30/8/19

Cultura Badariense


Badariense es una cultura del neolítico que surgió a finales de la cultura Merimdense, en el Alto Egipto en torno a 4.400 a.C., hasta 3.800 a.C., cuyo nombre tomó de los arcaicos asentamientos y necrópolis de El-Badari, en las inmediaciones de Asiut, en el margen derecho del río Nilo. 
Se considera la cultura prehistórica más importante del Alto Egipto y fue origen de los que posteriormente colonizarán todo Egipto.

Egipto comprendía dos zonas muy diferentes, una fértil y rica, el delta del Nilo, propicia para asentamientos estables, siendo región de encuentro entre Asia y África, con una incipiente cultura que se desarrollaría rápidamente gracias a la relación con otras culturas. Y el sur, más árido, una franja fértil junto al Nilo, entre dos cadenas montañosas desérticas, con una población semisedentaria de cazadores con costumbres aún arcaicas.

Las tumbas badarienses eran de forma ovalada o rectangular, poco profundas y podían contener más de un cuerpo; estos en posición fetal, sobre su costado izquierdo, con la cabeza dirigida hacía el sur, mirando al oeste, se envolvían con pieles o esteras y junto a ellos se depositaban alimentos y enseres funerarios como joyas, collares, amuletos cerámicos, paletas de piedra, vasijas cerámicas y cucharas de marfil o piedra. También se han hallado restos de alimentos, como pan, trigo y cebada. La vestimenta solía ser de lino y pieles.

Próximos a El-Badari se encuentran los yacimientos de Deir Tasa y El-Mostagedda, donde se han encontrado utensilios badarienses de un tipo más antiguo: Tasiense. También se han hallado restos badarienses en El-Hammamiya, El-Matmar y El-Qau y en otras zonas más alejadas, como Hieracómpolis y Armant.

Hacia el 4.000 a.C., la cultura badariense se dividió a su vez en dos culturas: Naqada I en el Alto Egipto y Maadi-Buto en el Bajo Egipto.

23/8/19

Cultura Merimdense


Merimdense (o Merimde Beni-Salame) es la denominación de la primera cultura que surge en el Bajo Egipto, en el periodo neolítico, a finales del VI milenio a.C. y perdura prácticamente durante todo el V milenio a.C., siendo contemporánea de las culturas Fayum A y Nabta Playa.

Su nombre lo toma de los arcaicos asentamientos de Merimde, situados al sureste del Delta en la margen occidental del Nilo.
Se trata de una cultura de costumbres totalmente sedentarias, en la que se practicaba muy activamente la ganadería y la agricultura.
Sus habitantes cultivaron el grano, usaron alfarería y vivieron en chozas ovales. No han aparecido signos de organización social diferenciada.
Hay indicios de relaciones comerciales con las zonas centrales del Delta, basadas en el trueque de utensilios de piedra cuyos nódulos recogían a orillas del desierto.
Tanto la cerámica como los utensilios son limitados y toscos en comparación con sus contemporáneos del Alto Egipto. En las primeras fases (fase I) vivían en endebles cabañas hechas de estera y caña, con soportes que las sustentaban en la tierra; estaban dispersas conformando pequeñas explotaciones agrícolas de carácter familiar, independientes las unas de las otras.
En la fase II, el asentamiento creció y se levantaron viviendas más sólidas, de adobe, excavadas en el suelo a unos 25 cm, con planta oval o de herradura, de unos 5 o 6 metros de longitud, y tejado a dos aguas.
No existía un área especial para los cementerios. Los muertos eran enterrados dentro del asentamiento, en fosas ovaladas y poco profundas. Los cadáveres estaban dispuestos en posición fetal, sobre su lado derecho (en el 85% de los casos), posiblemente de cara a su antiguo hogar, cubiertos con esteras o con pieles de animales, y sin ajuar funerario.

