23/3/21

La Serpiente Aido-Hwedo

El africano pueblo de los Fon, procedentes del desaparecido reino de Abomey, contaban en su mitología que en los primeros tiempos de la creación, el andrógino dios de dos caras Mawu (que poseía tanto rasgos femeninos como masculinos, como metáfora del Sol y la Luna) contaba con la ayuda de Aido-Hwedo, la gran Serpiente Cósmica.

El creador iba de un lado para otro en el interior de la boca de Aido-Hwedo, mientras se afanaba en la construcción del mundo, utilizándola como transporte.

Una vez que hubo terminado con la creación, Mawu pensó que había recargado demasiado el mundo, poniendo demasiadas cosas encima. Los árboles, las montañas, los animales y demás pesaban mucho, impidiendo al creador que pudiese transportar su obra, así que pidió a Aido-Hwedo que le ayudase en esta tarea, y la serpiente cósmica aceptó. La única pega era que la gran serpiente no soportaba bien el calor de las profundidades, así que Mawu creó los mares y océanos para que Aido-Hwedo pudiese vivir en ellos.

Debido al gran peso del mundo, la serpiente debía cambiar a a menudo de posición para poder descansar, y es en cada uno de estos cambios de postura cuando suceden los terremotos. También debe alimentarse, para lo cual tiene una cohorte de monos rojos que forjan grandes barras de hierro, comida favorita de Aido-Hwedo. Pero también dice la leyenda que, el día que se agoten las reservas de hierro, la gran serpiente cósmica se devorará a sí misma, provocando que toda la tierra se precipite en el mar.

También cuenta con una hermana gemela, una segunda Aido-Hwedo, la serpiente del arco iris que vive en el cielo, libre de la carga de su hermana, y que se encarga de encaminar los rayos de luz desde el sol hacia nuestro mundo.


19/3/21

La Copa de Higía

La copa de Higía es uno de los símbolos más conocidos internacionalmente de la profesión farmacéutica.

Se trata de una serpiente enroscada en una copa o cáliz. Tanto la serpiente como el cáliz son símbolos que representan la naturaleza femenina y hacen alusión a la "farmacéutica" aplicada por curanderas y chamanes a base de hierbas.

La serpiente se asociaba en la mitología a la mujer por su naturaleza cíclica y a la medicina por su capacidad de "resucitar" al cambiar de piel.

El cáliz es un símbolo femenino por su calidad de contenedor (de la vida) y a su vez la farmacéutica por ser contenedora (del medicamento).

En la mitología, Asclepio ayudó a una serpiente y como agradecimiento el reptil le lamió el oído, compartiendo con el dios todos los secretos de la medicina y otorgándole poderes curativos. Zeus, temeroso de que Asclepio hiciera que los humanos se volvieran inmortales, lo mató con un rayo. A partir de ese momento, se construyeron templos en honor a Asclepio en donde aparecían serpientes que aparentemente estaban muertas, pero que cuando se las recogía, volvían a la vida. Esto hizo creer que los poderes de Aesclepius eran los que hacían volver a la vida a los reptiles y por ello, las serpientes se convirtieron en la cultura occidental en un símbolo de curación, muy relacionado con la medicina.

Higía y Panacea eran las hijas favoritas de Asclepio. Panacea, curaba mediante recetas perfectas de hierbas que permitían sanar cualquier enfermedad. De ahí deriva la palabra Panacea para referirse a todo aquello que soluciona o cura enfermedades.

En la mitología griega, Higía hija de Asclepio y Lampecia, hermana de Telesforo, Yaso y Panacea, era la diosa de la curación, la limpieza y la sanidad (posteriormente, también de la luna), mientras que su padre estaba relacionado con la medicina. La palabra Higiene, tiene su raíz etimológica en la diosa Higía. Un equivalente en la mitología romana es Salus.

El culto en Atenas a la diosa Higía data del siglo VII a.C. Plutarco, relató la construcción del Partenón en Atenas diciendo que la diosa Higía estaba presente cuando un obrero se cayó desde gran altura cuando estaba construyendo. Los médicos no podían tratarlo y esa misma noche, la diosa se apareció en sueños a Pericles y le enseñó un tratamiento para sanar al hombre herido. El albañil se recuperó y en honor a Athena Hygea se situó una estatua con su imagen cerca del altar.

