29/9/18

Mami Wata (África)

En las regiones ubicadas al sur del continente Africano, existe la leyenda de Mami Wata que significa “Madre del Agua”.

Mami Wata, con cabello castaño o negro, cuerpo de mujer (generalmente desnudo del torso a la cabeza) y cola de pez o serpiente, habita los ríos, lagos y mares de vastas regiones de África, desde oriente hasta occidente, y algunas zonas del sur.
Su leyenda parece haber llegado a regiones del Caribe en las que los esclavos capturados o comprados en África contaban sus relatos y mantenían su cultura.

Mami Wata también se asemeja a las sirenas occidentales en su gusto por la seducción y su característico interés en atraer a los hombres. Los objetivos, sin embargo, son un tanto diferentes, se presentará ante ellos mostrándose únicamente como mujer, mantendrá relaciones sexuales y luego les revelará su verdadera identidad.
Pero las Mami Wata parecen ser entidades más complejas que las sirenas a las cuales nos acostumbraron las leyendas europeas. Muchas veces siguen a individuos (hombres o mujeres) con el objetivo de “secuestrarlos” y llevarlos a un mundo paradisíaco. Este mundo está bajo el agua, en algunas versiones, o en una dimensión espiritual según otras.
Allí, la persona permanecerá bajo tutela de Mami Wata, y la liberará cuando así lo desee (puede que no lo haga nunca). Al retornar, la persona tendrá sus vestimentas secas y se comportará de manera más correcta, con un nuevo conocimiento espiritual reflejado en sus ojos. Incluso, se afirma serán físicamente más atractivas. Las personas que han visitado estos lugares suelen volver con ánimos de cambio y convertirse en sacerdotes o sacerdotisas de Mami Wata.

Desde Senegal hasta Angola, incluso llegando costa abajo más al sur; también en el interior, en los países que rodean la cuenca del Níger; en los lagos y ríos de Zambia, Mozambique o en la República del Congo. Prácticamente allí donde haya agua estará Mami Wata.

Fuente: África

24/9/18

Las Serpientes Tenten y CaiCai


Tenten-Vilu y Caicai-Vilu (en mapudungun, Trengtreng Filu y Kaykay Filu), son seres de la mitología mapuche “gente de la tierra” (mapu “tierra”; che “gente”).
La apariencia de Caicai es de un ser mitad culebra y mitad pez; y la apariencia de Tenten, es de una culebra gigante.

Son seres poderosos con forma de míticas serpientes (“filu” en mapudungun). Caicai-Vilu es la "serpiente marina" que tiene el poder para dominar el mar y todo lo relacionado con él y Tenten-Vilu es la "serpiente terrestre" que tiene poder para dominar la tierra, y sus volcanes.

La tradición mapuche dice que en la antigüedad el territorio insular de Chiloé habría sido una única franja de tierra plana unida completamente al territorio continental de Chile. Un día apareció una serpiente monstruosa, Caicai Vilu, e inundó las tierras bajas, valles y montañas, sumergiendo toda la flora y la fauna. Sin demora, Tenten Vilu comenzó un enfrentamiento con su enemigo, elevando la tierra y protegiendo a sus habitantes del desastre. La batalla persistió un largo tiempo. Tenten Vilu alcanzó una victoria costosa, ganó la batalla, pero fue incapaz de restaurar la tierra a su estado primitivo, dejándola en la forma desmembrada que todavía tiene hoy día.

La batalla que protagonizan Trengtreng filu y Kaykay filu, se halla inscrita en un contexto más amplio, determinado por una guerra en la que se enfrentaron todos los pillán.
El pillán más poderoso de todos, Antü (el Sol), decidió casarse con Küyen (la Luna), desencadenando con ello la envidia de muchas wangülen (estrellas). Algunos pillán, quienes anhelaban desde hacía tiempo el poder de Antü, no dudaron en aprovecharse de la situación para confabularse en su contra; entre ellos se encontraba Peripillán, quien se puso al frente de este bando.
Así dio comienzo una guerra en la que todos los pillán se enfrentaron entre sí, optando por uno u otro bando.
El pillán puede ser definido como un tipo particular de espíritu. Existen dos tipos de pillán: los “pillán de antepasados” que son de procedencia humana, y los llamados “pillán antiguos”, quienes existen con anterioridad a la humanidad y a los que se hace referencia en el relato.

