La
cronología de los materiales de Huelva, que de una manera muy
prudente se ha situado a finales del siglo X y comienzos del IX para
los comienzos de la presencia fenicia en el lugar, es la más antigua
por ahora en la Península Ibérica.
Aunque
a diferencia de las fuentes literarias, el corpus de los documentos
arqueológicos permanece abierto, por lo que no hay que descartar
nuevos hallazgos, hoy por hoy, la presencia de tirios en Huelva es la
más temprana documentada en el lejano Occidente hasta el momento. A
ella hay que añadir la fecha radio carbónica de la fase fundacional
de El Carambolo en Sevilla, que proporciona una datación absoluta
situada en el intervalo entre 1.020 y 810 a.C. al 95% de
probabilidad, y con el 68, 2% en el intervalo 930-830.
Las
investigaciones arqueológicas ya han confirmado, sin ningún genero
de dudas, la antigüedad de la misma Tiro, donde los niveles más
antiguos muestra restos, muros incluidos, de una ocupación
permanente durante el Bronce Antiguo desde mediados del tercer
milenio, de acuerdo con la propia tradición fenicia preservada por
los sacerdotes del templo de Melkart que remonta su fundación al
2.750 a.C.
Respecto
a Cartago, cuya fecha de fundación sería según los textos antiguos
en torno al 814 a.C., las recientes dataciones de C.14 procedentes de
los niveles arqueológicos más antiguos proporcionan fechas del
850-795 a.C. con un 90% de probabilidad.
Como
vemos en estos tres casos, Tiro, Cartago y Huelva, los resultados de
los trabajos arqueológicos han confirmado finalmente las fechas que
recogen las tradiciones literarias conservadas desde la Antigüedad,
lo que revaloriza de una manera extraordinaria los cómputos
cronológicos realizados a la sazón y debe, al mismo tiempo,
hacernos ser cautos a la hora de juzgar las informaciones que
contienen los textos antiguos ante los ejemplos conocidos de silencio
arqueológico.
Aunque
en el reinado de Hiram I se establece el carácter canónico del
culto a Melkart en Tiro, con la construcción de un nuevo santuario y
la regulación de su festividad anual, algunos datos, como el nombre
de Abimilku y de su embajador Humilku en los archivos de Amarna,
muestran al ancestro deificado de la dinastía Tiria venerado en los
medios palatinos del siglo XIV a.C. El dios Milku de Astarot,
mencionado en los textos de Ugarit confirma el empleo de este
teónimo, según una vieja costumbre semita.
Otras
tradiciones conservadas en el ambiente cultural helénico, como las
relativas a Melicertes, señalan la existencia del culto a Melkart
durante el segundo milenio y el conocimiento de su ciclo en medios
egeos, en consonancia con la noticia de Herodoto que visitó la
ciudad y preguntó a sus sacerdotes, quienes le dijeron que se
remontaba a 2.300 años atrás cuando se fundó la ciudad, fecha que
ha sido medida confirmada por las excavaciones arqueológicas, si
bien diversas tradiciones recogidas por fuentes tardías sostienen
que el templo más antiguo de Melkart se encontraba, no en la isla de
Tiro, sino en tierra firme, en la llamada, “Paleo Tiro”, la Usu
de los textos egipcios y asirios. A tal respecto el mismo Herodoto
afirma que la presencia fenicia en Tasos era en cinco generaciones
anterior al nacimiento de Heracles, hijo de Anfitrión. Puesto que el
héroe pertenece en el mito a la tercera generación posterior a la
fundación de Micenas, sugiere unos contactos muy antiguos que en
otros lugares de Grecia, como Beocia, han sido documentados por la
presencia de sellos mesopotámicos de los siglos XIV-XIII a.C.
Melkart
era una divinidad antigua, tutelar en principio de la realeza tiria,
que en época de Hiram I, extiende su carácter protector a toda la
ciudad. En este sentido, las reformas de Hiram caben interpretarse
como la transformación de un antiguo dios dinástico en una
divinidad poliada. Según ello, las empresas marítimas de los
fenicios de Tiro asociadas a la presencia de un templo de Melkart,
estaban en realidad organizadas por el palacio tirio, de acuerdo con
un modelo bien conocido en Oriente, donde están documentadas las
asociaciones con fines comerciales -hubur-, si bien a menudo implican
la participación del palacio o de algún personaje vinculado a éste.
No son pocos los testimonios que muestran a personas vinculadas con
el palacio de Tiro implicadas en el comercio fenicio.
El
tratado entre Asarhadón y Baal de Tiro menciona a la flota del rey
junto a “las naves de la gente del país”, seguramente los mismos
a los que Isaías designa como “príncipes” y “grandes de la
tierra”.
En
Ezequiel el comercio de Tiro parece aún patrimonio del rey y las
palabras utilizadas en el texto hebreo original “sohar” y “rokel”
para denominar a las naciones que comercian con ella sugieren que se
trata, en realidad, de agentes comerciales actuando como
intermediarios en aquellos territorios.
El
relato sobre la fundación de Cartago, que mezcla elementos de
indudable sabor oriental con otros procedentes de un ambiente griego,
menciona a Zakarbaal, tío y marido de Elissa, y por tanto miembro de
la familia real, que era el sumo sacerdote de Melkart.
Como
dice Aubet: “En Gadir y en Cartago la figura de Melkart aparece
involucrada en el mismo relato de la fundación. Ello traduce
probablemente, la voluntad de asociar los orígenes de estos
establecimientos occidentales a la ciudad de Tiro y por extensión a
su templo y a su rey”. La salud del palacio tirio al frente de las
empresas marítimas parece haber sido considerablemente buena durante
todo este tiempo.
Fuente:
Tiro, Melkart, Gadir y la conquista simbólica de los confines del
mundo. Carlos G. Wagner
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