29/10/16

Heber o Ibero (Hijo de Sala)

"Sala (hijo de Arfaxad y nieto de Sem), engendró a Heber; y Heber procreó a Peleg que engendró a Raga; y éste a Seruch; éste a Nacor; y éste a Tharé; y Tharé engendró a Abrán; a quien Dios después le llamó Abraham".

El nombre de Heber (hebreo, Ibero)
Heber, hijo de Sala (1 Cr. 1.18–19, 25) y bisnieto de Sem, fue padre de Peleg (Gn. 11.16), y después tuvo otros hijos e hijas, uno de los cuales fue Joctán (Gn. 10.21, 25)( Gn. 11.16–17).
Algunos lo equiparan con Eberu(m), rey de Ebla en Siria, 2300 a.C.

Heber (hebreo que significa "el que emigra", es igual que el nombre hebreo Habiru). Sus hijos vivieron en una época en la que hubo una "división" como en Babel, quizás entre los que eran "árabes" bajo Joctan, y los que vivían semisedentariamente en tierras irrigadas (ac. palgu) bajo Peleg.
Cuando indagamos entre las naciones descendientes de Noé, el linaje humano ya se había apartado del culto y reverencia debida al verdadero Dios, de modo que la verdadera religión habría permanecido en las generaciones que descienden del tronco de Sem por Arfaxad, Sala y Heber hasta llegar a Abraham.
La primera lengua que usaron los hombres fue la que después de Heber se llamó hebrea, en cuya familia permaneció cuando sobrevino la confusión de lenguas. Y cuando la ciudad de los impíos adquirió el nombre de confusión se llamó Babilonia, no faltó la casa de Heber, donde se conservó la lengua que todos usaban antes.
El mismo Heber llamó a su hijo “Peleg”, porque nació cuando se dividió la tierra por las lenguas, de manera que su nombre equivale a la frase «en sus días se dividió la tierra».
Heber no dejó esta lengua a toda su descendencia, sino solo a aquellos cuyas generaciones llegan a Abraham. Tampoco Abraham, que tuvo esta lengua, la pudo dejar a todos sus hijos, solo a aquellos que nacidos y propagados por Jacob, haciendo más insigne con su multiplicación el pueblo de Dios, llegaron a poseer las promesas de Dios y la estirpe y linaje de Cristo.

El nombre Heber parece haberse usado como descripción poética de Israel en Nm. 24.24.
"Eber" jefe de una familia sacerdotal de Amoc, que regresó de Babilonia a Jerusalén con Zorobabel (Neh. 12.20).
El esposo de Jael, conocido como Heber ceneo (Jue. 4.11, 17; 5.24), aunque vivía separado del resto de los ceneos o herreros nómadas. El contexto sugiere que era un hombre de cierta importancia.

También podemos relacionar filológicamente el nombre de Heber con Iber y con Ebro.
El topónimo Fontibre hace referencia al nacimiento del río Ebro, pues deriva del latín Fontes Iberis (fuentes del Ebro) y es citado por Plinio el Viejo cuando lo sitúa en las cercanías de la ciudad romana de Julióbriga en Cantabria (España). Fontibre es una localidad que alberga la surgencia de las aguas del Ebro en su recorrido subterráneo por las calizas del monte Guariza, lugar que tradicionalmente se ha considerado como el nacimiento del río Ebro (ibero, hebreo). 
Cuenta la leyenda que Heber o Ibero reinó dando su nombre a la Península Ibérica, y de su descendiente Ispan, se derivaría el nombre de Hispania. 
El nombre de Iberia, en un principio solo se refería a una pequeña parte de la Península, era una parte de la actual Huelva.
Jorge Alonso, en su artículo "Nuestros oscuros orígenes" (en "Selecciones de Misterios de la Arqueología" nº3) hace una propuesta sugerente: “Diferentes pueblos mediterráneos (entre los que encontraríamos a íberos, etruscos y sardos) provendrían de un Sahara inusitadamente fértil hace 10.000 años coincidiendo con el llamado "óptimo holocénico". Cuando esta inmensa llanura empezó su desecación inexorable, la citada población neolítica (que hacía uso de la cerámica desde tiempos remotos) cruzó el estrecho de Gibraltar y pobló la franja mediterránea y atlántica de Europa, dando inicio a la cultura megalítica. Así, es posible que los íberos, y otros pueblos del entorno mediterráneo y atlántico, estén emparentados con los hebreos”.
Todo hace pensar que las tres primeras invasiones provenían de la Península Ibérica, y no fueron protagonizadas por indoeuropeos, sino por semitas. Fueron íberos los primeros ingleses, escoceses, irlandeses, daneses, escandinavos, franceses, alemanes e italianos. Antes de ellos, por los desiertos de permafrost no había nada anterior a la glaciación de Würm.

Irlandeses, bretones, galeses, escoceses, cántabros y levantinos, son los que conservan hoy mayor frecuencia del haplogrupo R1b de todos los pueblos del mundo.
Un importante pueblo ibérico, fue el de los astures, estures o stures, cuyo nombre proviene de la raíz íbera stur, que significa ancho. De los astures descienden los celtas galos conocidos como los esturos, estos llegaron a Italia dando nombre al río Stura. Mucho antes sabemos que el primer pueblo que daría origen al resto de aquellos que estarían llamados a poblar Europa, fue el de los cromañones ibéricos, que originaron el linaje R1b y el H (con una fusión neandertal) al que pertenecen la mayoría de los eberitas (hebreos), que dieron comienzo a la historia de la civilización.