Las madres de Antü y Peripillán, al ver a sus hijos destrozados contra la mapu (tierra) y sepultados por los montes, lloraron tanto tan desconsoladamente, que Puam (el alma universal) se apiadó de ellas y decidió restaurar la vida en los cuerpos inertes de Antü y Peripillán, imponiéndoles como castigo por sus actos una nueva forma corporea con la que deberían convivir. De esta manera, el descendiente de Peripillán fue transformado en la serpiente CaiCai y el hijo de Antü en la serpiente Tenten, las cuales prosiguieron su lucha sobre la mapu.

La guerra duró tanto tiempo, que los hijos de Antü y Peripillán, dos poderosos gigantes, alcanzaron la adultez y se unieron a la lucha. Estos creyeron que había llegado la hora de desbancar en el poder a sus padres para liderar ellos mismos la guerra, ante tal acto de insolencia, Antü y Peripillán decidieron castigar severamente a sus hijos arrojándolos violentamente contra la mapu.

Ambas serpientes serían adversarias, así como fueron adversarios Antü y Peripillán.
Caicai fue enviada a vivir en el mar para ayudar a cuidarlo junto a los Ngen-ko, y Tenten a vivir en la tierra para ayudar a cuidarla junto a los demás Ngen, y para ayudar a los seres humanos.
Estas dos culebras son como un instrumento a través del cual también se cumple la voluntad de los antiguos espíritus mapuche.

Se dice que cuando Caicai despertó de su gran sueño de varios años, a causa del desagradecimiento que tuvieron los hombres por todo lo dado por el mar, Caicai se enfureció y usó su cola en forma de pescado para golpear el agua. Con ello inició un gran cataclismo que empezó a inundar y crear un diluvio en todo el territorio; ya que tenía el deseo de castigar al ser humano y de incorporar toda la vida terrestre a sus dominios. Caicai ordenó a las aguas que inundaran los valles y cerros, y que llevasen a todos los habitantes al fondo del mar.

Al ver Tenten, que los habitantes y animales estaban desesperados y que los hombres la invocaron, y por órdenes de su padre, ella era quien debía proveerles de sabiduría y protección; decidió ayudar a los seres humanos. Así ayudó a escapar a los habitantes y a los animales subiéndolos en su lomo y llevándolos a los cerros; y a los que quedaban atrapados por las aguas, los transformó en aves para que escaparan volando; a los que se ahogaban en peces y mamíferos marinos (siendo uno de ellos el origen del cahuelche), y a los ahogados en Sumpall.
Los seres humanos que quedaron inmóviles por el terror que sentían, se habrían transformado en mankial. Pero como el mar seguía subiendo de nivel, Tenten tuvo que ordenarles a los cerros que aumentaran de altura para contrarrestar el poder de Caicai.

Cai-cai empezó a luchar contra Tenten en una titánica batalla que duró mucho tiempo, hasta que ambas serpientes se cansaron, con lo cual Tenten venció parcialmente al no haberse inundado toda la tierra, sin embargo, las aguas no volvieron totalmente a su nivel antiguo; con lo que Chile obtuvo su actual geografía.
En los alrededores de cada comunidad mapuche hay un cerro considerado Tengteng, es decir, el lugar en que vivía la serpiente de la tierra y en el que se refugió la vida terrestre durante el cataclismo.

Según la tradición chilota, Caicai se conformó con la porción de tierra obtenida que logró inundar, y delegó sus funciones marinas al gran Millalobo.
Según la tradición mapuche, después del cataclismo, todos siguieron su vida tranquila; hasta que un día Tenten se encolerizó por la actitud que tenían los hombres, e hizo que todos los volcanes entraran en erupción y la población tuvo que mudarse a otros lugares más seguros. Desde ese momento, Tenten continúa manifestándose mediante temblores, terremotos y erupciones volcánicas, mientras que Caicai causa los maremotos e inundaciones cuando se revuelve en medio de su sueño.

En las últimas décadas del siglo XX Tenten-Vilu y Caicai-Vilu fueron también introducidos en la mitología chilota.
En Argentina existen otras versiones posteriores del mito, las cuales cambian a los padres originales de ambas serpientes míticas, indicando que serían hermanos o hijos de los dioses Nguenechen (Ngenechén) y Kushe (Kuyén Kushe).

