Fragmentos de la sonda interplanetaria rusa Fobos-Grunt caerán a la Tierra en la segunda década de este mes, informó hoy la agencia espacial de Rusia, Roscosmos.
Según el cálculo preliminar, las fechas tentativas de la caída son del 10 al 21 de enero de 2012, consta en una nota publicada en la web de Roscosmos. El día más probable es el 15 de enero, tal y como anunció un portavoz de las Tropas Espaciales de Rusia.
“La zona de la caída, a día de hoy, puede definirse como franja de superficie terrestre entre el 51,4 grados de latitud sur y 51,4 grados de latitud norte”, según el comunicado oficial. El área más exacta podrá establecerse sólo en el día previo.
Según los datos correspondientes al 6 de enero, Fobos-Grunt orbita la Tierra a una altitud de entre 189,2 y 229, 4 Kms.
Roscosmos estima que a la superficie terrestre caerán 20-30 fragmentos cuyo peso total no excede 200 kilógramos. Los componentes del combustible se van a quemar en las capas densas de la atmósfera, a unos 100 Kms de altura.
Lanzada desde Baikonur en la noche del 8 al 9 de noviembre, la sonda se quedó orbitando la Tierra en vez de dirigirse hacia Fobos, una de las dos lunas marcianas.
Rusia sufre un fracaso tras otro desde los finales de 1980 cuando se perdieron las sondas Fobos-1 y Fobos-2. Les siguió el fallido lanzamiento de Mars-96 en 1996, y ahora la pérdida de Fobos-Grunt.
Debido a los difíciles momentos que vivió el país en los años 90 y sus consecuencias en el 2000, los avances tecnológicos en el sector son muy modestos. Los últimos años demostraron, además, que las inyecciones financieras ya no son capaces de impulsar el desarrollo la industria aeroespacial nacional.
La crisis es tan profunda que requiere medidas complejas y a largo plazo que prevean, entre otras cosas, la reforma del sistema de educación y gestión.
La gran oposición.
En 2018 se producirá el fenómeno conocido como la gran oposición de Marte (Marte se encontrará a la mínima distancia de la Tierra de los últimos 15 años). Los momentos de las grandes oposiciones, que suceden una vez cada 15 ó 17 años, se consideran los más idóneos para lanzar misiones tripuladas ya que en estas ocasiones las tripulaciones se exponen menor tiempo a la radiación espacial.
El recientemente terminado experimento ruso Mars-500, una simulación del vuelo tripulado a Marte, se realizó con los datos de la ventana de lanzamiento de 2018. Tras “despegar” de la órbita baja terrestre el 10 de octubre de 2017, la tripulación de la nave “alcanzó” la órbita del planeta rojo el 29 de septiembre de 2018 y “volvió” a la Tierra el 10 de octubre de 2019.
Aunque en realidad ninguna potencia está preparada para aprovechar la gran oposición de 2018 y enviar astronautas a Marte. El nivel tecnológico actual no permite garantizar la protección de los tripulantes de las radiaciones espaciales.
Sin embargo, la próxima oposición en el año 2035 se estudia en EEUU como una meta de sus programas espaciales a largo plazo. De este modo, los estadounidenses, que renunciaron a volver a la Luna tras cancelar el Programa Constellation, matan dos pájaros de un tiro.
Por un lado, siempre se podrá paralizar este programa y reiniciar el lunar que, con los nuevos materiales y tecnologías, será menos complicados que una misión de dos años en el sistema solar.
Por el otro, este proyecto prevé investigaciones y desarrollos que permitirán obtener un gran número de nuevas tecnologías. Eso sí, si la misión no llega a realizarse, se cierra igual que las anteriores.
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