Las leyendas irlandesas cuentan la colonización de los descendientes de Noé. La configuración étnica y cultural de Hibernia (Irlanda), se produciría antes de la Era cristiana, de la mano de los pueblos íberos, de los oisin y los milesianos. Éstos se originaron en Iberia, igual que los pelasgos, asentándose posteriormente en el reino de Escitia, de donde partirían a Egipto en donde gobernaban sus parientes, una casta egipcia real faraónica, lo que también confirma el estudio de ADN de numerosos faraones y princesas egipcias, entre ellos Thot.ank.aton (conocido después como Tutankamon) descendiente de An.ken.aton o Akenaton (el faraón Amenhotep IV) reformador religioso que abandonó el culto a Amón por el de Atón (átomo) o disco Solar, cuyo propósito era instaurar el monoteísmo.

El gaedil Brath, descendiente también de Noé tuvo como a hijo a Breogan, fundador de Brigantia capital de los brigantes gallegos (A Coruña).
Los descendientes de Breogan, fueron Ith y Bile, éste último padre de Míl (Golam), Míl llega al reino Escita que fundaron sus parientes y de regreso a Iberia, llega al reino de Egipto, también fundado por sus antepasados y se casa con una princesa egipcia, de su misma casta o raza (los príncipes y princesas egipcias solo se casaban con miembros de su misma etnia). A su regreso a Iberia, Míl afianza el reino brigante. Desde las costas de Iberia su tío Ith, desde la torre de Breogan, descubre la tierra de Hibernia y las islas Hébridas.

Los brigantes, según los autores clásicos eran el pueblo más numeroso de Inglaterra, siendo originarios de la Península Ibérica. Cuenta la mitología celta cómo la etnia cántabra de los oisin y los milesianos, colonizaron el archipiélago británico. Diversos estudios genéticos han corroborado un nexo de sangre entre Iberia y las Islas Británicas. 

Los íberos, era como llamaban los antiguos escritores griegos a las gentes del levante y sur de la Península ibérica para distinguirlos de los pueblos del interior, cuya cultura y costumbres eran diferentes.

De estos pueblos escribieron: Hecateo de Mileto, Heródoto, Estrabón o Rufo Festo Avieno, citándolos con estos nombres, al menos desde el siglo VI a.C.:
elisices, sordones, ceretanos, airenosinos, andosinos, bergistanos,ausetanos,indigetes,castelanos,lacetanos, layetanos,cossetanos,ilergetas,iacetanos,suessetanos, sedetanos,ilercavones,edetanos,contestanos,oretanos,
bastetanos y turdetanos.

El ibérico era una lengua paleohispánica pre-romana, hablada por los íberos en toda la costa mediterránea peninsular. Su extensión iría desde el río Hérault en Francia al norte, hasta el sur de Porcuna en Jaén (España).
De los pueblos prerromanos, se cree que eran de lengua íbera los siguientes: ausetanos (Vic, Gerona), ilergetes (Lérida y Huesca hasta los Pirineos), indigetes (costa de Girona), layetanos (Barcelona), cossetanos (Tarragona), ilercavones/ilergavones (Castellón y Tarragona), edetanos (Valencia, Castellón y Teruel), contestanos (Valencia, Elche, Cartagena y Albacete), bastetanos (Granada, Almería, Murcia y Albacete) y oretanos (Jaén, Ciudad Real y Albacete). Los túrdulos y turdetanos se consideran habitualmentes como hablantes del tartesio.

Algunos investigadores consideran el íbero como una lingua franca que se había extendido gracias al comercio, espoleado por el contacto con los griegos focenses, mientras que otros investigadores consideran al íbero como la lengua materna de un grupo y lingüísticamente homogéneo.
La escritura ibérica constituye uno de los principales testimonios del desarrollo cultural con personalidad propia de los íberos. Se conocen tres tipos de escrituras paleohispánicas: la escritura del suroeste, la meridional y la ibérica levantina. Además se escribió lengua ibérica con alfabeto jónico prácticamente sólo en territorio contestano, como lo testimonian algunos plomos encontrados en la Serreta de Alcoy, grafitos sobre cerámica procedentes de la Isleta de Campello (ambos en Alicante) y el plomo de El Cigarralejo (Mula, Murcia).

La lengua íbera está documentada por escrito, fundamentalmente, en signario ibero nororiental (o levantino) y ocasionalmente en signario ibero suroriental (o meridional) y en alfabeto greco-ibérico. Las inscripciones más antiguas de esta lengua se datan a finales del siglo V a.C. y las más recientes a finales del siglo I a.C. Los textos en lengua íbera se saben leer razonablemente bien, pero en su mayor parte son incomprensibles, puesto que es una lengua sin parientes suficientemente cercanos que sean útiles para la traducción de textos.

