17/12/20

Lebe - La Serpiente Dogon IV

 

El pueblo Dogon del Sahel, en África Occidental, puede ser la prueba más consistente de que la Tierra fue visitada en una época remota por seres del espacio exterior.

Según los dogon, en la montaña sagrada Youga Dogorou tuvieron lugar los primeros signos que anunciaban la llegada de los Nommo desde Sirio. La montaña, un día de repente se puso de color rojo y en la aldea crecían calabazas gigantes que nadie había plantado.

Y en esa montaña sagrada, según los dogón, se produjo la primera muerte de un nommo. No saben con certeza como pasó, pero los dogon aseguran que el nommo fue “crucificado” y al poco resucitó. Y dicen que volverá para salvar al mundo.

La tradición Dogon dice que hasta la zona de la meseta de Youga Dogurou, a plena luz del día, se vió una estrella muy brillante a la que llamaron “Ie-pelu-tolo”: La estrella de la décima luna. Lo curioso es que al llegar a la Tierra, esta estrella ya no tenía forma circular, sino que parecía una gran cesta o pirámide de base cuadrada. Para los dogón, este objeto fue un problema porque cuando aterrizó quemó plantas, animales y personas, y este sería el origen de los albinos. Por eso los albinos son especiales para ellos, los temen y los repudian.

De ie-pelu-tolo salieron ocho Nommo que tenían cuerpo de pez, 40 dientes muy afilados, no tenían orejas, y para escuchar ponían sus manos sobre unos orificios laterales. Los ojos eran rojos y en el cuello tenían arrugas. Solo tenían 3 dedos y vivían en el agua. Esos seres bajaron a la Tierra para enseñar a los hombres. Vivieron con los dogón y les enseñaron a cómo cultivar la sabana y a fabricar herramientas.

Pero esos seres también capturaban a personas y los mataban. Según sus historias, les introducían una lengua bífida por la nariz y les extraían la sangre. En el año 2.000, algunos dogón han vuelto a ver a los supuestos nommos, y los describieron con el pelo muy largo y medio cuerpo de pez. Los vieron como se movían por el suelo sin tocarlo.

Significativamente, el término “nommo” en la lengua Dogon se relaciona con el agua; también suelen referirse a ellos como “Maestros del Agua” e “Instructores”. Los describen como seres anfibios, mitad hombres; localizan su recalada en algún punto ubicado al nordeste del territorio en el que actualmente se asientan.

Esto establecen inquietantes paralelismos con la leyenda Sumeria de los Oannes, recogida por el historiador babilónico Beroso. Según el mito sumerio, los Oannes tenían forma de pez mezclada con hombre, y surgieron del Mar Rojo.

El contacto de los Dogon con los dioses de Sirio acabó en una liturgia, un ritual en el que se baila frenéticamente entre 3 y 5 días. Se bebe cerveza de mijo y se exhiben 28 tipos de máscaras. Todas ellas hacen alusión a los nommos. La máscaras, que se llaman Ka nagas, tienen forma de H.

14/12/20

Lebe - La Serpiente Dogon III

 

El culto de Lebe está relacionado con el ciclo agrícola. En todos los pueblos dogón hay un santuario Lebe.

El santuario está a cargo del líder espiritual de la aldea, el hogon, sacerdote principal de la deidad. Se dice que Lebe visita al hogon cada noche en forma de serpiente para purificarlo y darle fuerza e inspiración.

La secta Lebe adora al antepasado Lébé Serou, el primer ser humano mortal que en el mito Dogon, se transformó en una serpiente. El altar es una estructura cónica puntiaguda sobre la cual el Hogon ofrece mijo hervido mientras menciona en su bendición ocho granos más uno. Luego, el Hogon realiza algunos rituales en su casa que es el hogar de Lebe. El último día, todos los hombres del pueblo visitan todos los altares de Binou y bailan tres veces alrededor del altar de Lebe. 

La divinidad elegida para el mes de agosto en el calendario damanhuriano es Lebe, que en la mitología del pueblo Dogón es el ancestro de toda la humanidad, aquel que se ofrece a sí mismo para que puedan nacer otros seres humanos. 

El dios creador es Amma, la celebración es una vez al año y consiste en ofrecer mijo hervido en el altar cónico de Amma, y todas las sectas están dirigidas al dios Amma. 

En su tradición, el dios creador de todas las cosas, Amma, indicó a Lebe que fingiese estar muerto y que se dejara enterrar. De esta manera, el cuerpo de Lebe podría ser devorado por la serpiente enviada por el mismo creador. La serpiente, después de la comida, vomitó algunas piedras que fueron colocadas en el suelo reproduciendo el diseño del cuerpo humano. De ellas se generaron todas las mujeres y todos los hombres, mientras que Lebe, en la forma de una serpiente, continuó su vida asociada a la tierra, la vegetación, a todo lo que muere y renace. A través del sacrificio y la transmutación de su cuerpo físico Lebe es una especie de padre de toda la humanidad. 

En el mito de los Dogón la creación de la humanidad se realiza a través de un acuerdo entre la divinidad y un antepasado, que es un iniciador divino consciente y por elección de la estirpe que de él deriva. Su figura atrae la conciencia de todos los seres humanos de ser el fruto de una elección de sus antepasados y no solamente de una intervención divina. 

Las piedras que salen del cuerpo de la serpiente que engulló a Lebe, representan no solo a los seres humanos, sino también a las relaciones sociales, la comunidad, el matrimonio, el respeto, y recalcan la voluntad precisa no solo de existir, sino también de elegir los propios valores y de ordenar la manera para ser un pueblo. 

Sobre las paredes de los Templos de la Humanidad, Lebe está representado señalando el firmamento pintado en el cuerpo de la diosa egipcia del cielo Nut, para compartir la conexión con las estrellas y el universo con cualquiera que vea las preciosas pinturas de las paredes del templo. Lebe nos invita a cuestionarnos sobre el origen de la humanidad, sobre quiénes somos realmente y cual es la verdadera historia de nuestro planeta, en relación a una civilización galáctica mucho más grande. 

Lebe, a través de caminos arcanos y misteriosos, conoce los secretos del firmamento y nos los señala, dibujados en el cuerpo de Nut, que es una fuerza divina también ligada al renacimiento. Tal vez, el mensaje del héroe Dogón es este: “Estamos vivos y nacemos y renacemos continuamente para seguir viviendo, para que de esta manera podamos participar en la realización de los designios universales”. 

Lebe nos invita a reflexionar sobre la importancia de la conciencia del por qué existimos: Nosotros “existimos” porque quisimos existir, porque a través de un acuerdo con una fuerza mayor que nosotros decidimos participar en el gran juego de la vida en las formas. 

