17/2/19

Doctrina Secreta - Ofitas III



El autor de Natural Génesis, muestra que la Diosa de la Osa Mayor y Madre del Tiempo, era en Egipto desde los tiempos primitivos el Verbo Viviente, y que Sevekh-Kronus cuyo símbolo era el Cocodrilo-Dragón, la forma pre-planetaria de Saturno, fue llamado su hijo y consorte; era él su Verbo Logos.

Pero no fue tan sólo el conocimiento de la astronomía lo que condujo a los antiguos al procedimiento de “dividir en setenas”. La causa primitiva es mucho más profunda.
Las anteriores citas no son digresiones. Se han expuesto para mostrar:
1-La razón por la cual un Iniciado completo era llamado Dragón, Serpiente, Nâga.
2-Que nuestra división septenaria era usada por los sacerdotes de las dinastías primitivas de Egipto, por la misma razón y con la misma base que nosotros.

Lo que Gerald Massey llama los cuatro Genios de los Cuatro puntos cardinales, y los chinos el Guerrero Negro, el Tigre Blanco, el Pájaro Bermejo y el Dragón Azulado, se llaman en los Libros Sagrados los “Cuatro Dragones Ocultos de la Sabiduría” y los “Nâgas Celestiales”. Ahora bien, el Dragón-Logos, de siete cabezas o septenario, en el transcurso del tiempo ha estallado, por decirlo así, en cuatro partes heptánomas de veintiocho porciones. Cada semana tiene un carácter oculto distinto en el mes lunar; cada día de los veintiocho tiene sus características especiales; pues cada una de las doce constelaciones, ya sea separadamente o en combinación con otros signos, tiene una influencia oculta para el bien o para el mal.
Esto representa la suma de los conocimientos que los hombres pueden adquirir en la tierra; sin embargo, pocos son los que la adquieren, y todavía menos son los sabios que llegan a la raíz del conocimiento simbolizado por el gran Dragón-raíz, el Logos Espiritual de estos signos visibles. Pero aquellos que la alcanzan reciben el nombre de Dragones, y son los “Arhats de las Cuatro Verdades o de las Veintiocho facultades” o atributos, y siempre han sido llamados así.

Los neoplatónicos alejandrinos aseguran que para convertirse en un Caldeo o Mago verdadero hay que dominar la ciencia o conocimiento de los períodos de los Siete Rectores del Mundo, en quienes reside toda la sabiduría.
A Jámblico se le atribuye otra versión que, sin embargo, no altera el significado, pues dice:
Los asirios no sólo conservaron los anales de las siete y veinte miríadas de años, como Hiparco dice que hicieron, sino que igualmente lo verificaron de todo el apocatástasis y períodos de los Siete Gobernadores del Mundo.
Las leyendas de todas las naciones y tribus, ya sean civilizadas o salvajes, hablan de la creencia, en un tiempo universal, de la gran sabiduría y astucia de las Serpientes. Son encantadoras, hipnotizan al pájaro con sus ojos, y hasta el hombre mismo no puede, a menudo, dominar su influencia fascinadora; por lo tanto, el símbolo es de los más apropiados. El Cocodrilo es el Dragón egipcio. Era el símbolo doble del Cielo y la Tierra, del Sol y la Luna, y fue consagrado a Osiris y a Isis a causa de su naturaleza anfibia.

Según Eusebio, los egipcios representaban al Sol como un piloto en su barco; éste conducido por un cocodrilo para “mostrar el movimiento del Sol en el (espacio) Húmedo”. El cocodrilo era, además, el símbolo del Bajo Egipto mismo, y era la más pantanosa de las dos regiones.

Los alquimistas pretenden otra interpretación. Dicen ellos que el símbolo del Sol en el Barco sobre el Éter del Espacio significa que la Materia Hermética es el principio, o base, del Oro, y también el Sol filosófico; el Agua, en la que nada el cocodrilo, es aquella Agua, o Materia, hecha líquida; y el Barco representa la Nave de la Naturaleza, en que el sol, o el principio sulfúrico ígneo, hace de piloto, porque el Sol es el que dirige la obra por su acción sobre la Humedad o el Mercurio. Lo anterior se dirige sólo a los alquimistas.

La Serpiente se convirtió en el tipo y símbolo del mal y del Demonio sólo durante la Edad Media. Los cristianos primitivos, así como los gnósticos Ofitas, tenían su Logos dual: la Buena y la Mala Serpiente, el Agathodaemon y el Kakodaemon. Esto está demostrado en los escritos de Marcos, de Valentín y de muchos otros, y especialmente en Pistis-Sophia, que es un documento de los primeros siglos del Cristianismo.