Iberia Caucásica.
Iberia o Iveria era el nombre usado por los antiguos griegos y romanos para designar al antiguo reino de Kartli (siglo IV a.C. a siglo V d.C.), que ocupaba el este y el sudeste de la actual República de Georgia. El área estaba habitada por varias tribus emparentadas entre sí, llamadas generalmente íberos. Se usan los términos Iberia caucásica o Iberia del Este para distinguirla de la Península ibérica.
Los moscos (Tubal y Mesec hijos de Jafet) mencionados por varios historiadores clásicos, y los sasper sus posibles descendientes nombrados por Heródoto, podrían haber tenido un papel relevante en la consolidación de las tribus de la región. Los moscos se habrían trasladado al noreste en una migración. La principal tribu eran los mtskheta, que darían nombre a la capital.
Los autores medievales georgianos llamaban a su primer asentamiento Arrian-Kartli, bajo el gobierno persa de la dinastía aqueménida. Tras ello, fueron gobernados por un príncipe local conocido como Mamasakhlisi.
La fuente medieval de Moktsevai Kartlisai (Conversión de Kartli) habla además de Azo y su gente, que se asentaron en la futura capital de Mtskheta. Otra crónica del país, Kartlis Tskhovreba (Historia de Kartli), dice que Azo sería un oficial de Alejandro Magno que asesinó a una dinastía local y conquistó el territorio, siendo expulsado por Pharnawaz I de Iberia.

Fuentes:Génesis y Antiguo Testamento de La Biblia.

23/10/16

Elam (Hijo de Sem)


La  antigüedad de la civilización elamita queda bien establecida y es de toda confianza, basta consultar las fuentes sumerias más antiguas para corroborar que Elam debía ser una región de peso, dado que sus conflictos con Sumer empiezan desde muy temprano con la primera dinastía de Kish (hacia el 2700 a.C.).
Informan que Elam fue vencido por el rey Enmebaragesi. Luchas que se rememorarán tiempo después en época de Eannatum rey de la ciudad de Lagas en su primera dinastía (hacia el 2450 a.C.), el cual se vanagloria de haber sometido a Elam, al que califica de “País de la abundancia”, lo que muestra la enorme importancia de Elam ya en ese momento de la historia.
Los textos literarios sumerios que se refieren a las relaciones comerciales con Elam durante el tercer milenio a.C., apuntan en el mismo sentido, pues nos muestran exportaciones elamitas a Sumer, e incluso a culturas ajenas al entorno mesopotámico, de metales preciosos y lapislázuli, lana, carros, perros, higos, piedras preciosas y tronos. La riqueza de Elam es celebrada constantemente por los sumerios.

En los comienzos del II milenio a.C. una carta dirigida al rey sumerio de la ciudad de Isin, Lipitishtar, menciona la ayuda de los arqueros elamitas para repeler un ataque. Igualmente el Poema de Gilgamesh pondera el arco de Anshan, ciudad elamita por excelencia.
Los elamitas eran reconocidos arqueros del mundo antiguo, como se sabe por la Biblia y los textos asirios. Asurbanipal en su destrucción de Susa, se jacta de cortar las manos de los arqueros y de haberse llevado prisioneros a todos los arqueros y sus jefes que pudo, alistándolos en su propio ejército. Este mismo rey asirio dice que el arco era el símbolo de la fuerza de los elamitas; algo que corrobora la Biblia al afirmar el profeta Jeremías que el arco elamita era el fundamento de la fuerza de Elam.

Un aspecto curioso que se obtiene de los apócrifos bíblicos, no así de la Biblia que lo omite, es la descripción de la situación de Elam, así como sus límites y la amplitud de su territorio:
«Herencia de Sem: toda la tierra del Edén, del mar Eritreo, todas las regiones del oriente, la India, Bactria y sus montes, toda la tierra de Basor, la del Líbano, las islas de Caftor, todo el monte de Sennaar, Armenia, el monte Asur septentrional, toda la tierra de Elam, Asur, Babel, Susiana, Media, todos los montes Ararat, todo el litoral marino al otro lado del monte Asur hacia el norte: una tierra bendita donde todo es óptimo». (Libro de los jubileos 8:21).
Aquí el mar Eritreo puede corresponder al mar Rojo con inclusión del golfo Arábigo y parte del golfo Pérsico, al mar Negro o incluso al mar Caspio; Edén es Mesopotamia; Basor es quizá Basora -aunque las variantes Basa y Basan de otros manuscritos plantea dificultades a esta identificación, haciéndola más probable con Bazu en el actual estrecho de Bandar Abbas-, Caftor es Creta y Sennaar se identifica con Sumer.

En otro texto se describe primeramente las tierras que le habían caído en suerte a Sem, el hijo mayor de Noé, para pasar luego a la distribución territorial de sus hijos, comenzando lógicamente por Elam, el primogénito:
«También Sem repartió (la tierra) entre sus hijos, saliendo el primer lote a Elam y sus hijos, al oriente del río Tigris, hasta acercarse por el este a toda la tierra de la India y Bactria, las aguas de Dedán, todos los montes de Mahri y Elam, toda la tierra de Susiana y todo lo que está en manos de Farnacio hasta el mar Eritreo y el río Tanis». (Libro de los jubileos 9:2).