Lebe nos recuerda que no solo hemos descubierto que existimos, lo hemos decidido: Esto es una gran responsabilidad y una gran fuerza. Cada vez que nos enfrentamos a los desafíos que nos encontramos, elegimos existir con más intensidad, ser una parte más consciente del universo. Afrontar con coraje y compromiso los problemas colectivos de esta época y los del planeta, con el mismo sentido de responsabilidad y atención con que tratamos nuestros problemas personales, nos permite afirmar nuestra voluntad de crecer.

https://www.damanhurblog.es/2020/08/27/articulos-principales/lebe-el-ancestro-consciente/

Continuará...


7/12/20

Lebe - La Serpiente Dogon II

 

                              El Arca primordial KORO NA

La leyenda Dogon afirma que la fuente primigenia del saber astronómico fueron los “Nommos”, seres que llegaron a la Tierra procedentes del satélite de Emme Ya, aproximadamente hacia el año 3.000 A.E.C.

El primer Nommo, primer antepasado que bajó a la tierra, obtuvo el permiso y la gracia del Dios Amma para emprender su viaje. Para ello construyó un Arca en la que introdujo todo lo necesario para su viaje así como las herramientas, simientes y todo tipo de útiles que necesitaría al llegar a la tierra. El arca descendió sujeta por un hilo de cobre, como el suelo estaba seco, el Nommo se convirtió en caballo para tirar del arca hasta que llegaran las lluvias. El arca fue flotando ayudada por caballos hasta el lugar en donde están actualmente asentados los Dogon.

En la imagen, observamos una pequeña reproducción del Arca a las cuatro parejas de gemelos, son los Nommos, los antepasados primordiales, nacidos de una pareja de barro modelada por Amma. Pero primeramente Amma se unió a la Tierra, que convirtió en su esposa, y de esta unión nació un hijo imperfecto el Chacal Pálido, Yurugu, con la apariencia de hombre y de serpiente.

La Tierra le dio un segundo hijo, Nommo, a la vez macho y hembra, maestro de la palabra, que transmitió sus enseñanzas a los ocho antepasados primordiales, que a su vez fueron bajando a la tierra a transmitir sus conocimientos a los hombres. Los ocho Nommos son al mismo tiempo hombre y mujer.

Vemos también la Serpiente, que es el séptimo Nommo, que fue matado y transformado en la serpiente Lebe a la que desde entonces se rinde culto. Lebe fue la encargada de transmitir la palabra a los hombres para poder así comunicar con los espíritus. Lebé protege los campos y regenera la tierra, sus mudas son signo de renovación.

También aparece el cocodrilo, animal mítico de los dogon, representado en las pilastras de Toguna (la Casa de la Palabra), en las puertas de granero y en numerosos objetos sagrados o utilitarios. El cocodrilo representa a Binu Seru, uno de los antepasados primordiales que al igual que los otros representa uno de los cuatro elementos de la naturaleza, el agua, como Lebe Seru representa la tierra, Diogu Seru el fuego y Amma Seru el aire.

Continuará...

Fuente:http://www.artedeafrica.com/detalle-exposicion.php?id=1753&category_id=44


5/12/20

Lebe - La Serpiente Dogon I

 

El pueblo Dogon se encuentra en Mali, un país africano situado en la frontera del Sahara, cerca de África Occidental y más de 1.500 kms. del Atlántico.

En los acantilados de Bandiagara hay cuevas construídas y alrededor de las paredes sus casas son construcciones hechas con barro y techo de paja, en algunos casos hay que subir hasta 200 metros para poder ver cómo viven, a algunas de ellas sólo se puede llegar trepando por estrechos escalones tallados en las grietas de las paredes.

Todos los pueblos dogones son regidos por un líder llamado Hogon, el cual es elegido entre los más sabios y viejos de la aldea. La iniciación del líder electo dura alrededor de seis meses, periodo en el que no se le está permitido afeitarse o lavarse, lleva ropas blancas y nadie puede tocarlo. Una virgen joven se encarga de su aseo, de su casa y de preparar su comida. Tras terminar su iniciación, vestirá con un gorro rojo y un brazalete con una perla sagrada.

La virgen que lo cuida reemplaza una de sus esposas, pero debe regresar a su casa, ya que el Hogon debe vivir solo. Es durante la noche que la Serpiente sagrada Lebe lo viene a purificar y transferir su sabiduría.

Lebe, es la serpiente sagrada que fue el primer humano mortal que se convirtió en serpiente, cuyo culto se celebra una vez al año y dura tres días, su altar es de forma cónica donde el Hogon ofrece mijo, mientras recitan bendiciones, posteriormente el Hogon realiza otros rituales en su casa puesto que también es el hogar de Lebe. En el último día todos los hombres de la aldea visitan los altares y hacen la danza Binou tres veces, finalmente el Hogon los invita a beber la cerveza de mijo a todos los que ayudaron.

Los dogones son un pueblo diferente al resto de comunidades africanas. Las tradiciones culturales de su comunidad demuestran que viven en completa armonía social, no hay crímenes, ni suicidios en sus aldeas. La vida es de carácter sagrado, por ende cualquier disputa se soluciona pacíficamente. Esta civilización conoce la escritura moderna y tienen la capacidad de registrar su historia y cultura en papel, sin embargo la mentalidad hace que prefieran transmitir sus tradiciones de forma oral.

Pocos son los que conocen sus antecedentes históricos, pero el legado de las antepasados está en las paredes cavernosas de Bandiagara, rescatado en pinturas y pictogramas, que hace poco han sido descifrados.

Según la cosmogonía dogon, el universo se originó a partir de una estrella muy pesada a la que llaman Po Tolo. Po Tolo es invisible, en el sentido de que no puede verse mirando al cielo, pero gira en torno a la estrella más brillante del firmamento nocturno: Sigu Tolo, según su nombre occidental, Sirio, efectivamente es un sistema doble, con una estrella muy densa imposible de ver sin un potente telescopio, Sirio B, que gira en torno a su hermana Sirio A. ¿Cómo llegaron los dogon a conocer su existencia?. Además los dogon describían su órbita elíptica con bastante exactitud, y por otro lado, también parecían poseer otros conocimientos sorprendentes, como que Júpiter (al que llaman “Dana tolo”) tiene cuatro lunas y Saturno anillos. Realmente sorprendente si tenemos en cuenta que muchos de estos astros no son visibles sin el uso de un telescopio, y estos conocimientos datan antes de que los occidentales los descubriesen.

Continuará...

24/11/20

Altar de la Serpiente (Patara)

En Turquía un grupo de arqueólogos anunció el descubrimiento de un altar tallado en mármol y con una figura de serpiente que data más de 2.000 años de antigüedad, según las primeras estimaciones.

El hallazgo se produjo durante excavaciones en la ciudad de Patara, provincia de Antalya, informaba el medio turco Yeni Safak.

