6/2/19

Doctrina Secreta - Ofitas I


Los Ofitas aseguraban que había varias clases de Genios, desde Dios hasta el hombre; que su relativa superioridad se determinaba por el Grado de Luz que a cada uno se concedía; y sostenían que debía darse siempre gracias a la Serpiente, por el señalado servicio que había hecho a la humanidad. Porque ella enseñó a Adán que si comía del fruto del Árbol del Conocimiento del bien y del mal, elevaría inmensamente su Ser, por el conocimiento y la sabiduría que así adquiriría.

Este símbolo es uno de los más antiguos, porque el reptil precedió al ave y el ave al mamífero. De aquí proviene la creencia, o más bien la superstición, de las tribus salvajes, que se imaginan que las almas de sus antecesores viven bajo esta forma; y la general asociación de la Serpiente con el Árbol.
Las leyendas sobre los varios significados que representa, son innumerables; pero, como en su mayor parte son alegóricas, han pasado ahora a la clase de fábulas basadas en la ignorancia y en la superstición. Por ejemplo, cuando Filostrato cuenta que los indígenas de la India y de Arabia se alimentaban del corazón y del hígado de las Serpientes para aprender el lenguaje de todos los animales pues creían que la Serpiente tenía esta facultad, seguramente nunca pensó que sus palabras se tomasen literalmente.
Según vemos, la Serpiente y el Dragón eran nombres que se daban a los Sabios, los Adeptos Iniciados de los tiempos antiguos. Sus conocimientos y sabiduría eran lo que devoraban o se asimilaban sus partidarios, y de aquí la alegoría.

Cuando se dice en la fábula que el Sigurd escandinavo asó el corazón de Fafnir, el Dragón, a quien había matado, convirtiéndose así en el más sabio de los hombres, el significado es el mismo. Sigurd se había hecho sabio en misterios y encantos mágicos; había recibido la “Palabra” de un Iniciado llamado Fafnir, o de un hechicero, después de lo cual éste murió, como sucede a muchos, después que “pasan la palabra”.

Epifanio revela un secreto de los gnósticos al tratar de exponer sus herejías: Los gnósticos Ofitas, dice, tenían una razón para honrar a la Serpiente, pues les enseñó los Misterios a los hombres primitivos. Ciertamente; pero no tenían en la imaginación a Adán y Eva en el Jardín, cuando enseñaban este dogma. Los Nâgas de los Adeptos indos y tibetanos eran Nâgas humanos (Serpientes), no reptiles. Además, la Serpiente ha sido siempre el símbolo de la renovación, consecutiva o en serie, de la Inmortalidad y el Tiempo.

Las interesantes declaraciones, interpretaciones y hechos sobre el culto de la Serpiente que expone Gerald Massey en su Natural Génesis son muy ingeniosas y científicamente correctas; pero están muy lejos de abarcar todos los significados que dicho culto encubre. Sólo divulgan los misterios astronómicos y fisiológicos, con la adición de algunos fenómenos cósmicos.

En el plano inferior de la materia, la Serpiente era, a no dudarlo, el gran emblema del Misterio de los Misterios, y muy probablemente fue adoptado como símbolo de la pubertad femenina, a causa de su cambio de piel y de su propia renovación. Esto era, sin embargo, sólo con respecto a los misterios que se refieren a la vida terrestre animal; pues como símbolo del “revestirse de nuevo y renacer en los misterios (universales)”, su fase final o culminante no era de este plano. Estas fases fueron generales en el reino puro de la Luz Ideal, y después de haber terminado el círculo de todo el ciclo de adaptaciones y simbolismos, los Misterios volvieron al punto de donde habían partido, a la esencia de la causalidad inmaterial.

Como símbolo, la Serpiente tenía tantos aspectos y significados ocultos como el Árbol de la Vida, con el cual estaba relacionada de un modo emblemático y casi indisoluble. Ya se considere como símbolo metafísico o físico, el Árbol y la Serpiente, unidos o separados, nunca han sido en la antigüedad tan degradados como lo son ahora, en estos tiempos en que se destruyen los ídolos, no en pro de la verdad, sino para glorificar más la materia grosera.

Las revelaciones e interpretaciones de Rivers of Life del General Forlong hubieran asombrado a los adoradores del Árbol y de la Serpiente en los días de la sabiduría arcaica, caldea y egipcia; y hasta los primitivos shaivas se hubieran sobrecogido de horror ante las teorías y suposiciones del autor de dicha obra.
La idea de Payne Knight y de Inman, de que la Cruz o Tau es simplemente copia de los órganos masculinos en forma de tríada, es radicalmente falsa, escribe Gerald Massey, quien prueba lo que dice. Pero ésta es una afirmación que puede aplicarse con la misma razón a casi todas las interpretaciones modernas de los antiguos símbolos. The Natural Genesis, obra monumental de investigación y pensamiento, la más completa de todas las que sobre el asunto se han publicado, abarcando un campo más amplio, y explicando mucho más que todos los simbologistas que hasta el presente han escrito, no va sin embargo, más allá del aspecto psicoteístico del pensamiento antiguo.

No estaban Payne Knight e Inman del todo equivocados; excepto cuando dejan de percibir por completo que sus interpretaciones del Árbol de la Vida, como la Cruz y el Falo, se ajustaban al símbolo sólo en el último y más inferior de los grados de desarrollo evolucionario de la idea del Dador de Vida. Era la última y la más grosera transformación física de la Naturaleza, en el animal, en el insecto, en el pájaro y hasta en la planta; pues el magnetismo creador dual, en la forma de atracción de los opuestos, o polarización sexual, actúa en la constitución del reptil y del pájaro lo mismo que en la del hombre. Los simbologistas y orientalistas modernos, desde el primero al último, al ignorar los verdaderos Misterios revelados por el ocultismo, sólo no pueden ver, necesariamente, este último aspecto. Si se les dijese que este modo de procreación que todo el mundo de los seres tiene ahora en común en la Tierra, no es sino una fase pasajera, un medio físico de proporcionar las condiciones y producir los fenómenos de la vida, y que cambiará a la par de ésta y desaparecerá con la próxima Raza Raíz, se reirían de semejante idea supersticiosa y anticientífica. Pero los más sabios ocultistas aseguran esto porque lo saben.

El universo de los seres vivos, de todos aquellos que procrean sus especies, es el testimonio viviente de los diferentes modos de procreación en la evolución de las especies y razas animales y humanas; y el naturalista debiera sentir intuitivamente esta verdad aun cuando no pueda todavía demostrarla. ¿Cómo podría hacerlo, a la verdad, dado el modo de pensar moderno? Los jalones de la historia arcaica del pasado son pocos y raros; y aquellos que los hombres de ciencia encuentran, son tomados equivocadamente por postes indicadores de nuestra pequeña Era. 
Hasta la llamada “historia universal” no abarca sino un reducidísimo campo en el espacio casi ilimitado de las regiones inexploradas de nuestra última Quinta Raza Raíz. De aquí que cada nuevo poste indicador, cada símbolo que del remoto pasado se descubre, sea añadido al antiguo conjunto de datos para ser interpretado por la misma línea de conceptos preexistentes, y sin referencia alguna al ciclo especial de pensamiento a que pueda pertenecer aquel determinado símbolo. 
¡Cómo podrá la Verdad salir a luz, si no se cambia nunca este método!

Continuará...

Fuente: La Doctrina Secreta Vol.II

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