El autor apócrifo continúa dándonos muestras de su conocimiento geográfico e histórico con el siguiente pasaje:
«Jafet y sus hijos se fueron hacia occidente y moraron en la tierra de su lote. Y vio Madai la tierra del mar y no le agradó. Tras rogar a Elam, Asur y Arfaxad, hermanos de su mujer, se quedó en la tierra de los medos, cerca de sus cuñados hasta este día. Llamó a su residencia y a la de sus hijos Media, por el nombre de Madai padre de éstos». (Libro de los jubileos 10:35).
Es evidente en la actualidad que los medos se apoderaron de la parte norte del territorio elamita, reduciendo a éstos poco a poco a la zona de la Susiana. Se ignora la manera en que aparecieron y se asentaron en esta zona, no resolviendo el apócrifo esta cuestión, pues resulta difícil saber lo que ha de entenderse por «rogar a Elam».

Para el lector interesado, los apócrifos nos proporcionan información suplementaria que confirma el relato bíblico del Génesis 14:1-17, si bien muy sucintamente, pues sólo se conserva muy fragmentaria. Dice así: «Abrahám fue a Hebrón y moró allí. Ese año llegaron Codorlahomor rey de Elam, Amrafel rey de Sennaar, Arioc rey de Larsa y Tadal rey de gentiles y mataron al rey de Gomorra. El rey de Sodoma se dió a la fuga, cayendo muchos heridos en el valle de Siddim, en el mar Muerto. Capturaron Sodoma, Adma y Seboím, apoderándose también de Lot sobrino de Abraham con todas sus posesiones, y fueron hasta Dan...» (Libro de los jubileos 13:22).

El nombre de Elam

Elam debe su nombre al bíblico ‘Elām (Vulgata latina Aelam), gracias al cual, así se conoce en todo el mundo. Los sumerios -tanto en los textos literarios como los reales o económicos- se referían a Elam con una palabra que se escribía con un solo signo, cuya lectura actual es NIM. Y lo hacían con expresiones del tipo NIM-KI (Elam), KUR NIM, KUR NIM-KI, KUR NIM-MA o KUR NIM-KI-MA (país de Elam). Las inscripciones reales más antiguas, en algunas ocasiones matizan el término NIM además con alguna palabra como MA-DA (territorio) o HUR-SAG (montaña).
En sumerio, NIM significa «alto, elevado», lo que aplicado a Elam se traduce en que se encontraba en zona elevada en relación a Mesopotamia donde residían los sumerios, de ahí su denominación con esta palabra. Pero NIM también significa «mañana, temprano, Este (punto cardinal)», lo que se ajusta aún mejor, pues Elam se encontraba al Este con relación a Mesopotamia. Los mediobabilonios y neobabilonios utilizaban a veces el término Elamat o Elammat, que se parece más a una síncopa de la expresión alaitum matum que se usaba en el reino de Mari en torno al 1800 a.C. para referirse al país superior. Dicho de otro modo, el término acadio incluiría un significado de superioridad o altura geográfica, al igual que el término sumerio.
¿Elam, Ilam, Yalam, Alam? Hemos visto las diferentes denominaciones de Elam en la escritura de los diferentes pueblos. Ahora bien, distintas variantes de escritura presentan cierta problemática a la hora de establecer firmemente la verdadera forma del nombre que nos ha sido transmitido por la tradición bíblica.
Así tanto las variantes elamitas ha/atamti, como la forma hebrea ‘Elām y la latina Aelam, indican una fluctuación fonética en la primera sílaba del nombre que curiosamente se ha mantenido en acadio a la hora de designar no a Elam sino a los elamitas.
Las designaciones neoasirias ilamû, elamû (elamita), con fluctuación vocálica de la primera sílaba, muestran inseguridad a la hora de fijar con claridad la forma escrita. A ello se añade un inusual documento sumerio que presenta la escritura alama (elamita).
Igualmente, aunque menos claro, la segunda sílaba del nombre pudiera ser también insegura, a la vista de las escrituras elamitas da-am, dam, ta-am, ta-a-am, tam, que habitualmente se explican como intentos de escribir una /a/ larga.
Así pues, aunque la tradición y la costumbre nos permiten seguir utilizando el feliz nombre de Elam y los elamitas, lo cierto es que ni siquiera sabemos cómo se llamaban en realidad.

Aunque la Biblia lo omite, un apócrifo dice con claridad que Elam había tenido descendencia:
«En el jubileo 29, el primer septenario, a su comienzo tomó Arfaxad por esposa una mujer llamada Rasuaya, hija de Susan, hija de Elam y le parió un hijo en el tercer año de este septenario, al que puso por nombre Cainán». (Libro de los jubileos 8:1).

Para saber más en español sobre Elam:  
Colección de Estudios Orientales del Instituto del Próximo Oriente Antiguo, tomos I y IV -exclusivos sobre Elam-, que se pueden ver en la web www.um.es/ipoa/ y disponibles en la biblioteca de la Universidad. En la misma web pueden consultarse textos elamitas, una gramática y un resumen histórico.
Enrique Quintana Cifuentes - IOPA Murcia.


21/10/16

Sem (Hijo de Noé)

Esta es la descendencia de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos después del diluvio... Nacieron hijos a Sem, padre de todos los Bene-Heber y hermano mayor de Jafet ...

Sem significa "nombre". Judíos religiosos y árabes se consideran hijos de Sem a través de Arfaxad, por lo tanto semitas, los antiguos semitas abarcaron toda la Mesopotamia entre los ríos Eufrates y Tigris, desde allí se expandieron hacia el Oeste y el Sur. En opinión de algunos estudiosos europeos del siglo XVII como John Webb, el pueblo de China y de India también descendieron de él.
En la línea de Sem iban a seguir los Legisladores, Profetas, Sacerdotes y Reyes acerca de cuya historia trata el resto del Antiguo Testamento.