Es la primera vez que un altar de esa naturaleza, en el que la serpiente tallada parece enrollarse en torno a la piedra, es encontrado en la llamada “cuna de las civilizaciones”, como se conoce también a la antigua ciudad de Patara debido a los muchos y florecientes asentamientos que albergó.

El objeto, que además tiene inscripciones en griego, fue descubierto en un área cercana a los baños y muros de la época romana. Se han encontraron altares similares en algunas ciudades antiguas en el suroeste de la provincia de Muğla, pero nunca habíamos visto un ejemplo así en Patara.

Este altar da muestra de las relaciones de la gente de Patara con el mundo exterior, explicó Mustafa Koçak, académico del Departamento de Arqueología de la Universidad de Antalya Bilim y vicepresidente del equipo de excavación que hizo el descubrimiento. Koçak agregó que los antiguos habitantes de la zona eran politeístas y solían hacer ofrendas para apaciguar a los dioses del inframundo, con los cuales se cree que está relacionada la figura de la serpiente en el altar recientemente hallado. El objeto ritual será exhibido en el Museo Demre.

Fuente:https://www.anabad.org/encuentran-en-turquia-un-altar-de-2-000-anos-al-que-enrolla-una-serpiente-de-piedra/

18/11/20

Columna de las Serpientes (Turquía)


La Columna de las Serpientes (en turco: Yilanli Sütun), también conocida como Trípode de Delfos y Trípode de Platea, es una antigua columna de bronce situada en el antiguo Hipódromo de Constantinopla, actualmente Plaza Sultán Ahmet de Estambul (Turquía), el lugar fue conocido como Plaza de los caballos durante el período otomano.

La columna, que forma parte de un trípode de sacrificios de la Antigua Grecia, originariamente se encontraba en Delfos y fue trasladada a Constantinopla por Constantino I el Grande en el año 324.

La columna, de ocho metros de alto, contaba con tres cabezas de serpientes que permanecieron intactas hasta fines del siglo XVII. Una de ellas se exhibe actualmente en el cercano Museo arqueológico de Estambul.

La Columna de las Serpientes es de los tres objetos de la Grecia y Roma antiguas (su origen se remonta a hace unos 2.480 años) que se mencionan más extensamente en la literatura y que aún perduran en la actualidad. Junto con el trípode de sacrificios y el cuenco de oro originales (ambos desaparecidos hace tiempo), formaba parte de un trofeo u ofrenda dedicada a Apolo en Delfos. Dicha ofrenda se realizó en la primavera del año 478 a.C., varios meses después de la derrota del ejército aqueménida en la batalla de Platea (agosto de 479 a.C.) a manos de las ciudades estado griegas, que se habían aliado para repeler la invasión persa a la Grecia continental.

Entre los escritores antiguos que hacen alusión a la Columna se puede encontrar a Heródoto, Tucídides, el pseudo-Demóstenes, Diodoro Sículo, Pausanias, Cornelio Nepote y Plutarco.

Tras la batalla de Platea, el último combate correspondiente a las Guerras Médicas, los griegos construyeron una columna de bronce con tres serpientes entrelazadas (en griego: Τρικάρηνος Όφις Serpiente de tres cabezas), cuyos cuerpos formaban la columna, para conmemorar la participación de las 31 ciudades estado griegas en la batalla.

Según Heródoto, la columna de bronce se construyó utilizando armas persas fundidas. Dichas armas también se emplearon para construir un trípode de oro. El monumento se dedicó en su totalidad a Apolo y se situó junto al altar del dios en Delfos, sobre una base de piedra (un capitel bizantino invertido).

Tras describir la victoria griega en 479 a.C. en Platea, Heródoto hace un recuento del botín conseguido, que efectúan los hilotas (siervos espartanos), quienes habían tomado parte en la batalla, y posteriormente registra la decisión griega de dedicarle una ofrenda a Apolo en Delfos:

Una vez reunido el botín, una décima parte fue apartada para el dios de Delfos y, para acoger la ofrenda, se fabricó el trípode dorado que se alza sobre la serpiente de tres cabezas más cercana al altar”.

En el mismo capítulo, Heródoto cuenta que se efectuaron otras ofrendas a Zeus en Olimpia y a Poseidón en el istmo de Corinto. Resulta significativo que se diera preferencia a Apolo en Delfos, a pesar de la ambigüedad de las respuestas del oráculo sobre el resultado de la guerra y de la sospecha de medismo de Delfos.

En su Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano (1776-89), Edward Gibbon menciona la Columna de las Serpientes en los capítulos 17 (sobre la fundación de Constantinopla) y 68 (sobre la entrada triunfal de Mehmed II, quien conquistó la ciudad el 29 de mayo de 1453):

El Circo o Hipódromo era un edificio majestuoso de unos 400 pasos de largo y 100 de ancho. El espacio entre ambas metas u objetivos se hallaba cubierto de estatuas y obeliscos; y sin embargo podemos destacar una pieza antigua muy particular: los cuerpos de tres serpientes retorcidos en forma de un pilar de metal. Las tres cabezas sostuvieron alguna vez el trípode de oro que, tras la derrota de Jerjes, fue consagrado en el templo de Apolo en Delfos por los griegos victoriosos”. (cap. 17)

A partir de la primera hora del memorable 29 de mayo, los disturbios y saqueos reinaron en Constantinopla, hasta la octava hora del mismo día, cuando el mismísimo Sultán cruzó triunfante la puerta de San Romano. Era asistido por sus visires, bajás y guardias, cada uno de los cuales (según un historiador bizantino) era tan robusto como Hércules, hábil como Apolo, e igual en batalla a diez hombres de la raza de comunes mortales. El conquistador miró largamente, satisfecho, y se maravilló de la extraña aunque espléndida apariencia de los domos y palacios, tan disímiles del estilo arquitectónico oriental. En el Hipódromo, la columna retorcida de las tres serpientes atrajo su mirada y, como prueba de su propia fortaleza, hizo añicos con su mazo de hierro o hacha de batalla una de las mandíbulas inferiores de los tres monstruos, que según los turcos eran ídolos o talismanes de la ciudad”. (Gibbon, cap. 68)

La accidentada historia del monumento tras su traslado a Constantinopla puede reunirse a partir de varias fuentes. Según W. W. How y J. Wells, un emperador posterior la convirtió en una fuente de tres bocas, a partir de 1.422 la vieron y describieron varios viajeros, y fue derribada en 1.700, momento en que se rompieron las cabezas de las serpientes.

Marcus N. Tod afirma que en 1.630 se elevó el nivel del suelo, por lo que la inscripción del monumento quedó oculta.

En 1.855 se excavó la base de la columna bajo la supervisión de C. T. Newton, revelándose quince anillos de las serpientes que estaban enterrados y la inscripción, que comienza en el anillo trece y termina en el tres.

