29/10/16

Heber o Ibero (Hijo de Sala)

"Sala (hijo de Arfaxad y nieto de Sem), engendró a Heber; y Heber procreó a Peleg que engendró a Raga; y éste a Seruch; éste a Nacor; y éste a Tharé; y Tharé engendró a Abrán; a quien Dios después le llamó Abraham".

El nombre de Heber (hebreo, Ibero)
Heber, hijo de Sala (1 Cr. 1.18–19, 25) y bisnieto de Sem, fue padre de Peleg (Gn. 11.16), y después tuvo otros hijos e hijas, uno de los cuales fue Joctán (Gn. 10.21, 25)( Gn. 11.16–17).
Algunos lo equiparan con Eberu(m), rey de Ebla en Siria, 2300 a.C.

Heber (hebreo que significa "el que emigra", es igual que el nombre hebreo Habiru). Sus hijos vivieron en una época en la que hubo una "división" como en Babel, quizás entre los que eran "árabes" bajo Joctan, y los que vivían semisedentariamente en tierras irrigadas (ac. palgu) bajo Peleg.
Cuando indagamos entre las naciones descendientes de Noé, el linaje humano ya se había apartado del culto y reverencia debida al verdadero Dios, de modo que la verdadera religión habría permanecido en las generaciones que descienden del tronco de Sem por Arfaxad, Sala y Heber hasta llegar a Abraham.
La primera lengua que usaron los hombres fue la que después de Heber se llamó hebrea, en cuya familia permaneció cuando sobrevino la confusión de lenguas. Y cuando la ciudad de los impíos adquirió el nombre de confusión se llamó Babilonia, no faltó la casa de Heber, donde se conservó la lengua que todos usaban antes.
El mismo Heber llamó a su hijo “Peleg”, porque nació cuando se dividió la tierra por las lenguas, de manera que su nombre equivale a la frase «en sus días se dividió la tierra».
Heber no dejó esta lengua a toda su descendencia, sino solo a aquellos cuyas generaciones llegan a Abraham. Tampoco Abraham, que tuvo esta lengua, la pudo dejar a todos sus hijos, solo a aquellos que nacidos y propagados por Jacob, haciendo más insigne con su multiplicación el pueblo de Dios, llegaron a poseer las promesas de Dios y la estirpe y linaje de Cristo.

El nombre Heber parece haberse usado como descripción poética de Israel en Nm. 24.24.
"Eber" jefe de una familia sacerdotal de Amoc, que regresó de Babilonia a Jerusalén con Zorobabel (Neh. 12.20).
El esposo de Jael, conocido como Heber ceneo (Jue. 4.11, 17; 5.24), aunque vivía separado del resto de los ceneos o herreros nómadas. El contexto sugiere que era un hombre de cierta importancia.

También podemos relacionar filológicamente el nombre de Heber con Iber y con Ebro.
El topónimo Fontibre hace referencia al nacimiento del río Ebro, pues deriva del latín Fontes Iberis (fuentes del Ebro) y es citado por Plinio el Viejo cuando lo sitúa en las cercanías de la ciudad romana de Julióbriga en Cantabria (España). Fontibre es una localidad que alberga la surgencia de las aguas del Ebro en su recorrido subterráneo por las calizas del monte Guariza, lugar que tradicionalmente se ha considerado como el nacimiento del río Ebro (ibero, hebreo). 
Cuenta la leyenda que Heber o Ibero reinó dando su nombre a la Península Ibérica, y de su descendiente Ispan, se derivaría el nombre de Hispania. 
El nombre de Iberia, en un principio solo se refería a una pequeña parte de la Península, era una parte de la actual Huelva.
Jorge Alonso, en su artículo "Nuestros oscuros orígenes" (en "Selecciones de Misterios de la Arqueología" nº3) hace una propuesta sugerente: “Diferentes pueblos mediterráneos (entre los que encontraríamos a íberos, etruscos y sardos) provendrían de un Sahara inusitadamente fértil hace 10.000 años coincidiendo con el llamado "óptimo holocénico". Cuando esta inmensa llanura empezó su desecación inexorable, la citada población neolítica (que hacía uso de la cerámica desde tiempos remotos) cruzó el estrecho de Gibraltar y pobló la franja mediterránea y atlántica de Europa, dando inicio a la cultura megalítica. Así, es posible que los íberos, y otros pueblos del entorno mediterráneo y atlántico, estén emparentados con los hebreos”.
Todo hace pensar que las tres primeras invasiones provenían de la Península Ibérica, y no fueron protagonizadas por indoeuropeos, sino por semitas. Fueron íberos los primeros ingleses, escoceses, irlandeses, daneses, escandinavos, franceses, alemanes e italianos. Antes de ellos, por los desiertos de permafrost no había nada anterior a la glaciación de Würm.

