14/3/18

Templos de Melkart (II)


La cronología de los materiales de Huelva, que de una manera muy prudente se ha situado a finales del siglo X y comienzos del IX para los comienzos de la presencia fenicia en el lugar, es la más antigua por ahora en la Península Ibérica.

Aunque a diferencia de las fuentes literarias, el corpus de los documentos arqueológicos permanece abierto, por lo que no hay que descartar nuevos hallazgos, hoy por hoy, la presencia de tirios en Huelva es la más temprana documentada en el lejano Occidente hasta el momento. A ella hay que añadir la fecha radio carbónica de la fase fundacional de El Carambolo en Sevilla, que proporciona una datación absoluta situada en el intervalo entre 1.020 y 810 a.C. al 95% de probabilidad, y con el 68, 2% en el intervalo 930-830.
Las investigaciones arqueológicas ya han confirmado, sin ningún genero de dudas, la antigüedad de la misma Tiro, donde los niveles más antiguos muestra restos, muros incluidos, de una ocupación permanente durante el Bronce Antiguo desde mediados del tercer milenio, de acuerdo con la propia tradición fenicia preservada por los sacerdotes del templo de Melkart que remonta su fundación al 2.750 a.C.

Respecto a Cartago, cuya fecha de fundación sería según los textos antiguos en torno al 814 a.C., las recientes dataciones de C.14 procedentes de los niveles arqueológicos más antiguos proporcionan fechas del 850-795 a.C. con un 90% de probabilidad.

Como vemos en estos tres casos, Tiro, Cartago y Huelva, los resultados de los trabajos arqueológicos han confirmado finalmente las fechas que recogen las tradiciones literarias conservadas desde la Antigüedad, lo que revaloriza de una manera extraordinaria los cómputos cronológicos realizados a la sazón y debe, al mismo tiempo, hacernos ser cautos a la hora de juzgar las informaciones que contienen los textos antiguos ante los ejemplos conocidos de silencio arqueológico.

Aunque en el reinado de Hiram I se establece el carácter canónico del culto a Melkart en Tiro, con la construcción de un nuevo santuario y la regulación de su festividad anual, algunos datos, como el nombre de Abimilku y de su embajador Humilku en los archivos de Amarna, muestran al ancestro deificado de la dinastía Tiria venerado en los medios palatinos del siglo XIV a.C. El dios Milku de Astarot, mencionado en los textos de Ugarit confirma el empleo de este teónimo, según una vieja costumbre semita.
Otras tradiciones conservadas en el ambiente cultural helénico, como las relativas a Melicertes, señalan la existencia del culto a Melkart durante el segundo milenio y el conocimiento de su ciclo en medios egeos, en consonancia con la noticia de Herodoto que visitó la ciudad y preguntó a sus sacerdotes, quienes le dijeron que se remontaba a 2.300 años atrás cuando se fundó la ciudad, fecha que ha sido medida confirmada por las excavaciones arqueológicas, si bien diversas tradiciones recogidas por fuentes tardías sostienen que el templo más antiguo de Melkart se encontraba, no en la isla de Tiro, sino en tierra firme, en la llamada, “Paleo Tiro”, la Usu de los textos egipcios y asirios. A tal respecto el mismo Herodoto afirma que la presencia fenicia en Tasos era en cinco generaciones anterior al nacimiento de Heracles, hijo de Anfitrión. Puesto que el héroe pertenece en el mito a la tercera generación posterior a la fundación de Micenas, sugiere unos contactos muy antiguos que en otros lugares de Grecia, como Beocia, han sido documentados por la presencia de sellos mesopotámicos de los siglos XIV-XIII a.C.

Melkart era una divinidad antigua, tutelar en principio de la realeza tiria, que en época de Hiram I, extiende su carácter protector a toda la ciudad. En este sentido, las reformas de Hiram caben interpretarse como la transformación de un antiguo dios dinástico en una divinidad poliada. Según ello, las empresas marítimas de los fenicios de Tiro asociadas a la presencia de un templo de Melkart, estaban en realidad organizadas por el palacio tirio, de acuerdo con un modelo bien conocido en Oriente, donde están documentadas las asociaciones con fines comerciales -hubur-, si bien a menudo implican la participación del palacio o de algún personaje vinculado a éste. No son pocos los testimonios que muestran a personas vinculadas con el palacio de Tiro implicadas en el comercio fenicio.

El tratado entre Asarhadón y Baal de Tiro menciona a la flota del rey junto a “las naves de la gente del país”, seguramente los mismos a los que Isaías designa como “príncipes” y “grandes de la tierra”.
En Ezequiel el comercio de Tiro parece aún patrimonio del rey y las palabras utilizadas en el texto hebreo original “sohar” y “rokel” para denominar a las naciones que comercian con ella sugieren que se trata, en realidad, de agentes comerciales actuando como intermediarios en aquellos territorios.

El relato sobre la fundación de Cartago, que mezcla elementos de indudable sabor oriental con otros procedentes de un ambiente griego, menciona a Zakarbaal, tío y marido de Elissa, y por tanto miembro de la familia real, que era el sumo sacerdote de Melkart.

Como dice Aubet: “En Gadir y en Cartago la figura de Melkart aparece involucrada en el mismo relato de la fundación. Ello traduce probablemente, la voluntad de asociar los orígenes de estos establecimientos occidentales a la ciudad de Tiro y por extensión a su templo y a su rey”. La salud del palacio tirio al frente de las empresas marítimas parece haber sido considerablemente buena durante todo este tiempo.

Fuente: Tiro, Melkart, Gadir y la conquista simbólica de los confines del mundo. Carlos G. Wagner

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