Entre el patrimonio cultural Merimdense y el de Fayum A, hay relaciones familiares, especialmente con respecto a la fabricación de equipos de piedra (como las bifaces de sílex) y cerámica. Se da por hecho que Fayum A es anterior por la falta absoluta de metales entre sus restos. Posiblemente haya surgido de una emigración desde Oriente Medio, concretamente del valle del Jordán.

Fayum A es el nombre que se da a la cultura neolítica surgida en el Egipto predinástico alrededor del V milenio a.C. Es llamada así porque se encontraron asentamientos en la depresión de Fayum, un oasis situado a 80 km. al suroeste de El Cairo, junto al lago Birket Qarun, probablemente una sabana en aquella época. Es contemporánea de las culturas Fayum B (Nabta Playa) y Merimdense. Sus habitantes se dedicaban a la caza y pesca, ganadería, el cultivo esporádico y la fabricación de cerámica.
El primer asentamiento está situado en la parte norte de la depresión de Fayum, y está datado en 5.200 a.C., durante una época seca que dura hasta el 4.000 a.C. Al comienzo del IV milenio a.C., el clima del desierto conllevaba violentas precipitaciones. El final de la cultura del Fayum se puede fechar alrededor de 4.000 a.C. Tras ella apareció la cultura Moerien.
Continuará...


11/8/19

Cultura Nagada (III)


Nagada III, antes conocida como Semaniense, es la cultura perteneciente al periodo predinástico de Egipto que sigue a la fase Naqada II y termina la cultura Naqadiana.
Se subdivide en cuatro estadios: Naqada IIIa 3200-3150 a.C., Naqada IIIb 3150-3100 a.C., Naqada IIIc 3100-3050 a.C. y Naqada IIId 3050-3000 a.C., estos últimos coetáneos con el periodo protodinástico de Egipto.

En este último período comenzó el proceso de formación del estado unificado, puede que ya iniciado en el Naqada II. Los reyes de este período se han agrupado a efectos cronológicos en la denominada dinastía 0. De Nejen la hegemonía pasó a Tinis (Abidos) pero se mantuvieron los estados locales o regionales, posible origen de los futuros 42 nomos (16 nomos del Alto Egipto y 10 del Bajo Egipto son anteriores a la tercera dinastía).

Las características de este período fueron: los primeros jeroglíficos, la invención de la navegación a vela (independiente de la que tuvo lugar en el Golfo Pérsico 2.000 años antes), las primeras narraciones gráficas en paletas, el uso continuado de serejs a modo de sellos distintivos de cada soberano, los primeros auténticos cementerios reales y seguramente las primeras obras de irrigación.
Los primeros soberanos poderosos son de esta época. Usan los serejs que identifican al rey y a su territorio. La cultura egipcia se extiende hacia Nubia.
La hegemonía regional en el Alto Egipto se desplaza de Nejen hacia Tinis (Abidos), con algún otro estado importante como El Kab. En cambio Nubt (Naqada) casi no tiene presencia y las tumbas encontradas en la ciudad son pobres, sea por falta de poder político o económico (los expertos consideran probable que hubiera sido absorbida por Nejen o por Abidos).
Otros posibles estados de la época podrían situarse en Tinis y Abadiya (Alto Egipto), Maadi, Buto y Sais (Bajo Egipto), y Qustul en Nubia.
La influencia del Alto Egipto se extiende hacia Maadi (que desaparecerá avanzado el Naqada III) y hacia Buto, en el Delta. Es durante este período que se fundó, o se hizo mayor Menfis, que se convirtió en capital. Hacia el 3.050 a.C. en que podría situarse el reinado de Narmer, el primer faraón que se supone que gobernó el Alto y Bajo Egipto, hasta el final del período, hacia el 3.000 a.C. o un poco más tarde, se consolidó la unión de las dos tierras y se inició el llamado Periodo Tinita, y la primera dinastía, en el estadio Naqada IIId.