En el sarcófago de mármol de una tumba, descubierta en 1-852 cerca de la Porta Pía, se ve la escena de la adoración de los Magos, observa C. W. King en The Gnostics and their Remains, “el prototipo de aquella escena”, el “Nacimiento del Nuevo Sol”. El suelo de mosaico exhibía un curioso dibujo que podía representar, bien a Isis dando de mamar al niño Harpócrates, o a la Madona criando al infante Jesús. En los sarcófagos pequeños que rodeaban al mayor, se encontraron muchas planchas de plomo enrolladas como si fueran pergamino, de las cuales pueden ser descifradas todavía once. El contenido de éstas debiera considerarse como una prueba decisiva sobre una cuestión muy enojosa, pues muestran que, o bien los cristianos primitivos, hasta el siglo VI, eran bona fide paganos, o que el Cristianismo dogmático fue una completa copia, que pasó toda entera a la Iglesia Cristiana: Sol, Árbol, Serpiente, Cocodrilo y todo.
En el primero se ve a Anubis... teniendo en la mano un rollo; a sus pies están dos bustos de mujer; debajo de todo hay dos serpientes entrelazadas sobre... un cadáver fajado como una momia. En el segundo rollo... está Anubis, con una cruz en la mano, el “Signo de la Vida”. Bajo sus pies yace el cadáver envuelto por los numerosos anillos de una enorme serpiente, el Agathodaemon, guardián de los difuntos... En el tercer rollo... el mismo Anubis lleva en sus brazos un objeto oblongo... que sostiene de tal modo que convierte los contornos de la figura en una cruz latina completa... A los pies del Dios hay un romboide, el “Huevo del Mundo” egipcio, hacia el cual se arrastra una serpiente enroscada en un círculo... Bajo los... bustos... está la letra ... repetida siete veces en una línea, haciendo recordar los “Nombres”... También es muy notable la línea de caracteres, aparentemente palmiranios, que se ven en las piernas del primer Anubis. En cuanto a la figura de la serpiente, suponiendo que estos talismanes no provengan de la creencia Isíaca, sino de la Ofita más nueva, puede muy bien representar aquella “Serpiente verdadera y perfecta” que “conduce las almas de todos los que confían en ella fuera del Egipto del cuerpo, y a través del Mar Rojo de la Muerte a la Tierra de Promisión, salvándolos en el camino de la Serpiente del desierto, esto es, de los Soberanos de las Estrellas” .

Esta Serpiente verdadera y perfecta es el Dios de siete letras que ahora se cree que es Jehovah, y Jesús uno con él. En el “Primer Misterio”, en Pistis Sophia, obra anterior al Apocalipsis de San Juan, y evidentemente de la misma escuela, se envía al candidato para la Iniciación a este Dios de Siete vocales. “La (Serpiente) de los Siete Truenos pronuncia las siete sílabas”, pero “sella aquellas cosas que los Siete truenos pronuncian, y no las escribe” -dice el Apocalipsis-. ¿Buscáis estos misterios? -pregunta Jesús en Pistis Sophia. “No hay ningún misterio mejor que ellas (las siete vocales), pues conducirán vuestras almas a la Luz de las Luces”-, o sea a la verdadera Sabiduría. “Nada es, por lo tanto, más excelente que los misterios que buscáis, excepto tan sólo el misterio de las Siete Vocales y sus cuarenta y nueve Poderes, y los números de los mismos”.
En la India era esto el misterio de los Siete Fuegos y sus cuarenta y nueve Fuegos o aspectos, o “los números de los mismos”.

Entre los budistas esotéricos de la India, en Egipto, en Caldea, etc., y entre los Iniciados de todos los países, las Siete Vocales están representadas por los signos svastika sobre las coronas de las siete cabezas de la serpiente de la Eternidad. Son las Siete Zonas de la ascensión post mortem de los escritos herméticos, en cada una de las cuales el “Mortal deja una de sus Almas, o Principios; hasta que, llegado al plano sobre todas las Zonas, permanece allí como gran Serpiente Sin Forma de la Sabiduría Absoluta, o la Deidad misma.

La Serpiente de siete cabezas tiene más de un significado en las enseñanzas arcanas. Es el Dragón de siete cabezas, cada una de las cuales es una estrella de la Osa Menor; pero era también, de un modo preeminente, la Serpiente de la Obscuridad, inconcebible e incomprensible, cuyas Siete cabezas eran los Siete Logos, los reflejos de la Luz una primeramente manifestada, el Logos Universal.

Fuente: La Doctrina Secreta Vol. II

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