El mensaje fue descifrado por C. Frick en 1.856, por Fabricius en 1.886, y por otros con posterioridad. En el anillo trece de la inscripción lacónica figura «Aquellos quienes hicieron la guerra», seguida en los anillos doce a tres por los nombres de treinta y un ciudades estado. La lista incluye ocho ciudades que Heródoto (Libro 9.28) no menciona como presentes en la batalla de Platea, y excluye a Pale, en Cefalonia, a la que el historiador sí había incluido.

El geógrafo Pausanias enumera los nombres en la ofrenda a Zeus en Olimpo, donde se excluyen cuatro de las ciudades grabadas en la Columna de las Serpientes. Tal vez esto se deba a un simple descuido por parte de algún escriba. Pese a que los nombres de las ciudades grabados en la columna no incluyen a otros mencionados por Heródoto como partícipes de la guerra, queda claro que el monumento está relacionado con las Guerras Médicas como un todo, y no sólo con la batalla de Platea. Los anillos doce y trece fueron marcados y abollados por golpes de sable, lo que hizo que la inscripción fuera difícil de descifrar.

La dedicación que Diodoro afirma fue compuesta por Simónides no ha sido hallada. Una de las cabezas de serpiente, a la que le falta la mandíbula inferior, se encuentra en el Museo arqueológico de Estambul.

Pausanias señaló que, aproximadamente un siglo después, los focidios utilizaron el trípode de oro para financiar a la milicia durante la guerra sagrada que involucró al Oráculo de Delfos.

Constantino I trasladó la Columna de las Serpientes a Constantinopla para decorar la parte central del Hipódromo, lugar donde aún se encuentra en la actualidad.

La parte superior de la columna estaba adornada con un cuenco de oro, sostenido por las tres cabezas. El cuenco fue destruido o robado durante la Cuarta Cruzada. Muchas miniaturas otomananas muestran que las cabezas estaban intactas en las primeras décadas posteriores a la conquista turca de la ciudad.

Ahmed Bican, de Galípoli, produjo una pequeña descripción de la Columna en su Dürr-i Meknûn, escrito en tiempos de la caída de Constantinopla. Allí afirma que es un adorno hueco, de bronce, con serpientes entrelazadas, de tres cabezas, y que para los ciudadanos era un talismán que protegía de las mordeduras de serpientes.

De cincuenta a cien años después de la conquista turca de Constantinopla, se documenta que la mandíbula de una de las serpientes estaba perdida. Pese a la leyenda de que Mehmed II, tras ingresar en la ciudad tras conquistarla, habría destrozado parte del monumento, dicha historia es apócrifa. El Nusretname (El libro de las victorias), de Silahdar Findiklili Mehmed Aga, señala que las cabezas se cayeron durante la noche del 20 de octubre de 1.700. Algunas partes de las cabezas recuperadas actualmente se exhiben en el Museo arqueológico de Estambul.

Miniatura otomana perteneciente al Surname-ı Vehbi. En la misma puede apreciarse la Columna con sus tres cabezas de serpiente durante una celebración en el Hipódromo en 1.582.

Fuente:https://es.m.wikipedia.org/wiki/Columna_de_las_Serpientes

15/11/20

Shahmeran (Reina de las Serpientes)

 

En la mitología de Anatolia, Shahmeran es una diosa de la sabiduría y la guardiana de los secretos. Una figura antropomorfa con cabeza de mujer y cuerpo de serpiente. Su historia puede trazarse desde Oriente Medio a la India con diferentes ficciones, una variación se encuentra en el cuento de Las Mil y una Noches con la historia de Jemlia, el sultán del mundo subterráneo.

La representación de Shahmeran es la de un personaje que trata y cura a los enfermos. Shahmeran que posee el secreto de la vida larga y eterna ha sido aceptada como auspiciosa, debido a su compasión, sacrificio y bondad absoluta como se menciona en su leyenda. Por eso su imagen se cuelga en la pared del dormitorio de las niñas y chicas jóvenes, especialmente en la zona oriental y sudoriental de Anatolia.

Asimismo, en la región del mar Egeo, es muy común entre las novias usar un pañuelo, para cubrir la cabeza, bordado con Shahmeran. El uso del "Shahmeran", collar de plata con cuentas en forma de serpiente, también es bastante común entre las novias de Anatolia. Aparte de los pañuelos que generalmente cubren el cabello utilizan bordados de Shahmeran en la tela de los fardos de novia y de cortinas.

LA LEYENDA DE SHAHMERAN

Camsap cae en un pozo y llega accidentalmente a una cueva subterránea dirigido por un escorpión, y ahí encuentra a Shahmeran, Reina de las Serpientes. Shahmeran carece totalmente de defensa ante las ambiciones y codicia de los humanos, a pesar de saber todo tipo de secretos, y tiene que esconderse. Cuando Camsap quiere volver a la tierra, al principio ella se niega, pero luego le libera bajo una condición: que no mencionará a nadie de su existencia. Pero Camsap no cumple con su promesa, y menciona la ubicación de la cueva al diabólico visir de un sultán persa, que tiene una enfermedad mortal. Según cuenta la leyenda, el tratamiento sólo es posible si el sultán come carne de Shahmeran. Shahmeran le dice a Camsap que cuando hierva su carne debe dejar al visir que beba el primer caldo, mientras que el sultán debe tomar el segundo. Camsap debe ser paciente y esperar a tomar el tercero.

El visir impaciente y ambicioso bebe el primer caldo y es envenenado. El sultán bebe el segundo y se cura completamente. Camsap bebe el resto convirtiéndose en un visir sabio y sofisticado. Dr. Nese Yildiran (Encyclopedia Mythica)

OTRA VERSIÓN DE LA LEYENDA

Al comienzo de la historia, un leñador llamado Djansah, desciende a un pozo para recoger miel de una colmena y descubre la entrada al mundo subterráneo habitado por Shahmeran, Reina de las Serpientes. Las serpientes le aprehenden y se lo llevan a su reina. Djansab le cuenta su vida y Shahmeran, a su vez, confiando en el joven le revela todos sus secretos. Al no querer que el leñador revele estos secretos al mundo exterior, Shahmeran decide mantener al joven en su guarida. Pasan los años, durante los cuales Djansab trata de sobrevivir como puede en ese lugar. Al no poder resistir más sus ruegos, Shahmeran toma un día la decisión de liberarle. Ella le aconseja que no divulgue los secretos que ha aprendido bajo tierra, y sobre todo de no ir al hamam/baño, donde su piel cambiaría instantáneamente en escamas de serpiente, revelando de esta manera que es el hombre que ha visto a Shahmeran.