La unificación se haría mediante actividad militar, según algunas evidencias como la Paleta de Narmer y la Paleta de Tehenu, aunque no hay evidencias arqueológicas; parecería entonces que los reyes de Abidos sólo recogieron una fruta madura, preparada ya para la unificación que se dio mediante un proceso económico, cultural y social prolongado en el tiempo (seguramente iniciado antes del 3.300 a.C.), al que podrían no ser ajenas las alianzas (familiares o no) y la falta de poder y liderazgo de muchos pequeños estados frente a la fuerza política, económica y militar de un poder territorialmente extenso, numéricamente fuerte, socialmente cohesionado, culturalmente dominante y económicamente rico. Las resistencias podrían haber surgido en lugares puntuales o de pueblos culturalmente diferentes como el libio. Desde el establecimiento de Menfis como capital, fue el centro administrativo del estado.

En los aspectos culturales, la cerámica decorada disminuye pero aparecen otras manifestaciones artísticas. Los jeroglíficos que ya habían aparecido en Naqada II en forma de signos, evolucionan durante el período.

Los dioses más importantes de la época fueron: Horus (dios celeste y sanador, considerado iniciador de la civilización egipcia), Seth (señor del mal y las tinieblas), Nejbet (diosa protectora, en los nacimientos y en las guerras), Min (dios lunar, de la fertilidad y la vegetación), Hathor (divinidad cósmica, diosa del amor, de la alegría) y Bat (diosa celeste, asociada a la fertilidad).

La fase final de la Dinastía 0, periodo predinástico tardío, o Naqada III, esté regido por gobernantes del Alto Egipto que residirán en Tinis, se hacen representar con un serej y adoran a Horus. El nombre de estos reyes figura en la Piedra de Palermo, grabada 700 años después.
En este periodo surgen las primeras auténticas ciudades, tales como Tinis, Nubet, Nejeb, Nejen, etc. Son típicos de esta época los magníficos vasos tallados en piedra, cuchillos y paletas ceremoniales, o las cabezas de mazas votivas. Narmer pudo ser el último rey de esta época, y el fundador de la Dinastía I.
A finales del periodo predinástico, Egipto se encontraba dividido en pequeños reinos; los principales eran el de Hieracómpolis (Nejen) en el Alto Egipto y el de Buto (Pe) en el Bajo Egipto. El proceso de unificación fue llevado a cabo por los reyes de Hieracómpolis. La tradición egipcia atribuyó la unificación a Menes, quedando esto reflejado en las Listas Reales. Según Gardiner, el rey Narmer, es el primer faraón del cual se tiene constancia que reinó sobre todo Egipto, tras una serie de luchas, tal como quedó atestiguado en la Paleta de Narmer.
Según Manetón, este periodo lo conforman las Dinastías I y II.
Bajo la dinastía III la capital se estableció definitivamente en Menfis, de donde procede la denominación del país, ya que el nombre del principal templo, Hat Ka Ptah "casa del espíritu de Ptah", que pasó al griego como Aegyptos, con el tiempo designó primero al barrio en el que se encontraba, luego a toda la ciudad y más tarde al reino.
En la época de la tercera dinastía comenzó la costumbre de erigir grandes pirámides y monumentales conjuntos en piedra, gracias al faraón Dyeser, pero fue durante la Dinastía IV, con Seneferu, Keops y Kefrén, cuando se construyeron las mayores pirámides. Sin embargo, el esfuerzo y recursos invertidos en ellas determinó que el poder absoluto y prestigio del faraón se resintiera.
La dinastía V marca el ascenso del alto clero y los influyentes gobernadores locales, y durante el largo reinando de Pepy II se acentuará una época de fuerte descentralización, denominada Primer periodo intermedio de Egipto (Dinastías III a VI).
Continuará...


5/8/19

Cultura Nagada (II)


Nagada II, fue la cultura del periodo predinástico egipcio, conocida también como Gerzense, nombre proveniente de la localidad de Gerza, o Al-Gerzeh, en la región de El Fayum.
Siguiendo a Werner Kaiser, se divide en los estadios Naqada IIa, Naqada IIb, Naqada IIc y Naqada IId. Deriva del Naqada I o Amratiense y se encuentran en la misma área, principalmente en el Alto Egipto.