Fuentes: Wikipedia
Historia del pueblo mapuche. J. Bengoa Cabello

21/9/18

La Serpiente Arco Iris


Los aborígenes australianos llamaban a las figuras antropomorfas que aparecen en estos extraños dibujos con el nombre de Wandjinas, y aseguraban que no habían sido realizadas por sus antepasados, sino por unos seres que descendieron a la Tierra en tiempos remotos.

En la mitología de los aborígenes Australianos, la Serpiente Arco Iris es la deidad creadora de todo lo existente en el universo, dando vida a un espacio vacío, en algunas culturas del territorio australiano es considerada como el creador último.
La Serpiente Arco Iris habita en profundos pozos de agua, recurso vital sobre el cual tiene absoluto control.

Su nombre arco iris, es la identificación obvia de la forma del arco iris y la forma de una serpiente.
La Serpiente Arco Iris es conocida por diferentes nombres en las culturas aborígenes, se la conoce como Borlung por el pueblo Miali, Dhakkan por el Kuli, Kajura por el Ingarda, Goorialla por el Lardil, Kunmanggur por el Murinbata, Ngalyod por el Gunwinggu, Numereji por el Kakadu, Taipan por el Wikmunkan, Tulloun por el Mitakoodi, Wagyl por el Noongar, Wanamangura por el Talainji, y Witij por el Yolngu. Otros nombres incluyen Bolung, Galeru, Julunggul, Kenmare, Langal, Myndie, Muit, Ungud, Wollunqua, Wonambi, Wonungar, Worombi, Yero, Yingarna, y Yurlunggur

Según sus leyendas, la Serpiente Arco Iris engendró a los Wandjinas para continuar con el proceso de la Creación.
Los Wandjinas fueron los creadores del mar, de la tierra y de sus habitantes. Sus espíritus vivían en pequeños estanques, y se considera que su poder está relacionado con el agua, de ahí que posteriormente se les consideró espíritus del agua, la lluvia y las nubes. Ellos dieron forma al mundo físico, establecieron sus normas y otorgaron la vida a los seres humanos.
El símbolo de los Wandjinas es la Serpiente Emplumada, como lo es en el caso de Quetzalcoatl, Kukulcán y otros dioses de la antigüedad.

Cuenta una leyenda que durante el Tiempo de Ensueño se libró una cruenta batalla en el monte Uluru, el punto más sagrado de la Australia aborigen, entre los Hombres Serpiente Venenosos y los Hombres Serpiente No Venenosos.
Los aborígenes australianos cuentan que Bulari, la Diosa Madre de la Tierra logró vencer a los Hombres Serpiente Venenosos con una nube de gases letales. Los supervivientes enemigos fueron encerrados hasta el día de hoy bajo el Uluru, actualmente llamado Ayers Rock, una enorme colina de granito que cambia de color durante el día y asombra a cuantos la visitan, por constituir una de las maravillas del mundo mineral.

Se dice que otras batallas se libraron entre el Dios del Sol -que llegó del cielo en una nave- y el Dios de la Tierra en Moon City, la Ciudad Secreta, otro punto sagrado del territorio australiano. Para los aborígenes estos lugares son los restos de ciudades construidas por los Arientas y Luritchas, seres que eran mitad hombre y mitad animal.


11/9/18

Los Telquines

En la mitología griega los Telquines eran nueve hermanos, mitad marinos, mitad terrestres, con cabeza de perro, la parte inferior del cuerpo en forma de cola de serpiente o pez, y los dedos de las manos palmeados.
Eran conocidos como niños-peces hijos de Ponto y de Talasa, y fueron junto con sus hermanos, los primeros habitantes de la isla de Rodas, que entonces se llamaba Τελχινίς “Telquinis” en su honor.