Por lo tanto Djansab volvió al mundo de los hombres y no habló con nadie sobre lo que había experimentado. Pero el sultán de su país cayó enfermo y el único remedio capaz de curarle era el cuerpo de Shahmeran. Los soldados comenzaron a buscar por todo el país una persona que hubiera estado en contacto con la Reina de las Serpientes. Sabiendo que la piel de ese hombre se convertiría en piel de serpiente al contacto con el agua, obligaron a todos los habitantes a ir de uno en uno al hamam. Djansab logró escapar de los hombres del sultán, hasta que finalmente un día fue capturado y llevado a la fuerza al baño. El acto de lavarse inmediatamente reveló su secreto cuando su cuerpo se cubrió de escamas. Bajo tortura, se vio obligado a revelar dónde vivía Shahmeran. Por consiguiente la reina fue capturada, matada en el baño/hamam Shahmeran y cortada en tres pedazos que llevaron al sultán. El sultán se curó y recompensó a Djansab nombrándole visir.

Según la leyenda, las serpientes no son aún conscientes de la traición involuntaria de Djansah, y atacarán a todos los hombres el día que se enteren.

Fuente: Ministerio de Cultura y Turismo (Texto de Serap Şahin)


11/11/20

Reyes Nagas (India)

El dios Krisna baila sobre las cabezas del naga Kalíia, mientras las esposas del naga le oran.

En la mitología hinduísta, los nagas son un tipo de semidioses inferiores con forma de serpiente. La palabra sánscrita naga, posiblemente es un autogentilicio en el idioma de la etnia naga

En el gran texto épico Majabhárata (siglo III a.C.), la representación de los nagas tiende a ser negativa. Se los trata como las víctimas que merecían la muerte en el sarpa iagñá (el sacrificio de serpientes).

El texto los llama “perseguidores de todas las criaturas” y dice que las serpientes tenían veneno virulento, gran poder y exceso de fuerza y siempre intentaban morder a otras criaturas.

Al mismo tiempo, los nagas juegan un papel importante en las leyendas narradas en el texto, frecuentemente no más malvados que los demás protagonistas, incluso a veces del lado de los "buenos". Generalmente en el texto aparecen con forma de humanos y serpientes. Por ejemplo, la historia de cómo el príncipe naga Shesha terminó sosteniendo al mundo sobre sus capuchas comienza con la escena en que él aparece como un dedicado asceta humano, el cabello recogido con un rodete, la ropa hecha jirones, y su carne y piel seca debido a las austeridades que estaba practicando. El dios Brahma queda complacido con Shesha, y le encarga sostener el mundo sobre su cabeza. En este punto, Shesha aparece con los atributos de una serpiente. Entra por un agujero en la Tierra y se desliza hasta el fondo, donde carga la Tierra sobre su cabeza.

El gran némesis de los nagas en el Majabhárata es el gigantesco hombre-pájaro Garudá.

El sabio Kashiapa tuvo dos esposas, Kadru y Vinata. La primera quería tener muchos hijos, y la segunda quería tener pocos pero muy poderosos. El sabio cumplió sus deseos, Kadru puso mil huevos (de los que nacieron serpientes) y Vinata puso dos huevos de los que nacieron Aruna (el auriga de Suriá) y Garudá.

Por una apuesta, Vinata y Garudá se convirtieron en esclavos de Kadru y tuvieron que cumplir las órdenes de las serpientes. Aunque Garudá cumplía todos los caprichos de los nagas, se generó en él un rencor al que nunca renunciaría. Cuando le preguntó a las serpientes lo que tendría que hacer para ser liberado de su cautiverio, le dijeron que tendría que llevarles el amrita, el elixir de la inmortalidad. Garudá robó el elixir de los dioses y se lo llevó a las serpientes, con lo que cumplió la orden, pero mediante una trampa evitó que lo repartieran y obtuvieran la inmortalidad. Desde ese momento, él las consideró enemigos y comida. 

Matali, el auriga del dios Indra, quería casar a su hija Gunakeshi. Se acercó al naga Ariaka y le propuso casarla con su hermoso nieto Sumukha. Ariaka replicó que Garudá había declarado su decisión de devorar a ese nieto, tal como ya había comido a su hijo. Matali persuadió entonces a Indra y a Visnú para que le dieran a Sumukha un trago de amrita (el elixir de la inmortalidad). Sumukha tomó la poción y pudo casarse felizmente con Gunakeshí.

Dice el Majabhárata que Kadru, la madre ancestral de las serpientes, hizo una apuesta con su hermana Vinata, cuya prenda era que la perdedora sería esclava para siempre de la ganadora. Ansiosa por asegurarse la victoria, Kadru les pidió ayuda a sus hijos. Ellos se negaron, por lo que Kadru se enojó y los maldijo para que murieran en un ”sacrificio de serpientes” que realizaría un rey Yanam Eyaiá, hijo de Majarash Paríkshit, a principios de la era Kali Yuga (para la que faltaban unos 4 millones de años), nieto de Abhimaniu y bisnieto de Aryuna.

Vasuki (rey de las serpientes nagas) supo de esta maldición. Entonces fue a buscar al asceta Yárat Karu (vieja acción) para ofrecerle en matrimonio a su hermana, que quedó registrada en la leyenda como Yárat Karu Priiá (amada de Yáratkaru), Bhaguiní Yárat Karu (esposa de Yáratkaru), Yárat Karu Bhaga (la vulva que utilizaba Yáratkaru).

De la unión del humano con la serpiente nació un niño con la piel estriada y brillante. El hijo se llamó Astika.

Cuando el rey Yanam Eyaiá finalmente hizo el sacrificio de serpientes para matar a Taksaka (hermano de Vasuki), comenzó a atraer hacia el fuego a todas las serpientes del mundo. Entonces el sabio Astika se acercó al rey, elogió el sacrificio en términos tan elocuentes que el rey le ofreció cualquier favor que quisiera. Astika inmediatamente le pidió que acabara con el sacrificio. Aunque primero se arrepintió de su oferta, finalmente Yanam Eyaiá cumplió su palabra e interrumpió el sacrificio.

Cuenta el Majabhárata que Vasuki (uno de los tres reyes de los nagas, siendo sus hermanos Shesha y Taksaka) ayudó a los devas (dioses) y a los asuras (demonios) a extraer el amrita (el elixir de la inmortalidad) del océano de leche (uno de los océanos concéntricos que rodearían la India, según los hinduistas) siendo utilizado como cuerda, enroscado en el monte Mandara para batir las profundidades del océano. 

Varuna, el dios védico de las tormentas, es considerado el rey de los nagas que viven en los Patala, el séptimo planeta del inframundo. Son hijos de Kashiapa y Kadru. Entre los más importantes se cuentan Manasá, Shesha Naga, Vasuki y Taksaka. En el norte de la India, hay comunidades que se hacen llamar naga vanshi (linaje de los nagas) porque se consideran sus descendientes. Según una tradición, los hindúes creen que el gramático Patanyali era una encarnación de la serpiente divina Adi-Sesha Naga.

