5/9/18

El culto Glykon


El culto del dios-serpiente Glykon fue creado a mediados del siglo II d.C. por el profeta griego Alejandro de Abonuteicos, en el Ponto, actual Inebolu (Turquía).
Inebolu inicialmente se llamaba Ionopolis, dada su ubicación jónica, con el tiempo el nombre se metamorfoseó en Inepolis y luego en Inebolu.

Alejandro de Abonuteicos fue un taumaturgo griego de Asia Menor que vivió en la época del emperador Marco Aurelio. Alejandro se autoproclamó profeta de su dios serpiente Glykon. Tuvo que reunir muchos archivos para los que se emitieron oráculos, respuestas por escrito e interpretadas por exégetas. Por cada oráculo se cobraba un dracma y dos óbolos y llegó a hacerse inmensamente rico.

En Roma logró que cambiaran el nombre de su ciudad por Ionopolis (ciudad de la serpiente), en honor de Glykon. Antonino Pío rebautizó la ciudad de su culto, Abonuteicos, como Ionopolis. Durante los eventos de Antonino Pío, Caracalla y Maximino el Tracio, se acuñaron las monedas cuyo motivo era la serpiente que daba oráculos. El culto siguió después de la muerte de Alejandro pero ya sin el oráculo.

El escritor Luciano de Samosata (120-190 d.C.) en su trabajo titulado “Alejandro o El Falso Profeta”, contaba que Alejandro llevó a esa ciudad un huevo de serpiente tomado de Macedonia y creó el nacimiento de un dios con esta forma. Luciano, quien proporciona la única referencia literaria sobre esta deidad, afirma que Glykon fue creada a mediados del siglo II por Alejandro de Abonuteicos, a quien él llamaba el "monje-oráculo" como un fraude, y decía que Glykon era supuestamente una marioneta.

El culto se originó probablemente en Macedonia, donde los cultos similares hacia serpientes habían existido durante siglos. Los macedonios creían que las serpientes tenían los poderes mágicos relacionados con la fertilidad y tenían una rica mitología sobre el tema, por ejemplo la historia de la inseminación de Olimpia por Zeus disfrazado de serpiente.
Inicialmente, el culto no adoró a una abstracción o un espíritu de una culebra sino a una serpiente real, física, de la que se decía que corporeizaba al dios. De acuerdo con la mitología del culto, sería una nueva encarnación de Asclepio.
Cuando la gente se reunía por la noche en el mercado de Abonuteicos, se suponía que tenía lugar la encarnación, Alejandro abría un huevo de oca, revelando la presencia del dios en su interior. En una semana, Glykon creció hasta el tamaño de un hombre con cabeza de león y pelo largo rubio. La figura que se corresponde con esta descripción era por lo visto una marioneta que aparecía en el templo. En algunas referencias, Glykon era una serpiente amaestrada con una cabeza de marioneta.

Como ocurría en anteriores cultos macedonios y helenos a las serpientes, el objeto del culto en el templo estaba en la fertilidad. Las mujeres estériles le llevaban ofrendas a Glykon con la esperanza de volverse fértiles. Se creía también que era el dios de la protección contra la peste. El culto de Glykon se había difundido más allá del ámbito egeo. Una inscripción de Antioquia de esa fecha registra un dicho: "Glykon nos protege de la peste", "Phoebus de largas trenzas disipará la nube de peste", que coincide con la descripción que tenemos de Luciano.
También el gobernador de Asia, Publius Mummius Sisenna Rutilianus, se declaró protector del oráculo de Glykon, y más tarde el gobernador se casaría con la hija de Alejandro.
Según Luciano, otro gobernador romano de Capadocia, fue guiado por el oráculo de Glykon a su muerte en Armenia, e incluso el mismo Emperador no fue inmune al culto, Marco Aurelio solicitó profecías de Alejandro y su dios-serpiente.
El culto de Glykon se extendió en la vasta área entre el Danubio y el Éufrates. Empezando tardíamente en el reinado de Antonino Pío y continuando en el siglo III, las monedas romanas oficiales fueron acuñadas en honor de Glykon, lo que atestigua su popularidad.
Aunque el culto perdió todos los seguidores por la muerte de su líder hacia el año 170, perduró por lo menos unos años más, incorporándose a Alejandro en la mitología como nieto de Asclepio.

Algunas evidencias indican que el culto aún existía en el siglo IV. Determinadas supersticiones residuales originadas alrededor del culto a Glykon, han sido detectadas en la actualidad por algunos investigadores. A comienzos de los 70, unos cazadores fueron alertados sobre una serpiente mágica en las colinas próximas a Inebolu el nombre moderno de Ionópolis, y el escritor ocultista Alan Moore se declaró devoto de Glykon.

Fuente: La serpiente en el mundo antiguo - Ana María Vázquez Hoys, Boletín de la Asociación de Amigos de la Arqueología nº14, Madrid.

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