Los relatos sobre los telquines son muy pocos y escasos, y en ellos aparecen en tres papeles diferentes:
    1- Como cultivadores de la tierra y ministros de los dioses, y como tales marcharon de Creta a Chipre y de ahí a Rodas, o siguieron desde Rodas a Creta y Beocia. En Rodas fundaron las ciudades de Cámiros, Yáliso y Lindos, donde los telquines fueron llamados Ialysii. En Licia construyeron el templo de Apolo Licio (Άπόλλων Τελχίνιος), aunque este dios ya había sido adorado por ellos en Lindos. En Yaliso y Camiro adoraron a Hera (Ήρα Τελχινία) y Atenea llevó en Teumeso (Beocia) el apellido de Telquinia. Las ninfas también se llaman por ellos Telquinias.
    2- Como hechiceros y envidiosos démones. Se decía que tenían el poder de destruir con sus mismos ojos y aspecto. Tenían el poder de provocar el granizo, la lluvia y la nieve, y de adoptar cualquier forma que quisieran; incluso se decía de ellos que mezclaban agua del Estigia con azufre para poder así destruir animales y plantas.
    3- Como artistas, se decía que habían inventado artes y tradiciones útiles y que habían sido los primeros en fabricar imágenes de los dioses. Trabajaban el latón y el hierro, y fabricaron la hoz con la que Cronos castró a Urano y el tridente de Poseidón, ambas armas ceremoniales. En este sentido se les identificaría con los cíclopes, representantes posteriores de la metalurgia. Este último rasgo en la personalidad de los telquines parece haber sido la razón de que se les haya identificado con los dáctilos ideos o con los daimones proseoous. 

Según cuenta Ovidio, el dios Zeus no les perdonó que manipularan los fenómenos atmosféricos, y acabó con ellos convirtiéndolos en rocas, inundando la isla de Rodas. Otros afirman que Artemisa les avisó del diluvio y lograron huir por mar en distintas direcciones, dejando a su sobrina Rodo como reina de Rodas una vez que la isla reapareció sobre las aguas. Sólo los que habitaban en Yaliso perecieron en la inundación. En su exilio, los telquines consiguieron llegar hasta Beocia, donde fundaron el templo de Atenea en Teumeso; otros llegaron a Creta, siendo los primeros pobladores de la isla. Allí la diosa Rea les confió la tarea de criar a su hijo Poseidón, lo que llevaron a cabo con la ayuda de Cafira, hija de Océano.

Estrabón afirma que Rea los acompañó a Creta desde Rodas, donde nueve de los telquines, conocidos como los Curetes, fueron seleccionados para criar a Zeus. El resto se dispersó por todo el mar Egeo, llevando sus conocimientos sobre metalurgia a lugares tan dispares como Chipre, Sición, Licia y Orcómeno. Sin embargo los dioses no consintieron su intromisión en asuntos divinos. Zeus ahogó a los telquines de Teumeso ordenando un diluvio y Apolo se convirtió en lobo y despedazó a los de Licia, a pesar de que intentaran aplacarle construyéndole el templo de Apolo Licio. Se cree que sólo los que llegaron a Sición lograron sobrevivir, bautizando la ciudad con el nombre de Telchinia.

Los distintos autores difieren en su número y les otorgaban diferentes nombres, conservándose los que siguientes:
Anteo, Argirón (descubridor de la plata), Atabirio, Calcón (descubridor del bronce), Crisón (descubridor del oro), Damnameneo, Damón o Démonax (padre de Dexítea), Escelmis, que junto a su hermano Damnameneo acompañó a Dioniso en su campaña a la India, Hormenio, Lico que construyó en Licia, en las márgenes del río Janto, el templo de Apolo Licio, Megalesio, Milas, Nicón y Simón.
Según algunas fuentes, sus descendientes fueron las diosas Ialisa, Camira y Linda, epónimas de las ciudades Rodias fundadas por ellos.

Los investigadores sugieren que fueron los dioses originales de Rodas, antes de la avalancha de la monocultura griega. En los registros clásicos del periodo posterior a la invasión, los telquines tienden a jugar un importante papel que los vincula con los mitos relacionados con la Atlántida, siendo una raza, familia o tribu de inventores, artistas y magos relacionada con el mar en todas las etapas de su historia (de ahí el que fueran los que criaran a Poseidón). Su asociación a la hechicería podría devenir de la envidia que suscitaban entre otros artesanos a los que superaban en habilidad.


5/9/18

El culto Glykon


El culto del dios-serpiente Glykon fue creado a mediados del siglo II d.C. por el profeta griego Alejandro de Abonuteicos, en el Ponto, actual Inebolu (Turquía).
Inebolu inicialmente se llamaba Ionopolis, dada su ubicación jónica, con el tiempo el nombre se metamorfoseó en Inepolis y luego en Inebolu.