Son hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. (Génesis 10).

Elam

Corresponde a la civilización elamita. Los descendientes de Elam fueron los primeros que llegaron a la desembocadura del río Tigris en el Golfo (hoy Pérsico), ubicándose en la Baja Mesopotamia. A estos sumerios se les atribuye el relato denominado "La Epopeya de Gilgamesh", que en la tabla 11ª contiene la Historia del Diluvio. Y la confección del Primer Código Legal, el Código de Lipit-Ischtar, escrito hace unos 4.300 años y posterior a las Leyes de Eschnumna, leyes mesopotámicas que datan desde hace unos 4.500 años y que contemplaban ya el derecho de tráfico, contratos de trabajo, agresiones en casa o en el campo, derecho matrimonial, adopción, indemnización, pignoración, regulación del comercio, lesiones de hombres o animales, derecho de esclavitud, y defensa de muros y edificaciones. Otra obra literaria sumeria es la “Epopeya de la Creación” el antecedente mesopotámico de “El Génesis”.
Una posterior oleada de elamitas se ubicó en la margen oriental de la desembocadura del Río Tigris y en la zona sudoccidental de la Meseta del Irán donde surgieron las dinastías de Awan y Hamazi.

Estos elamitas terminaron fusionándose con sus antecesores los sumerios y con sus primos los acadios, pasando a formar parte de los pobladores de Caldea, la tierra de los caldereros o caldeos que caldeaban el hierro para forjar herramientas de trabajo y armas de combate.
Caldea es hoy conocida por el nombre de Basora de Irak. Los caldeos resultaron pues, de una fusión de pueblos unidos por su profesión metalúrgica y la comercialización de sus productos. Aún en la actualidad, los pueblos descendientes del semita Elam habitan la Baja Mesopotamia, en uno de los países del Golfo Pérsico, Irak.

Asur

Corresponde a la civilización Asiria, los asirios le consideraban el padre del dios Asur, y fundó un pueblo con este nombre en el río Tigris.
El imperio Asirio duró desde el año 1000 a.C. hasta la expansión musulmana. Los asirios de pura sangre terminaron siendo arrasados en Nínive y Harrán en el año 612 d.C. Los asirios hibridizados con los fenicios y cananeos, para autodenominarse y distinguirse de sus antecesores puros, tomaron el nombre de sirios y al territorio que ocuparon lo denominaron Siria (apócope de Asiria). Los sirios fueron islamizados y arabizados por los musulmanes pero no son árabes.

Arfaxad

Considerado el ancestro de los hebreos, pues es el antecesor de Heber con el que se les identifica. Los descendientes de Arfaxad se desplazaron desde las tierras nacientes del río Tigris hasta la Baja Mesopotamia. Los arfaxadeos o arfaccadeos fundaron la ciudad de Accad (nombre apocopado de Arfaccad). Surgieron en la historia convencional, como de procedencia desconocida, los accadios y sumerios entraron en pugna por el control del paso del Golfo, trayectoria obligada de los pueblos nómadas que unían por tierra Asia y África.

Bajo el mando de su Rey Sargón I, el Viejo, los accadios terminaron venciendo y sometiendo a los sumerios desde Nippur, situado en la Mesopotamia Septentrional hasta Lagash, ubicado en el margen sudoccidental de la confluencia de los ríos Tigris y Eufrates.
(Cuando era bebé Sargón fue arrojado al río por su madre dentro de un cesto de mimbre hace 4.000 años y se salvó de morir ahogado. Recuérdese como antecedente de la historia de Moisés).
El Rey accadio Sargón fue el fundador del Imperio de Accad. Después del sometimiento se produjo una fusión de los pueblos sumerios y accadios movilizados por un interés común: el comercio.
Los accadios inventaron la filología al traducir el sumerio a la lengua accadia. También fueron los creadores de los primeros diccionarios. Eran politeístas y adoraban entre sus deidades a la diosa Ishtar a la cual estaba consagrado el acto sexual.
Ambos pueblos intercambiaron conocimientos y se dedicaron a caldear el hierro para forjar herramientas de trabajo y armas de guerra. Por ello fueron conocidos en la antigüedad como los caldereros o caldeos que habitaban Ur de Caldea.
Los semitas-accadios o arfaxadeos, no permanecieron puros en Medio Oriente, sino que al fusionarse con los semitas elamitas sumerios dieron como resultado una mezcla de pueblos hermanos unidos por la profesión de los caldeos. El historiador Beroso y el profeta Abraham eran caldeos.

En algunas fuentes antiguas, Cainán aparece como el hijo de Arfaxad y padre de Sala, su nombre se omite en el texto hebreo masorético de la Biblia hebrea, pero la Septuaginta griega y la genealogía de Jesús en Lucas 3:36 incluye el nombre. 
Sala (o Salah) hijo de Arfaxad, es el padre de Heber (Eber), implícitamente declarado como el antepasado epónimo de los Hebreos.