Irlandeses, bretones, galeses, escoceses, cántabros y levantinos, son los que conservan hoy mayor frecuencia del haplogrupo R1b de todos los pueblos del mundo.
Un importante pueblo ibérico, fue el de los astures, estures o stures, cuyo nombre proviene de la raíz íbera stur, que significa ancho. De los astures descienden los celtas galos conocidos como los esturos, estos llegaron a Italia dando nombre al río Stura. Mucho antes sabemos que el primer pueblo que daría origen al resto de aquellos que estarían llamados a poblar Europa, fue el de los cromañones ibéricos, que originaron el linaje R1b y el H (con una fusión neandertal) al que pertenecen la mayoría de los eberitas (hebreos), que dieron comienzo a la historia de la civilización.

Las leyendas irlandesas cuentan la colonización de los descendientes de Noé. La configuración étnica y cultural de Hibernia (Irlanda), se produciría antes de la Era cristiana, de la mano de los pueblos íberos, de los oisin y los milesianos. Éstos se originaron en Iberia, igual que los pelasgos, asentándose posteriormente en el reino de Escitia, de donde partirían a Egipto en donde gobernaban sus parientes, una casta egipcia real faraónica, lo que también confirma el estudio de ADN de numerosos faraones y princesas egipcias, entre ellos Thot.ank.aton (conocido después como Tutankamon) descendiente de An.ken.aton o Akenaton (el faraón Amenhotep IV) reformador religioso que abandonó el culto a Amón por el de Atón (átomo) o disco Solar, cuyo propósito era instaurar el monoteísmo.

El gaedil Brath, descendiente también de Noé tuvo como a hijo a Breogan, fundador de Brigantia capital de los brigantes gallegos (A Coruña).
Los descendientes de Breogan, fueron Ith y Bile, éste último padre de Míl (Golam), Míl llega al reino Escita que fundaron sus parientes y de regreso a Iberia, llega al reino de Egipto, también fundado por sus antepasados y se casa con una princesa egipcia, de su misma casta o raza (los príncipes y princesas egipcias solo se casaban con miembros de su misma etnia). A su regreso a Iberia, Míl afianza el reino brigante. Desde las costas de Iberia su tío Ith, desde la torre de Breogan, descubre la tierra de Hibernia y las islas Hébridas.

Los brigantes, según los autores clásicos eran el pueblo más numeroso de Inglaterra, siendo originarios de la Península Ibérica. Cuenta la mitología celta cómo la etnia cántabra de los oisin y los milesianos, colonizaron el archipiélago británico. Diversos estudios genéticos han corroborado un nexo de sangre entre Iberia y las Islas Británicas. 

Los íberos, era como llamaban los antiguos escritores griegos a las gentes del levante y sur de la Península ibérica para distinguirlos de los pueblos del interior, cuya cultura y costumbres eran diferentes.

De estos pueblos escribieron: Hecateo de Mileto, Heródoto, Estrabón o Rufo Festo Avieno, citándolos con estos nombres, al menos desde el siglo VI a.C.:
elisices, sordones, ceretanos, airenosinos, andosinos, bergistanos,ausetanos,indigetes,castelanos,lacetanos, layetanos,cossetanos,ilergetas,iacetanos,suessetanos, sedetanos,ilercavones,edetanos,contestanos,oretanos,
bastetanos y turdetanos.