Aunque había sido objeto de un culto local desde al menos el siglo VII a.C., no empezó a ser conocida fuera de este hasta que el Oráculo de Delfos la reconoció tras las plagas que devastaron Atenas entre los años 429 y 427 a.C. y en Roma en el 293 a.C. Su templos principales estaban en Epidauro, Corinto, Cos y Pérgamo.

La mitología romana, la adoptaría con el nombre de Sirona.

En el helenismo religioso moderno, una de las maneras en que se implora la voluntad de la diosa para que retribuya la salud en las personas, es recitando un himno dedicado a ella y luego realizando una libación de vino rosado.

Himno:

Ven, Oh Bendecida Higía. Adorada y querida Reina Universal.

Porque a través de ti desaparecen las enfermedades del hombre, y cada casa florece llenándose de alegría.

Y a través de ti, las artes también nacen. Lo que eres tú desea el mundo, Oh Reina!. La que siempre florece, a la que siempre se la honra, descanso de los mortales.

Ven Reina, Higía, porque si tú no estás todo es innecesario, y salva de la enfermedad a tu suplicante (o a mi familia).


15/3/21

Lamia (Naga)

 

El historiador griego Diodoro Sículo, cuenta que Lamia era una reina de Libia, hija de Poseidón (o Belo) y Libia, a la que Zeus amó. Hera, celosa, la transformó en un monstruo y mató a sus hijos (en otras versiones, mató a sus hijos y fue la pena lo que la transformó en monstruo).

Lamia fue condenada a no poder cerrar sus ojos, de modo que estuviera siempre obsesionada con la imagen de sus hijos muertos. Zeus le otorgó el don de poder extraerse los ojos para así descansar, y volver a ponérselos luego. Lamia sentía envidia de las otras madres y devoraba a sus hijos. Tenía el cuerpo de una serpiente y los pechos y la cabeza de una mujer (Naga).

A pesar de la venganza de Hera, hay algunas tradiciones que sostienen que la primera sibila era hija de Zeus y Lamia.

En la Antigüedad, las madres griegas y romanas solían amenazar a sus hijos traviesos con este personaje. El poeta romántico inglés John Keats dedicó al personaje un poema narrativo largo, que da nombre al libro Lamia y otros poemas. Se inspiró en La novia de Corinto, una historia que aparece en la Anatomía de la melancolía (1621) de Robert Burton, quien a su vez la tomó de la Vida de Apolonio de Tiana (4.25) de Filóstrato (160-249).

Según cuenta Filóstrato, Menipo, un joven aprendiz de filósofo, se dejó seducir por una misteriosa mujer extranjera que lo abordó cuando caminaba por las afueras de Corinto. La mujer insistió en que se casaran, y a la boda acudió el sabio Apolonio, quien tras observar detenidamente a Menipo declaró: “Tú, al que las mujeres persiguen, abrazas a una serpiente, y ella a ti”. La novia, en efecto, era una lamia o Empusa, y aunque al principio negaba su condición, acabó confesando que había seducido a Menipo para devorarle y beber su sangre, pues la de los mozos como él es pura y rebosa vigor.

Según opinión bastante extendida, la Lamia mitológica sirvió de modelo para las lamias o pequeños monstruos africanos, humanos de la cintura para arriba, que atraían a los viajeros con su agradable siseo y enseñando sus senos, para después matarlos y devorar sus cuerpos. La noticia más antigua de estos seres se encuentra en el discurso Quinto del orador Dión Crisóstomo, quien se refiere a ellas como "fieras líbicas", no lamias.

Posteriormente, las lamias aparecieron a menudo en los bestiarios como monstruo despiadado y salvaje. En la catedral de Pésaro (Italia) se conserva un mosaico del siglo VI en el que dos lamias aparecen representadas como pájaros con cabeza humana.

Keats describe su cambio con colores vibrantes:

Era una figura gordiana de un tono deslumbrante, moteado de bermellón, dorado, verde y azul; rayado como una cebra, pecoso. Mirada como un pavo real, y toda barro carmesí; y lleno de lunas plateadas... Ella se retuerce de dolor escarlata y un amarillo volcánico profundo tomó el lugar a medida que cambia de forma.