1/11/15

Halloween - Samhain Celta

Norteamérica se ha apropiado de algunas antiguas fiestas europeas que luego nos ha devuelto transformadas como si fueran suyas. Una de ellas es Halloween de la noche del 31 de Octubre, víspera del día de difuntos.
 
Halloween se celebraba en España mucho antes de que Estados Unidos fuese nación. En realidad es una costumbre europea (como parte del Samhain, un ritual de origen celta).
 
La palabra «halloween» se empezó a usar en el siglo XVI y parece ser es de origen escocés «All Hallow’s Eve» (víspera de Todos los Santos). Fue en 1840 cuando llegó a Estados Unidos, donde se hizo famosa, y fueron inmigrantes irlandeses los que la llevaron al otro lado del océano. Colocaban una vela encendida dentro de una calabaza inspirada en la popular leyenda de “Jack el tacaño”, que consiguió engañar al diablo. El primer desfile tuvo lugar en Minnesota en 1921. En los años setenta la televisión y sobre todo el cine (Hallowen, de John Carpenter, en 1978) popularizaron la fiesta. 

En toda Galicia se vive con mucha intensidad la Noche de Difuntos. Pocos de los que celebran Halloween conocen que su auténtico origen no es anglosajón, sino la noche celta del Samhain, una festividad anterior al cristianismo que en el año 840, por orden del Papa Gregorio IV, se transformaría en la Fiesta de todos los Santos. De ahí su nombre en inglés, All Hallow’s Eve. Era un intento de mitigar la influencia pagana mezclándola acertadamente con la cristiana que funcionó, hasta borrar el recuerdo del Samhain a base de siglos.
Sin embargo, en Cedeira, pueblo milenario, no han olvidado. Sus habitantes llevan años reivindicando acertadamente que elaborar calaveras con calabazas es una tradición nacida en la bella localidad coruñesa. Y no hay gallego que peine canas que no crea que los espíritus de los difuntos visitan en estas fechas las ermitas e iglesias donde los familiares encargan misas por su alma.

En muchos lugares de Castilla se cree que el día 2, los muertos salen de las tumbas para asustar a quienes vuelven tarde a casa por caminos apartados. En Zamora, esta tarde tiene lugar la procesión de las ánimas, aledaña a los cementerios, a la luz de las velas. Las mismas que se colocan desde hace días en muchas ventanas de Alicante para marcar el camino a las almas perdidas. En Valencia, muchos realizan hoy la Ruta del Silencio por el cementerio, cuyo museo posee una importante muestra del patrimonio funerario de la capital del Turia, lo que le ha valido ser incluido en la ruta europea de camposantos, sumándose a otros 63 lugares de descanso repartidos por 50 ciudades de 20 naciones. No es baladí la importancia del reconocimiento dentro de este Itinerario Cultural Europeo, que en España poseen otros caminos como el de Santiago o la Ruta del Quijote.

El hombre moderno ha intentado eliminar el recuerdo de la mortalidad, alejando cada vez más los cementerios del centro de las ciudades y cediendo a esa tentación del cerebro que nos hace inconcebible la idea de nuestra propia desaparición. Una falacia comúnmente extendida es que los 7.000 millones de personas que viven hoy sobre la faz del planeta son tantos como seres humanos han fallecido desde que el Neanderthal se convirtió en Sapiens. No es cierto. Desde que existe la humanidad han vivido 105.000.000.000 de almas sobre este planeta, así que tocamos a quince muertos por persona viva.

 

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