El Nilamata-purana, del siglo VII menciona que el valle de Cachemira está habitado por dos tribus: los nagas y los pisachas.

A los pisachas les gusta la oscuridad y tradicionalmente frecuentaban lugares de cremación, junto con otros monstruos como los bhutas y los vetalas. Los pisachas tienen el poder de asumir diferentes formas a voluntad, y también pueden llegar a ser invisibles. Se alimentan de las energías humanas. A veces, poseen a los seres humanos y alteran sus pensamientos, y las víctimas son afectadas por una variedad de enfermedades y anomalías como la locura. Se supone que ciertos mantras pueden ahuyentar al pisacha que posee a esa persona en particular, lo que cura la enfermedad. Con el fin de mantener alejados a los pisachas, se les da una parte de las ofrendas durante ciertas funciones religiosas y festivales.

Lugares donde donde viven los nagas:

    -Patala (o Nagaloka), el séptimo de los planetas infernales del inframundo. Su capital se llama Bhoga Vatī.

    -Lago Mana Sarovara, lago de los grandes nagas Monte Sumeru.

    -Nagalandia, en el noreste de la India, habitado actualmente por tribus nagas.

    -Kacha Naga, tribus nagas que viven fuera de Nagalandia.

    -Naggar, pueblo en la cordillera de los Himalayas (en el Tíbet), que deriva del nombre de las tribus nagas.

    -Nagpur, ciudad india cuyo nombre deriva de Naga Pura (ciudad de nagas).

    -Océano Pacífico, según un mito camboyano.

    -El pozo de Shesna, en Benarés (a orillas del río Ganges), que se dice que es la entrada a los Patalas (infiernos).

    -Nagadaa, sitio en Pakistán donde se cree que se llevó a cabo el genocidio de los nagas (naga iagñá ‘el sacrificio de las serpientes’).

    -Río Mekong, que cruza Tíbet, China, Birmania, Tailandia, Laos, Camboya y Vietnam.

    Fuente: Wikipedia

25/10/20

Ofitas de Perú (IV)

                     Mina de Topía

En la provincia de Topira, actual Topía en Perú, los conquistadores españoles vieron un templo, frente al cual había un foso que contenía una gran imagen de una serpiente de diversos metales, con la cola en la boca. Un hombre era sacrificado cada año.

Los ancestros peruanos adoraban a las serpientes y las mantenían representadas en sus templos y casas.
La adoración de la serpiente en Perú fue eventualmente reemplazada por la superstición solar de los Incas. Habiéndolo suprimido en su propio país, llevaron a cabo una guerra de proselitismo en los estados vecinos. 

Tupac Yupanqui, el undécimo inca, conquistó a los chacapuyanos y mató a su deidad, la Serpiente. Esa provincia se encontraba al Este de Cajamarca. Luego venció a la Huacrachuca que también adoraba serpientes, y las mantuvieron siempre dibujadas en sus casas y templos.

En la guaca El Toro, un yacimiento arqueológico situado en el distrito de Oyotún, en el departamento de Lambayeque, en el norte de Perú, un equipo dirigido por el arqueólogo peruano Walter Alba (el descubridor de las tumbas reales de Sipán en 1987) hizo un descubrimiento sensacional: un templo megalítico de hace unos 3.000 años donde, muy probablemente, se llevaron a cabo rituales de culto al agua, y que fue levantado por una civilización hasta ahora desconocida.

La monumental estructura está rodeada de imponentes muros. Delante del templo hay una plaza en la que se alza un altar que presenta unos pequeños orificios que, según Alva, son típicos de los altares de agua que se encuentran en otros lugares, y se halla en los manantiales del río Valle de Zaña.
De hecho, la situación del templo es importante, ya que está ubicado en lo que se llama el Tinkuy, es decir, la unión de dos ríos que eran espacios sagrados en las culturas antiguas. La unión del río Nanchoc con el Udima para formar el río Zaña.


15/10/20

Ofitas de Perú (III)


En la ciudad de Chan Chan, al norte de Perú y muy cerca del océano Pacífico, un grupo de investigadores descubrió el que se considera el mayor sacrificio humano no solo del continente americano, sino del mundo entero. Todas las víctimas son menores de edad, de entre 5 y 14 años.

Según ha revelado National Geographic, colaborador en la excavación arqueológica, este curioso ritual tuvo lugar hace 550 años, entre el 1.400 y 1.450, durante la presencia de “El Niño” un fenómeno climático que nace por el calentamiento de las aguas del océano y que provoca fuertes lluvias e inundaciones.
Para el sacrificio, se utilizaron más de 140 niños y 200 llamas jóvenes, que fueron encontrados muy cerca del llamado Huanchaquito-Las Llamas, en un acantilado a 300 m. sobre el nivel del mar.

En un punto concreto del antiguo Imperio Chimú donde ya fueron hallados en 2.011 los restos de otros 42 niños y 76 camélidos. Un descubrimiento que motivó la excavación que ahora ha destapado este ritual a gran escala. Los restos óseos de los cuerpos presentan cortes en el esternón y dislocaciones de costillas, lo que señala que les cortaron el pecho para extraer su corazón. Junto a ellos, un hombre y dos mujeres adultas cuya función en la ceremonia todavía es un misterio.

Todas las víctimas del sacrificio fueron asesinadas y enterradas al mismo tiempo, ya que la capa de barro seco que cubre la fosa, de casi 700 metros cuadrados, permanece prácticamente inalterada.
La mayoría de niños presentan una sustancia roja en el rostro, compuesta por azufre y mercurio, y están enterrados mirando al mar. Posiblemente ofrendaron lo más importante que tenían como sociedad y lo más importante es el futuro, los niños, aseguró Gabriel Prieto, líder de la excavación.

Los expertos han quedado sorprendidos ante la naturaleza de este acto, hasta ahora inexistente en la civilización precolombina chimú. A lo largo de la historia, los sacrificios humanos han formado parte de otras culturas ancestrales como los aztecas, los mayas o los incas, pero jamás en esta zona.

Continuará...

1/10/20

Ofitas de Perú (II)

        Guaca del Dragón en Trujillo (Perú)

La relación próxima entre el hombre andino y las guacas puede comprobarse por la gran cantidad que hay dispersas en el Tawantinsuyu, las mismas que en algunos casos, aún en la actualidad son objeto de veneración. Como centro religioso, las guacas son también famosas por ser el lugar donde se depositaban ofrendas.

En los Andes centrales del territorio del actual Perú, fue el lugar de donde según la mitología inca salió la primera pareja formadora de cada comunidad andina (aillu) después del diluvio universal, de acuerdo al mandato de Apu Kon Ticci Viracocha (en quechua: Apu Qun Tiqzi Wiraqucha), El Hacedor, que les determinó un tiempo y lugar donde deberían resurgir a fin de que se volviera a repoblar la tierra y fueran los padres de las diferentes naciones o comunidades andinas (Manco Cápac y Mama Ocllo fueron una de estas parejas).