Alejandro de Abonuteicos fue un taumaturgo griego de Asia Menor que vivió en la época del emperador Marco Aurelio. Alejandro se autoproclamó profeta de su dios serpiente Glykon. Tuvo que reunir muchos archivos para los que se emitieron oráculos, respuestas por escrito e interpretadas por exégetas. Por cada oráculo se cobraba un dracma y dos óbolos y llegó a hacerse inmensamente rico.

En Roma logró que cambiaran el nombre de su ciudad por Ionopolis (ciudad de la serpiente), en honor de Glykon. Antonino Pío rebautizó la ciudad de su culto, Abonuteicos, como Ionopolis. Durante los eventos de Antonino Pío, Caracalla y Maximino el Tracio, se acuñaron las monedas cuyo motivo era la serpiente que daba oráculos. El culto siguió después de la muerte de Alejandro pero ya sin el oráculo.

El escritor Luciano de Samosata (120-190 d.C.) en su trabajo titulado “Alejandro o El Falso Profeta”, contaba que Alejandro llevó a esa ciudad un huevo de serpiente tomado de Macedonia y creó el nacimiento de un dios con esta forma. Luciano, quien proporciona la única referencia literaria sobre esta deidad, afirma que Glykon fue creada a mediados del siglo II por Alejandro de Abonuteicos, a quien él llamaba el "monje-oráculo" como un fraude, y decía que Glykon era supuestamente una marioneta.

El culto se originó probablemente en Macedonia, donde los cultos similares hacia serpientes habían existido durante siglos. Los macedonios creían que las serpientes tenían los poderes mágicos relacionados con la fertilidad y tenían una rica mitología sobre el tema, por ejemplo la historia de la inseminación de Olimpia por Zeus disfrazado de serpiente.
Inicialmente, el culto no adoró a una abstracción o un espíritu de una culebra sino a una serpiente real, física, de la que se decía que corporeizaba al dios. De acuerdo con la mitología del culto, sería una nueva encarnación de Asclepio.
Cuando la gente se reunía por la noche en el mercado de Abonuteicos, se suponía que tenía lugar la encarnación, Alejandro abría un huevo de oca, revelando la presencia del dios en su interior. En una semana, Glykon creció hasta el tamaño de un hombre con cabeza de león y pelo largo rubio. La figura que se corresponde con esta descripción era por lo visto una marioneta que aparecía en el templo. En algunas referencias, Glykon era una serpiente amaestrada con una cabeza de marioneta.

Como ocurría en anteriores cultos macedonios y helenos a las serpientes, el objeto del culto en el templo estaba en la fertilidad. Las mujeres estériles le llevaban ofrendas a Glykon con la esperanza de volverse fértiles. Se creía también que era el dios de la protección contra la peste. El culto de Glykon se había difundido más allá del ámbito egeo. Una inscripción de Antioquia de esa fecha registra un dicho: "Glykon nos protege de la peste", "Phoebus de largas trenzas disipará la nube de peste", que coincide con la descripción que tenemos de Luciano.
También el gobernador de Asia, Publius Mummius Sisenna Rutilianus, se declaró protector del oráculo de Glykon, y más tarde el gobernador se casaría con la hija de Alejandro.
Según Luciano, otro gobernador romano de Capadocia, fue guiado por el oráculo de Glykon a su muerte en Armenia, e incluso el mismo Emperador no fue inmune al culto, Marco Aurelio solicitó profecías de Alejandro y su dios-serpiente.
El culto de Glykon se extendió en la vasta área entre el Danubio y el Éufrates. Empezando tardíamente en el reinado de Antonino Pío y continuando en el siglo III, las monedas romanas oficiales fueron acuñadas en honor de Glykon, lo que atestigua su popularidad.
Aunque el culto perdió todos los seguidores por la muerte de su líder hacia el año 170, perduró por lo menos unos años más, incorporándose a Alejandro en la mitología como nieto de Asclepio.

Algunas evidencias indican que el culto aún existía en el siglo IV. Determinadas supersticiones residuales originadas alrededor del culto a Glykon, han sido detectadas en la actualidad por algunos investigadores. A comienzos de los 70, unos cazadores fueron alertados sobre una serpiente mágica en las colinas próximas a Inebolu el nombre moderno de Ionópolis, y el escritor ocultista Alan Moore se declaró devoto de Glykon.

Fuente: La serpiente en el mundo antiguo - Ana María Vázquez Hoys, Boletín de la Asociación de Amigos de la Arqueología nº14, Madrid.