Lud

Ha dado nombre al desierto de Lud al sureste de Irán. Los descendientes de Lud, fueron reconocidos desde la antigüedad bajo la común denominación de “ludus” por sus parientes semíticos asirios.
En general a los ludus o ludios se les reconoce la patenidad de los pueblos lidios de Lidia, carios de La Caria, sardos de Sardes y licios de Licia, los primeros habitantes de una zona de Asia Menor cercana al Mar Mediterráneo. Sardes era la capital de Lidia.
Los carios, los licios y sardos, navegaron por el Mediterráneo y se establecieron en las islas de Córcega, Sicilia y Cerdeña, respectivamente.
Los ludus lidios de Asia menor terminaron siendo absorbidos por los turcos que habitan hoy territorio de Turquía.
Los ludus lidios de la antigua Lidia fueron los primeros que acuñaron una moneda metálica que sirvió de modelo para todas las monedas de metal que circularon en todo el mundo antiguo. Creso, el más afortunado monarca de la antigüedad, en cuanto a riquezas se refiere, era Rey de Lidia hace unos 2.550 años.

Aram

Los primitivos descendientes del semita Aram son los arameos, invadieron Mesopotamia y ocuparon toda la región al sudoeste del río Eufrates, entre la primitiva Asiria, Caldea y la tierra de Canaán hasta la región ocupada por los árabes de la Península Arábiga. Después se convirtieron en comerciantes internacionales por tierra, desde el siglo X al V a.C.
Los arameos no permanecieron puros sino que se hibridizaron con los otros pueblos de Medio Oriente que atravesaron sus tierras en sus continuos viajes de ida y vuelta desde Egipto hasta la India y desde el Mar Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico.
Hay referencias de una campaña contra el "haram" ya en 2300 a.C. en las inscripciones de Naram-Sin. Sus descendientes se establecieron en la ciudad de Harán. Hubo una serie de lugares nombrados Aram, incluyendo un lugar en Damasco y otro llamado Aram-Naharaim o Aram de dos ríos, situado entre los ríos Tigris y Éufrates. También Tzova-Aram, que se menciona en el Salmo 60.

Hijos de Aram 
-Uz. Posiblemente los antepasados de los nabateos, que se extienden desde el sur de Jordania, en el norte de Arabia Saudita.
-Hul. Desconocido; puede tener una posible conexión con el lago conocido como Hula.
-Gueter. Padre de Thamud en la tradición árabe.
-Mas. Desconocido; sugerencias incluyen Mashu, una región desconocida de los cedros se mencionan en la Epopeya de Gilgamesh (posiblemente el Líbano), y E-Mash Mash, el principal templo de Nínive en Asiria.

Continuará...

13/10/16

Hijos de Jafet (Mesec, Tubal, Tiras)


Mesec y Tubal (hijos de Jafet)
Estos dos nombres aparecen con bastante frecuencia apareados (véase, por ejemplo, Ezequiel 33:26, 38:2, 3). Mesec se encuentra en los monumentos asirios en forma de «Muskaa», probablemente pronunciada Muskai. Los escritores clásicos solían designarlos como los Mosji, y en tiempos de Ezequiel la posición de este pueblo es probablemente la descrita por Herodoto (III, 94), esto es, en Armenia, donde se designó por el nombre de ellos a una cadena de montes que conecta el Cáucaso y el Antitaurus, los Montes Moschici. Aquí, según Estrabón (XI, 497-499), se encontraba un distrito llamado Moschice.

En las inscripciones asirias, la palabra Tubal aparece como Tubla, en tanto que parece haber sido conocida por los geógrafos clásicos como Tibareni. Según Rawlinson, estos dos —los Musji y los Tibareni— habitaban en estrecha proximidad en la costa septentrional de Asia Menor y estuvieron, en el pasado, entre los pueblos más poderosos de aquella región. La capital mosquiana era conocida por Josefo y los romanos la llamaron Cesarea Mazaca. Josefo dice también que los íberos de Italia eran descendientes de Tubal. En palabras suyas, «Thobel fundó los Thobelitas, ahora llamados Iberis». También es posible que en el río Tíber tengamos una reminiscencia del mismo antecesor. Según Forbes, los Mosji y los Tibareni quedaron incluidos en la 19ª satrapía de Darío. En la primera mitad del primer milenio a.C. fueron unos temibles enemigos de los asirios; Tiglat-pileser II menciona tributos recibidos «de veinticuatro reyes de la tierra de Tubal».
Hacia la época clásica, estos grupos humanos habían pasado más hacia el norte, aunque Jenofonte y sus tropas griegas encontraron aún remanentes de ellos al sur del Mar Negro.
Mucho más tarde en la historia nos encontramos con la palabra Mesec en la forma de Muskovy. Es posible que las dos célebres ciudades de Moscú y Tobolsk sigan preservando las raíces de los nombres de Mesec y Tubal.