En los estadios IIa y IIb se incrementa la población, aparecen nuevas técnicas, surge la especialización y se mejora la estructura social y la calidad de los elementos, sean de piedra, marfil o cerámica. El entierro todavía es parecido a los de Naqada I.
En los estadios IIc y IId la cultura se expande, sobre todo hacia el Bajo Egipto, donde provoca la desaparición de la cultura Maadi. Los asentamientos de Buto, Sedment, Harageh, Abusir el Maleq y Minshat Abu Omar dejan de tener elementos de esta cultura y, o bien desaparecen o son sustituidos por elementos de Naqada II.
Las teorías modernas sugieren que la cultura Maadi, dentro de su propia evolución, podría haber llegado a un grado similar a la de Naqada, sin precisar una influencia directa, aunque los contactos están acreditados.
En este periodo se establecieron verdaderas ciudades Estado, si bien algunos lugares conservaron su independencia como entidades políticas menores. De las excavaciones, los expertos deducen que Nubt (Naqada) fue sobrepasada en poder por Hieracómpolis. El mito dinástico de la lucha entre los dioses Seth (que fue el dios de Naqada) y Horus (el dios de Hieracómpolis) podría indicar este hecho.
El proceso parece que fue general y las comunidades más ricas y poderosas se impusieron, por voluntad o por conquista, a las pequeñas. Las causas más probables, a veces una mezcla de éstas, podrían ser la actividad militar, las migraciones de población desde el desierto oriental, las nuevas rutas de intercambio comercial con Asia, el compartir recursos, los matrimonios entre familias dirigentes y otros. No se descarta que algunos estados menores de hecho continuaran existiendo pero dependientes de un estado mayor, y que fuesen el origen de los futuros nomos.

La sociedad se desarrolló con expresiones artísticas e ideas más complejas. Aparecen los signos precursores de los jeroglíficos. La tumba 100 en Hieracómpolis, de un jefe, muy rica en comparación con las anteriores, muestra la estratificación social. De este período es el primer templo, también en Hieracómpolis, que demuestra el establecimiento de ideas religiosas.

La expansión de Naqada II llegó también al Sinaí y al sur de Palestina (Ain Besor, Tell Erani, Azor). Las influencias externas vienen de Uruk, Jamdat Nasr, Tell Judeidayh, Biblos y Megiddo. El lapislázuli, procedente de Mesopotamia, aparece muy a menudo en Naqada II. Es en este periodo cuando se establecen las primeras relaciones comerciales con los pueblos de Nubia.
La cerámica cambia de estilo con nuevas decoraciones figurativas y esquemáticas, definitorias de esta época, ornamento que no volverá a practicarse a lo largo de toda la historia del Antiguo Egipto.
El trabajo en piedra se mejora; surgen joyas de oro y plata; figuras femeninas, amuletos, más productos de importación (Canaán, Mesopotamia) y desaparecen los rasgos similares a la cultura de Maadi (en el estadio Iic).

En el Bajo Egipto la principal excavación es Algara, en la región al este de El-Fayum, que corresponde al Naqada IIc y IId y que dio el nombre inicial a Naqada II en las exploraciones. También es importante Tell el Farain (Buto), que conserva rasgos de su identidad anterior a Naqada II que persistirán hasta el Naqada III.