El ibérico era una lengua paleohispánica pre-romana, hablada por los íberos en toda la costa mediterránea peninsular. Su extensión iría desde el río Hérault en Francia al norte, hasta el sur de Porcuna en Jaén (España).
De los pueblos prerromanos, se cree que eran de lengua íbera los siguientes: ausetanos (Vic, Gerona), ilergetes (Lérida y Huesca hasta los Pirineos), indigetes (costa de Girona), layetanos (Barcelona), cossetanos (Tarragona), ilercavones/ilergavones (Castellón y Tarragona), edetanos (Valencia, Castellón y Teruel), contestanos (Valencia, Elche, Cartagena y Albacete), bastetanos (Granada, Almería, Murcia y Albacete) y oretanos (Jaén, Ciudad Real y Albacete). Los túrdulos y turdetanos se consideran habitualmentes como hablantes del tartesio.

Algunos investigadores consideran el íbero como una lingua franca que se había extendido gracias al comercio, espoleado por el contacto con los griegos focenses, mientras que otros investigadores consideran al íbero como la lengua materna de un grupo y lingüísticamente homogéneo.
La escritura ibérica constituye uno de los principales testimonios del desarrollo cultural con personalidad propia de los íberos. Se conocen tres tipos de escrituras paleohispánicas: la escritura del suroeste, la meridional y la ibérica levantina. Además se escribió lengua ibérica con alfabeto jónico prácticamente sólo en territorio contestano, como lo testimonian algunos plomos encontrados en la Serreta de Alcoy, grafitos sobre cerámica procedentes de la Isleta de Campello (ambos en Alicante) y el plomo de El Cigarralejo (Mula, Murcia).

La lengua íbera está documentada por escrito, fundamentalmente, en signario ibero nororiental (o levantino) y ocasionalmente en signario ibero suroriental (o meridional) y en alfabeto greco-ibérico. Las inscripciones más antiguas de esta lengua se datan a finales del siglo V a.C. y las más recientes a finales del siglo I a.C. Los textos en lengua íbera se saben leer razonablemente bien, pero en su mayor parte son incomprensibles, puesto que es una lengua sin parientes suficientemente cercanos que sean útiles para la traducción de textos.

Iberia Caucásica.
Iberia o Iveria era el nombre usado por los antiguos griegos y romanos para designar al antiguo reino de Kartli (siglo IV a.C. a siglo V d.C.), que ocupaba el este y el sudeste de la actual República de Georgia. El área estaba habitada por varias tribus emparentadas entre sí, llamadas generalmente íberos. Se usan los términos Iberia caucásica o Iberia del Este para distinguirla de la Península ibérica.
Los moscos (Tubal y Mesec hijos de Jafet) mencionados por varios historiadores clásicos, y los sasper sus posibles descendientes nombrados por Heródoto, podrían haber tenido un papel relevante en la consolidación de las tribus de la región. Los moscos se habrían trasladado al noreste en una migración. La principal tribu eran los mtskheta, que darían nombre a la capital.
Los autores medievales georgianos llamaban a su primer asentamiento Arrian-Kartli, bajo el gobierno persa de la dinastía aqueménida. Tras ello, fueron gobernados por un príncipe local conocido como Mamasakhlisi.
La fuente medieval de Moktsevai Kartlisai (Conversión de Kartli) habla además de Azo y su gente, que se asentaron en la futura capital de Mtskheta. Otra crónica del país, Kartlis Tskhovreba (Historia de Kartli), dice que Azo sería un oficial de Alejandro Magno que asesinó a una dinastía local y conquistó el territorio, siendo expulsado por Pharnawaz I de Iberia.

Fuentes:Génesis y Antiguo Testamento de La Biblia.

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