17/9/20

Ofiolatría Anasazi


La zona conocida como Four Corners (las Cuatro Esquinas), donde convergen Arizona, Colorado, Utah y Nuevo México, fue el lugar donde habitaron los Anasazi durante más de cien años.

Toda la meseta está repleta de escarpados cañones inhóspitos, bien disimulados entre las rocas. Los dos ríos más importantes que recorren estas tierras son el río Grande y el Colorado. Hoy en día, la mayor parte de esta región está cubierta de bosques de pinos piñoneros y enebros. Pero hace novecientos años estaba lleno de campos de maíz, calabazas y judías. Los arqueólogos creían que con los cultivos de esta zona, los anasazi abastecían a cuarenta mil o cincuenta mil personas.
Los historiadores reagrupan con la designación anasazi (los antiguos) a distintas culturas similares que residieron en la misma zona: los hohokam, los mogollón y los patayan, desaparecidos todos antes del siglo XVI.

Los anasazi no dejaron ningún documento escrito. Sin embargo, los indios navajos, que hoy en día habitan en las Cuatro Esquinas, siempre han estado alejados del Cañón Chaco. Si se les pregunta por qué, afirman: “Allí sucedió algo malo”.

Nadie sabe a ciencia cierta cuál era la religión de los chacos, pero muchos arqueólogos creen que tenían un lado oscuro y misterioso y que esto podría explicar los actos de canibalismo y también el hecho de que la gente anduviese más de ochenta kilómetros sólo para ir al poderoso centro ceremonial.
El arte rupestre es un legado que no deja lugar a dudas sobre la Ofiolatría de “los antiguos”, las serpientes abundan en los petroglifos que dejaron los anasazi.

Los indios norteamericanos se niegan rotundamente a que se identifique a sus antepasados como caníbales. Pero muchos arqueólogos han encontrado pruebas concluyentes en los asentamientos anasazi. Citan como tales las pequeñas zonas de brillo que se forman cuando un hueso es cocinado en una olla de barro y marcas de cortes y abrasiones en los restos humanos que son idénticas a las que tienen los animales que han sido consumidos. Y el asentamiento de Archie Hansen está lleno de estos indicios.

Los toltecas o los aztecas practicaban rituales sangrientos en los que se sacrificaba a humanos, tal vez esto podría explicar por que el canibalismo apareció en la historia de los anasazi. Pero no es más que una de las teorías que se siguen barajando.

Los anasazi dejaron huesos sospechosos de canibalismo en unos cincuenta asentamientos arqueológicos. Pero lo realmente curioso es que casi todas las fechas de las pruebas son de ese mismo período, que comprende desde 900 d.C. hasta alrededor del año 1150. Estas fechas corresponden exactamente al período en el que la civilización anasazi estaba encabezada por un lugar llamado Cañón Chaco, una ciudad tan misteriosa como grandiosa en medio de la nada; la ciudad más extraña que los anasazi construyeron, ahora convertida en unas desoladas ruinas en el desierto de Nuevo México.

El Wendigo es parte del sistema tradicional de creencias de varias de las tribus algonquinas del noreste de Estados Unidos y Canadá, sobre todo los ojibwa y los saulteaux, los cree, los naskapi y los innu. Aunque las descripciones de esta criatura varían, es común que todas estas culturas describan a los wendigos como seres sobrenaturales malévolos, caníbales y poseedores de un gran poder espiritual (manitu).

Están fuertemente asociados con el invierno, el norte, el frío, la hambruna y la inanición. Se le relaciona con el canibalismo, tema considerado tabú entre los pueblos amerindios de esta parte de América del Norte.

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