El lugar de Harageh al sudeste de El Lahun, fue excavado antes de la Primera guerra mundial y se encontraron bastantes tumbas del IIc y IId. En Tura, que fue un pequeño establecimiento en la orilla este del río, a 9 kms. al sur de El Cairo, también se encontró un cementerio con indicios de la cultura Naqada II pero la cerámica todavía es del tipo de Maadi. En el Delta, en el lugar de Kafr Hassan Dawood, recientemente excavado, se han encontrado tumbas del IIc y IId, cuarenta de ellas de personajes posiblemente importantes.
En todo el Bajo Egipto se percibe, más o menos claramente, la transformación de la cultura de Maadi por la cultura Nagadiana. Principales lugares de la cultura Naqada II en el Alto Egipto son: Mahansa, Nubt (Naqada), Nejen (Hieracómpolis), Abedyu (Abidos), Abu (Elefantina), Merimde, El Omari, Maadi Per Uadyet (Buto), Tell el-Farain, Sau (Sais), Minshat Abu Omar, Kafr Hassan Dawood, Tell el-Farkha, Gerzeh, Abusir el-Maleq, Harageh, Tura.
Horus, el dios con cabeza de halcón, adorado en diversos lugares que se asimila al Sol a partir de Nagada II, es representado por el faraón, de tal modo que el nombre más antiguo del rey sea precisamente el nombre de Horus, documentado desde el rey Horus Escorpión hasta la conquista romana.
La Tumba 100 de Hieracómpolis perteneció a uno de los primeros reyes del periodo guerzeense o Nagada II (3.500-3.200 a.C.), en 1.898 fue descubierta por F. W. Green y J. E. Quibell.
Fue saqueada por lo que los ajuares funerarios habían desaparecido y solo quedaban trozos de huesos pulverizados, algunos vasos de cerámica y diversos objeto de sílex.

Conocida como la "tumba pintada", el estilo pictórico resulta un tanto extraño en comparación con el arte formalizado del periodo dinástico, pero se pueden reconocer algunos de los motivos que perdurarían en épocas posteriores, como el del vencedor que golpea con la maza a los prisioneros, el del rey como dominador del caos y el desorden, y el del gobernante situado bajo un dosel, es un precedente de las imágenes más tardías del rey durante el jubileo real o fiesta Sed (Heb Sed, Fiesta Sed o Fiesta de renovación real), posiblemente la más importante celebración de los soberanos del antiguo Egipto.
El propósito de esta festividad parece haber sido la renovación de la fuerza física y la energía sobrenatural del faraón. Toda la escena (de 3x6 m.) es una clara alegoría de la contención del desorden y del conflicto por medio de la autoridad del gobernante, un tema clave en la cultura del Antiguo Egipto, y mucho más importante en el Predinástico, con una sociedad recientemente sedentarizada y rodeada por un mundo exterior hostil y turbulento.

En esos momentos, en el curso superior del valle del Nilo se cree que existían al menos cuatro "protorreinos" nacidos a finales de Nagada II. Estos eran, enumerándolos de sur a norte: Qustul (en Nubia), Hieracómpolis, Nagada y Abidos (con capital en Tinis). De la interacción entre los tres últimos nació el protorreino del Sur, que acabaría por controlar todo el territorio del Nilo de forma unificada.

Como siempre, en este Egipto prehistórico son los cementerios los que suministran la mayor parte de la información acerca de lo que sucede. En estas poblaciones, los lugares de enterramiento han proporcionado algunas tumbas que, por sus dimensiones y su contenido, se alejan tanto de las del resto de la población que solamente pueden ser calificadas de principescas. Se trata de los mausoleos de personas alejadas de la sociedad común de estos primeros protorreinos. Son enterramientos como la Tumba 100 de Hieracómpolis, en la cual destaca su decoración pintada con elementos que luego aparecerán en la ideología faraónica; o la tumba T23 de ese mismo cementerio, con sus formas que anuncian ya las del complejo funerario de Dyoser, rey de la dinastía III.
En Nagada destacan las grandes tumbas del cementerio T, con un tamaño de hasta 5x2,5 m. y en especial de la T5.

En Abidos hay que mencionar los enterramientos del cementerio U, con tumbas de hasta 5x2,5 m. de lado y 2 m. de profundidad; mención especial merece la ultima tumba excavada alli, la U-j, y su rico ajuar. Tumba de un monarca predinástico (Escorpión I).
Continuará...