Tiras (hijo de Jafet)
Según Josefo y el Targum, los descendientes de Tiras se convirtieron en los tracios. Smith dice que una rama de los tracios fueron los Getae o Godos. El rey Darío los venció en el 515 a.C. Para la época de Alejandro Magno (330 a.C.), se habían establecido en la desembocadura del Danubio. Mantuvieron su independencia, pero a principios del primer siglo a.C. se unieron a los dacios, y a partir de entonces hostigaron a las legiones romanas, hasta que Trajano los derrotó en el 106 d.C., y los incorporó al Imperio Romano. Uno de los problemas que tenemos es que no hay ninguna otra mención de Tiras en las Escrituras. Aparece esta breve mención de su nombre, y luego, a diferencia de Gomer, Mesec o Tubal, desaparece del todo. Si los tracios fueron realmente descendientes de Tiras y si se esparcieron ampliamente, como dice Rawlinson, con muchas ramificaciones como los bitinios y frigios, sería de esperar que la Escritura diese alguna posterior referencia a Tiras. Por otra parte, se puede decir que existe una creencia general entre los etnólogos (que sin embargo no es susceptible de demostración) de que los tracios dieron finalmente origen a los teutones.
Así, Rawlison observa: La tribu tracia de los Getae parece haber llegado a crecer hasta constituir la gran nación de los godos, mientras que los dacios (o dacini) parecen haber llegado a ser los antecesores de los daneses. Las pocas palabras tracias que nos han llegado son decididamente teutónicas. Hay también una semejanza entre las costumbres tracias como las describe Herodoto (V. 4–8) y las que Tácito describe de los germanos.

Una vez más tenemos que admitir que son unas frágiles líneas de evidencia; sin embargo, en muchos aspectos tenemos una concordancia general con todo lo demás que conocemos de los descendientes de Jafet como un todo. Así, tenemos una gran probabilidad de que los descendientes de Tiras hicieran una contribución tan grande para la población y civilización de Europa como el resto de su familia inmediata. De entre esta intrincada red de posibilidades y probabilidades surge una imagen razonablemente clara en la que una sola familia, comenzando con Jafet, se multiplicó con el curso del tiempo y pobló la ribera septentrional del Mediterráneo, toda Europa, las Islas Británicas y Escandinavia, y la mayor parte de Rusia. La misma familia se instaló en la India, desplazando asentamientos anteriores de camitas que se habían establecido en el valle del Indo. Grupos aislados de este mismo grupo humano parecen haberse desplazado más hacia el este, contribuyendo a pequeñas bolsas de población jafética que, con el tiempo, quedaron casi, si no totalmente, absorbidas por los camitas. Es posible que algunos de ellos contribuyeran con rasgos que se encuentran en pueblos de Polinesia, y es concebible que en los ainu del norte del Japón haya un remanente de jafetitas.

Extracto: El Origen de las Naciones
Arthur C. Custance, M.A., Ph. D.†

9/10/16

Hijos de Javán (Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim)


Javán era hijo de Jafet y nieto de Noé. En los días en que los monarcas egipcios de la IV Dinastía estaban levantando sus pirámides, el Mediterráneo era ya conocido como el «Gran Círculo de los Uinivu», que algunos identifican con Javán. 

Elisa (hijo de Javán)
El número de posibles identificaciones de los descendientes de este hijo de Javán es considerable. La mayor parte de ellas son probablemente correctas. Por ejemplo, se suele aceptar que el nombre más familiar de «Hellas» es una forma corrompida de un original «Elishah», y según Rawlinson, desde alrededor de la época de la Guerra Persa, Hellas pasó a ser un nombre aplicado a los griegos como un todo.
Muchas autoridades creen que otra forma de este antiguo nombre era «Aioleis» (Gr.), esto es, los eolios. Este punto de vista lo mantenía también Josefo.
El Talmud de Jerusalén, los midras y los targumes dan para Elisa la forma «Elis» o «Eolis», aunque eruditos como Skinner y Driver consideran que carece de base. Las tabletas de Tell el-Amarna incluyen diversos pueblos de Alasia. El Eilesion de la Ilíada (II, I, 617) es indudablemente otra referencia a considerar. Es casi seguro que el nombre vuelve a aparecer en las tabletas de Ugarit, en las que hay una referencia canaanea a los chipriotas bajo el título de "Alasiyans".

En Ezequiel 27:7 se menciona que llegaban tejidos de púrpura desde las islas (o costas) de Elisa. El crustáceo del que se obtenía el tinte de la púrpura en la antigüedad, abundaba en las costas del Peloponeso, lo que confirma la región en la que se asentó este nieto de Jafet.
Es desconcertante encontrar como los griegos remontado al pasado, designan sin distinción tanto como el pueblo de Hellas y como Jonios. Esto es análogo a referirse a los ingleses como descendientes de los normandos, pictos, escoceses o celtas, etc. El hecho es que en ambos casos unas pocas familias han dado origen a grandes clanes o tribus, que en las idas y vueltas de migraciones y conquistas, se unieron en diversas mezclas, de modo que un historiador con una preferencia puede resaltar una línea originaria, mientras que otro historiador resalta otra. Y ambos están en lo cierto.

