15/7/15

Teotihuacan (México)

En su esplendor, Teotihuacan poseía una población y unas infraestructuras urbanas de tal magnitud, que no tuvo igual hasta el surgimiento de Tenochtitlan.
 
En sus inicios, en la fase Patlachique (150-1 a.C.), Teotihuacan fue una aldea de grandes dimensiones, con cerca de 10.000 habitantes. Para finales de esa fase cubría unos 7 kms. cuadrados y contaba con cerca de 30.000 habitantes.
Durante la fase Tzacualli (1- 150 d.C.), Teotihuacan llegó a cubrir un área de 20 kms cuadrados y a albergar una población superior a los 60.000 habitantes. Un factor importante en esta inusitada explosión demográfica pudo haber sido el traslado de la mayoría de la población de la Cuenca de México a la que, en adelante, prácticamente sería la única gran ciudad de la región. Es en esta época que se construyen las pirámides del Sol y de la Luna.
 
En las fases posteriores, si bien el área ocupada no varió mucho, existió un crecimiento constante de la población, aunque de menor intensidad que en las primeras épocas.
En la fase Miccaotli (150-225 d.C.), la población llega a los 85.000 habitantes y la ciudad vive un periodo de esplendor, en estos años se construyen la Calle de los Muertos y la Pirámide de la Serpiente Emplumada.
Durante la fase Tlamimilolpa (225-50 d.C.), el número de habitantes ronda los 90.000 y la ciudad albergaba ya el complejo arquitectónico más significativo y de mayores dimensiones de toda Mesoamérica. A lo largo de la Calle de los Muertos, uno de los ejes sobre los que se dispuso la cuidadosa planificación de la ciudad, se encontraban edificios como las pirámides del Sol y de la Luna y la Ciudadela.
Para la fase Xolalpan (350-550 d.C.), la ciudad había alcanzado su apogeo, y su prestigio y poder se manifestaban por prácticamente toda Mesoamérica. En ese entonces llegó a albergar a más de 125.000 pobladores, que se distribuían en cerca de 2.000 conjuntos habitacionales.
Posteriormente, la población declinó paulatinamente y en la fase Metepec (550- 650 d.C.) su esplendor llegó a su fin, tal vez a consecuencia de revueltas internas, los templos y las residencias de la élite del centro-cívico ceremonial fueron quemados.

Esta publicación es un fragmento del artículo “Teotihuacan, ayer y hoy”, de los autores María del Carmen Solanes y Enrique Vela, y se publicó íntegramente en la edición especial de Arqueología Mexicana, núm. 28, titulada Teotihuacan. Guía visual.
Fuente:http://raices.com.mx/tienda/revistas-teotihuacan-ES028

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