Es este lugar de origen (que podía ser una cueva, un árbol, el sitio donde cayó un rayo, un cerro, una mina, un lago, etc.) donde los aillus más prósperos solían construir los respectivos adoratorios de adobe (costa), piedra (sierra) o sobre una isla (lago), lugares que por extensión también fueron conocidos como guacas. También por mandato de Wiracocha, estas primeras parejas fundadoras del aillu retornaban al estado en que salieron a su muerte y se volvían las deidades protectoras (apus) de la comunidad a los que se veneraban.

Los soldados imperiales incas marchaban a la guerra formados por escuadrones de acuerdo a su comunidad de origen y por lo tanto tótems que representaban a su respectiva guaca (el rayo, el cóndor, el cerro, el arcoíris, etc.), por ello una de las maneras más terribles para castigar a los pueblos muy rebeldes era justamente la destrucción de sus guacas y momias, con lo que se rompían los vínculos que mantenían unida a esa comunidad; por la misma razón, cuando se conquistaba un reino de respeto en el que se reconocía de la misma cultura y cosmovisión andina el rey vencido (o un rey aliado de buena fe) era reconocido y llevado con todos los honores a la ciudad del Cuzco, donde a su muerte su momia pasaba a integrar y vivir espiritualmente como un todo con el Ombligo del Mundo, de ahí el estatus de sagrada de la ciudad imperial como mayor centro religioso andino, porque de esta manera la sagrada Guaca Viviente (el sinchi, curaca o Capac, jefe, señor feudal o rey), descendiente de la primera guaca, solo fijaba un nuevo punto de adoración. Tal es el caso del Chimú Cápac o Rey Chimú (descendiente del Señor de Sipán) y de los reyes Lupaca y Zapana de los dos Reinos Collas (aymaras) del Altiplano, derrotado uno, aliado del otro.
En el Cusco, los ceques consistían en líneas imaginarias que partían desde el Coricancha y se dirigían hacia cada guaca, conformando un total de 328 guacas. Cumplían funciones de orden político, social y religioso.
El Coricancha era el principal templo de la cultura inca. Al amanecer del equinoccio, el Sol atraviesa la puerta del recinto oriente y cruza el pasillo de la guaca. Al atardecer realiza el camino inverso. La diagonal del pasillo de acceso señala la línea Norte-Sur. Mediante este sencillo método, y utilizando barro y piedras como materiales de construcción, los astrónomos incas lograban observaciones de gran precisión.

En Colombia, guaca se refería entre los pijaos, a lugares sagrados o con valor religioso, santuarios naturales (cavernas, volcanes, fuentes de agua), templos para ritos y otros lugares sagrados para sus comunidades como las tumbas de sus ancestros; en general espacios en los que se celebraba respeto sacramental.

Algunos cronistas de indias lo describen así:
...Hubo en las Indias gran curiosidad de hacer ídolos y pinturas de diversas formas y materiales y a estas adoraban por dioses las llamaban Guaca. (P. Acosa).

...Llamaban a estos cementerios que ellos tienen por sagrados, Guaca. (Cieza de León)

Continuará...

29/9/20

Ofitas de Perú (I)

                  Panel Central en la Guaca del Dragón, Trujillo (Perú)

La Guaca del Dragón, también llamada Guaca del Arco Iris, está ubicada en el norte, en las afueras de la ciudad de Trujillo, en el distrito de La Esperanza y cerca de Chan Chan, en Perú.
Se trata de un gran monumento religioso, centro ceremonial y administrativo construido en adobe, cuyos murales están decorados con frisos en relieve mostrando figuras antropomorfas y representando estilizadamente el arcoíris. Si bien algunos arqueólogos atribuyen este monumento a la Cultura Chimú (1.100-1.450), otros afirman que este adoratorio fue construido por la Cultura Moche (800-1.000)

Al ingresar a la Guaca del Dragón podemos apreciar una rampa que conduce a un primer nivel que presenta figuras talladas en las paredes en forma de dragón y sobre estas figuras se representa a un arcoíris. Otra rampa, más pequeña que la primera, nos conduce al segundo nivel, en este nivel hay catorce depósitos, lo que indica que no solo era un adoratorio, sino un centro de acopio de bienes para el abastecimiento de quienes vivían allí y sus alrededores,
Se trata de una pirámide formada por una doble plataforma protegida por una elevada muralla con un solo ingreso al conjunto arquitectónico. Las típicas rampas de la época dan acceso a la Guaca desde la parte superior.

Los muros de las plataformas están decorados con bellos altorrelieves. Una figura adopta la forma de un arcoíris en forma muy estilizada en pos de engullir a un personaje, con cada cabeza. Al centro figuras antropomórficas en forma de Dragón con las fauces abiertas comparten el bocado. Una figura bicéfala posada sobre una pequeña plataforma o altar comparte entre sus fauces un Tumi.

Guaca, huaca o waca, del quechua wak'a designaba todas las sacralidades fundamentales incaicas: santuarios, ídolos, templos, tumbas, momias, lugares sagrados, animales, aquellos astros de los que los aillus o clanes, creían descender, los propios antecesores, incluyendo a las deidades principales, el Sol y la luna, los cuales eran venerados a través de diferentes ceremonias.
Este concepto se origina en la cultura que el Imperio incaico impuso a todos sus dominios en América del Sur. Los incas creían que el inca Túpac Yupanqui podía hablar con las guacas, y por medio de estas conocía los hechos pasados y futuros.

Según la tradición prehispánica, las guacas poseen personalidad propia y forman parte de los panteones locales de las culturas incaicas y preincas junto con las demás deidades andinas mayores como Wiracocha, Pachacamac o Pariacaca.

Continuará...

22/9/20

Ofiolatría Inca


El nombre de América viene de “Amaruka” que significa Tierra de la Serpiente de sabiduría. La tierra de la serpiente emplumada no tiene nada que ver con Américo Vespucio. Amaruka proviene de un antiguo Dios Inca asociado con la serpiente.

Amaru (Serpiente) de gran importancia en la cosmología andina, ha estado presente desde muy antiguo en su iconografía. Su simbolismo es amplio: agua, rayo, fuerza, continuidad, vía láctea, totalidad.
La mascaypacha o corona real de los incas no es otra cosa que la representación de amaru. Símbolo de la realeza cuzqueña, el Inca Garcilaso lo incluyó en el escudo que diseñara para sí mismo, colocando a la izquierda los símbolos de su ascendencia española, y a la derecha los de su familia materna: inti, quilla, la mascaypacha y amaru.
Amaru (en quechua) es la serpiente o culebra de gran tamaño. En aimara, con igual significado, Katari es el nombre de una deidad representada como una Serpiente alada, con ojos cristalinos, hocico rojizo, cabeza de llama, y una cola de pez.