Tarsis (hijo de Javán)
No es mucho lo que se puede decir de cierto acerca de la identidad de Tarsis, otro hijo de Javán. Hay declaraciones en otros pasajes de las Escrituras que llevan a una cierta confusión.
Por ejemplo, era la opinión de Sayce (como de otros eruditos), que Tartessos, en España, fue probablemente uno de los asentamientos iniciales de Tarsis. Sin embargo, el Antiguo Testamento habla de marfil, simios y faisanes traídos por las naves de Tarsis (2 Crónicas 9:21). Estos animales no son de esperar como procedentes de la península ibérica. Pero Sayce argumenta que lo que se indica es sencillamente que los mercaderes de Tartessos o Tarsis, comerciaban con estos artículos, que quizá recogían en algunas partes de la costa africana y vendían en otros lugares del Medio Oriente.
La Septuaginta traduce Tarsis en Isaías 23:1 como Karkedonos (karchedonos), que era la forma griega para el nombre de Cartago en África del Norte.
Aunque los fenicios parecen haber tenido muchas relaciones comerciales con Tartessos, el puerto original mismo no pudo haber sido fundado por ellos, según Génesis 10 (donde aparece con claridad que Tarsis está en la línea de Jafet), porque en el Antiguo Testamento los fenicios y cananeos son descritos como descendientes de Cam. Los cartagineses, como colonos fenicios, mantenían incluso en tiempos de Agustín que ellos eran cananeos.
Por otra parte, los fenicios establecieron también muchas colonias en España. Aquí tenemos una de las dificultades, porque ciertas referencias bíblicas a Tarsis (2 Crónicas 9:21 y 20:36) han llevado a algunos eruditos a suponer que tiene que haber habido otra Tarsis en el Océano Índico, a la que se podría llegar a través del Mar Rojo. Aunque esta idea es en la actualidad rechazada de manera general, resalta el hecho de que la identificación con Tartessos en España no es totalmente satisfactoria. Es decir, el asentamiento español no aparenta de entrada haber sido jafético, ni los productos que se dice que procedían de allí parecen los propios del lugar.
Sin embargo, Kalisch creía que había suficiente evidencia para justificar la identificación de Tarsis como el pueblo original que se asentó en toda la península ibérica, «hasta donde era conocida por los hebreos, igual que Javán se usaba para designar a todos los griegos».

Los fenicios llegaron más tarde. Cook creía que una pequeña tribu de javanitas se instaló en la desembocadura del río Guadalquivir en España, iniciando con ello la colonia de Tarsis. 
Bochart dice que tanto Cádiz como Carteia, que estaba en la Bahía de Gibraltar, fueron llamadas Tartessos en los tiempos antiguos; también piensa que Cádiz fue edificada por Tarsis, nieto de Jafet, inmediatamente después de la dispersión, y Carteia mucho tiempo después, por los fenicios. Él hace referencia a que, según Herodoto, cuando los fenicios llegaron por primera vez, Tartessos ya existía, y que el rey del país se llamaba Argantonio.
En resumen, es posible que Tarsis, nieto de Jafet, se estableciese en España y que estableciera una capital y un reino que más adelante llegase a ser un centro de intercambio comercial muy empleado por los fenicios, que hacían escala allí mientras se dirigían a puertos del Mediterráneo oriental, llevando mercancías recogidas durante sus singladuras. Estas mercancías pueden haber procedido en parte de España y en parte de África. No es en absoluto imposible que algunas mercancías procediesen de la India por vía del Cuerno de África, porque hay abundante evidencia de que los fenicios eran grandes navegantes.

Quitim (hijo de Javán)
No puede haber muchas dudas de que por Quitim, o Kittim como se escribe a veces, los hebreos entendían a los habitantes de Chipre. Josefo observó que los griegos llamaban la isla Kitión, y que sus habitantes eran conocidos como los kitieis, o kitienos. Con el paso del tiempo el nombre llegó a tener un sentido más amplio, extendiéndose de Chipre a las demás islas del Egeo, y de allí a la península griega e incluso a Italia. Por ejemplo, en 1 Macabeos 1:1 se menciona a Alejandro Magno como procedente de la tierra de Kittim, y en 1 Macabeos 8:5 se hace referencia a Perseo como el rey de Kittim.
En Macabeos 11:30 tanto la Vulgata como la Septuaginta traducen Quitim como romanos. Aunque no hay ninguna referencia, la tierra de Quitim también podría encontrarse en la forma Ma-Chetim. Ma es un prefijo para «lugar». Si es así, puede que tengamos la forma original del término más conocido de Macedonia, la tierra natal de Alejandro Magno.
No hay mucha sustancia en estas observaciones, pero en un sentido general confirman la impresión que se recibe de esta sección de Génesis 10 de que los jafetitas hicieron su hogar alrededor de las costas del Mediterráneo y en sus islas, así como hacia el norte y a través de Europa.

Dodanim (hijo de Javán)
No es mucho lo que se puede decir acerca de este nombre, excepto que parece reaparecer en las Escrituras con la D inicial sustituida por una R (cp. 1 Crónicas 1:7). Si la forma preferida es Rodanim, parece entonces que la isla de Rodas formó un vínculo en una serie de asentamientos de los descendientes de Javán.
El río Rhodonus, esto es, el Ródano, puede haber recibido su nombre de una rama de esta familia establecida en su desembocadura. En Epiro se encuentra la ciudad de Dodona y el condado de Doris. Bochart sugirió que el primer asentamiento de los Dodanim estuvo en el sudoeste de Asia Menor, en la parte del país que los griegos llaman Doris. Es posible también que una forma más corrompida del nombre sea los Dardan, que aparece en las inscripciones de Ramsés II, designando a un pueblo de Asia Menor no alejado de Licia, y que posiblemente esté en la raíz del término «Dardanelos». En el actual estado de conocimientos sobre la antigüedad, poco más se puede decir de los descendientes de Dodanim.

Extracto: El Origen de las Naciones. Arthur C. Custance.