti Petri en la isla del mismo nombre. Eso parece atestiguar el
hallazgo de distintos restos arqueológicos en dicha isla y bajo el
castillo, incluida una figura del propio dios fenicio Melkart.
El
islote de Sancti Petri se sitúa en la desembocadura meridional del
caño de Sancti Petri del que recibe su nombre. Antiguamente estaba
unido a la isla de Cádiz por una vía que hoy no existe debido a la
acción del mar, existiendo todavía vestigios de dicha unión. Fue
conocido en la antigüedad como el Santuario de Heracles o
Heracleión. Los almorávides lo destruyeron en el año 1.146,
buscando el tesoro, encima del cual construyeron el Castillo de
Sancti Petri.
Las
figurillas de bronce halladas en Sancti Petri que representan un
guerrero o un dios en actitud hierática (sagrada) se han asociado a
Reshef, el Melkart fenicio, en la primera figura se le representa con la Corona Atef asociada a Osiris.
Fue
en tiempos de Hiram I de Tiro cuando se instauró una celebración de
carácter anual que tenía por objeto celebrar la resurrección de
Melkart. Esta especie de festival divino se celebraba durante la
primavera y se representaba la muerte del dios mediante el fuego
ritual y su posterior resurrección, todo ello acompañado de himnos.
Fueron
muy numerosos los santuarios erigidos en honor de esta divinidad,
pero sin duda gozaron de extraordinaria fama los levantados en Tiro y
Gadir. Según Herodoto (s. V a.C. ), el Templo de Melkart de Tiro,
estaba flanqueado a su entrada por sendas columnas de oro y esmeralda
de una riqueza exquisita, en su interior albergaba la tumba del
propio dios.
También
fue venerado en Kition, Cartago o Lárnaka. Los griegos lo
sincretizaron con Hércules, los romanos le llamaron Heracles Tirio y
en Lárnaka se asimiló a Poseidón. Su pareja divina era Astarté,
diosa de la fertilidad y el amor, también patrona del mar y de todas
las actividades relacionadas.
El
texto de una antigua fórmula apotropaica, invocaba el nombre de
Reshef junto con el de Astarté, como remedio a la acción del
demonio al que se atribuía la causa del dolor abdominal. En su doble
aspecto de dios guerrero y curandero, combinaba en sí mismo las
polaridades opuestas de la vida y la muerte. Reshef era conocido en
Egipto y en el Cercano Oriente como Reshep-Shulman. Una región de la
orilla oriental del Nilo era conocida como "Valle de Reshep"
y fue objeto de culto, principalmente, en Egipto, Deir el Medina y
Heliópolis.
Esta
divinidad, probablemente de origen sirio, ya era conocido y adorado
por los fieles desde el III milenio a.C. en Ebla, donde existían
numerosos santuarios levantados en su honor. Una de las cuatro
puertas de la ciudad lleva su nombre, y según las famosas “tabletas
de Ebla” (Tell Mardikh) es Rasap o Ra-sa-ap. Él aparece como la
divinidad de las ciudades de Atanni, Gunu, Tunip y Siquem.
Su
culto traspasó fronteras, llegando a tener gran prestigio en Egipto,
sobre todo en tiempos del Faraón Amenofis II, que acabo asimilándolo
al dios Montu (dios de la guerra egipcio). En las diversas
representaciones de Resef que han llegado hasta nosotros, aparece
frecuentemente asociado a una iconografía guerrera y en actitud
combativa, algo lógico, si tenemos en cuenta que con los enemigos
se mostraba cruel y vengativo, y así lo atestiguan los escritos del
Antiguo Testamento que hacen referencia a Reshef.
Figura
masculina, quizás el dios Reshef, ataviada de forma egipcia
procedente del santuario de Reshef-Apolo en Chipre (650-550 a. C.).
Fuente: British Museum ©
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