En la época incaica era tótem de la sabiduría, motivo por el cual en las Casas del Saber (Yachay Wasikuna) se colocaba la imagen de dicho ser.
Amaru simboliza el agua que corre por los canales de irrigación, ríos y vertientes y que hacen posible que las semillas del cultivo se transformen en hortalizas. Además se dice que todo aquello que compone la vida está escrito en las escamas del Amaru.
Es una deidad que se relaciona con la vitalidad del fuego que permite la existencia del pueblo aimara. Su fiesta, se realiza en el mes de agosto cuando se produce la limpieza de los canales de irrigación, siendo el cabeza de familia quien oficia de celebrante. Los cultos de Amaru, Mallku y Pachamama son las formas más antiguas de celebración que los aimaras aún realizan en la actualidad.

La noción de Amaru o de Katari asociado a las aguas ha tenido mutaciones y en cuanto a "serpiente voladora" (es similar a las deidades mesoamericanas Kukulkan o Quetzalcoatl) también simboliza a las exhalaciones o rayos que caen del cielo (considerados muchas veces como fertilizadores de la tierra), de hecho el nombre quechua Túpac Amaru significa "encuentro de serpientes" o "lucha de serpientes".

Los Amarus de Junín o Amaru Aranway son dos seres hermanos mitológicos que forman parte de un relato dentro del folclore del Departamento de Junín en Perú.
En Tiwanaku (principal centro de culto y cultural aimara), en un qalawawa o monolito de piedra también se puede observar la figura de Amaru además de la de Mallku.

En Cusco, dentro de la cosmovisión andina, el Amaru representa el comunicador del cielo y la tierra, primero como "Illapa" Rayo que va a la tierra, luego como serpiente, agua, etc., del Hanan Pacha (Mundo Celestial) pasa por el Kay Pacha (Mundo actual) al Ukhu Pacha (Mundo Interno o madre Tierra). Siendo una deidad como lo tenían los Chinos, Mayas-Aztecas, su representación es como la serpiente alada, pasando de un mundo a otro como gran comunicadora de los dioses incas.



20/9/20

Ofiolatría Mapuche

Trentren-Vilu y Caicai-Vilu (en mapudungun: Trengtreng Filu, Kaykay Filu), son Serpientes de la mitología mapuche que en las últimas décadas del siglo XX fueron reintroducidos en la mitología chilota.

La apariencia de Caicai sería la de un ser mitad culebra y mitad pez; y la apariencia de Trentren, la de una culebra gigante.
Ambos son seres poderosos, Caicai-Vilu es la "serpiente marina" que tiene el poder para dominar el mar y todo lo relacionado a él y Trentren-Vilu es la "serpiente terrestre" que tiene poder para dominar la tierra, y sus volcanes.

Según los mapuches, estas dos serpientes serían originalmente los hijos de los Pillanes más poderosos, que como castigo habrían sido convertidos en estos seres. Así que el hijo de Peripillán fue convertido en una inmensa serpiente que sería Caicai y el hijo de Antu convertido en una serpiente que sería Trentren. Ambas serpientes serían adversarias, como lo fueron Antu y Peripillán.
Caicai habría sido mandada a vivir en el mar para ayudar a cuidarlo junto a los Ngen-ko, y Trentren habría sido mandada a vivir en la tierra para ayudar a cuidar junto a los demás Ngen a la tierra, y para ayudar al ser humano. Siendo así como estas dos culebras son un instrumento a través del cual también se cumple la voluntad de los antiguos espíritus mapuche.

Se dice que cuando Caicai despertó de su gran sueño de varios años, a causa del desagradecimiento que tuvieron los hombres por todo lo dado por el mar; Caicai se enfureció y usó su cola en forma de pez para golpear el agua. Con ello inició un gran cataclismo que empezó a inundar y crear un diluvio en todo el territorio; ya que tenía el deseo de castigar al ser humano y de incorporar toda la vida terrestre a sus dominios. Caicai ordenó a las aguas que inundaran los valles y cerros, y que llevasen a todos los habitantes al fondo del mar.
Al ver Trentren, que los habitantes y animales estaban desesperados y que los hombres la invocaron, y como por órdenes de su padre, ella era quien debía proveerles de sabiduría y protección; decidió ayudar a los seres humanos. Así ayudó a escapar a los habitantes y a los animales subiéndolos en su lomo y llevándolos a los cerros; y a los que quedaban atrapados por las aguas, los transformó en aves para que escaparan volando; a los que se ahogaban en peces y mamíferos marinos (siendo uno de ellos el origen del cahuelche), y a los ahogados en sumpall. Los seres humanos que quedaron inmóviles por el terror que sentían, se habrían transformado en mankial.

Pero como el mar seguía subiendo de nivel, Trentren tuvo que ordenarles a los cerros que aumentaran de altura para contrarrestar el poder de Caicai. Entonces Cai-cai empezó a luchar contra Trentren en una titánica batalla que duró mucho tiempo, hasta que ambas serpientes se cansaron, con lo cual Trentren venció parcialmente al no haberse inundado toda la tierra, sin embargo, las aguas no volvieron totalmente a su nivel antiguo; con lo que Chile obtuvo su actual geografía.
Posteriormente, según la tradición chilota, Caicai se conformó con la porción de tierra obtenida que logró inundar, y delegó sus funciones referente al mar, al gran Millalobo.

Según la tradición mapuche, después del cataclismo, todos siguieron su vida tranquila; hasta que un día Trentren se encolerizó por la actitud que tenían los hombres, e hizo que todos los volcanes entraran en erupción, la población tuvo que mudarse a otros lugares más seguros. Desde ese momento, Trentren continúa manifestándose mediante temblores, terremotos y erupciones volcánicas, mientras que Caicai causa los maremotos e inundaciones cuando se revuelve en medio de su sueño.
En los alrededores de cada comunidad mapuche hay un cerro considerado Trentren, es decir, el lugar en que vivía la serpiente de la tierra y en el que se refugió la vida terrestre durante el cataclismo.

Versiones posteriores del mito suelen también describir a las serpientes Trentren Vilu y Caicai Vilu como espíritus femeninos.
En Argentina existen otras versiones posteriores, las cuales cambian a los padres originales de ambas serpientes míticas, indicando que serían hermanos o hijos de los dioses Nguenechèn (Ngenechén) y Kushe (Kuyén Kushe).

En el ámbito literario, Miguel Serrano reinterpreta el mito de las serpientes en su obra «Ni por mar ni por tierra» (1950), asociándolas a un cataclismo primordial de la especie humana, donde el archipiélago de Chiloé (Chile) subsistiría como un elemento residual del continente perdido de Lemuria.