23/7/17

Aqueología China (III)


Peilikan y Cishan son precursoras de la cultura de Yang-shao (7.000-5.000 a.C.), cuyo primer yacimiento se descubrió cerca del pueblo homónimo de la provincia de Henan, que fue la primera en abarcar una gran área que se extendía a lo largo del tramo central del río Amarillo, por las actuales provincias de Henan, Gansu, Shanxi y Shaanxi, caracterizada por su cerámica hecha a mano (sin horno) y pintada (generalmente en rojo o en policromía) con dibujos de animales e inscripciones (en negro) que podrían ser el primer antecedente conocido de los caracteres chinos de escritura. De vida sedentaria, su economía se basaba tanto en la agricultura como en la caza y la pesca.

El yacimiento de Banpo (provincia de Shaanxi) ha permitido reconstruir un poblado en el que destacaba la organización comunal. De estructura circular, alrededor de un edificio situado en el centro, en el que se celebraban las actividades comunales, se agrupaban las viviendas, almacenes y establos; todo ello rodeado de un foso defensivo, a cuyo lado norte se encontraba el cementerio y al este, los hornos cerámicos. En este yacimiento, además de mucha cerámica, se han hallado agujas de hueso y otros materiales que indican el conocimiento del hilado y el tejido del cáñamo.
Las gentes de Yang-shao cultivaban grandes cantidades de mijo, además de algo de trigo y arroz, y al parecer practicaban una primitiva forma de crianza de gusanos de seda. Domesticaban sobre todo cerdos y perros, además de ovejas, cabras y vacas, pero la mayoría del consumo cárnico provenía de la caza y la pesca. Sus herramientas de piedra eran pulidas y muy especializadas. Existían al menos dos clases sociales (dirigentes y súbditos), hay pruebas de una incipiente organización gremial.

Una cultura semejante es la de Majiayao, desarrollada en las actuales provincias de Gansu y Qinghai. Mientras tanto, en el sur florecería la cultura de Dawenkou (4.000-3.000 a.C.), caracterizada por su cerámica de pasta gris y roja, alternando con el negro y el blanco, frágil y decorada no solo con pintura, sino también con incisiones o perforaciones, utilizando en su fabricación el torno y una mayor riqueza de formas. Son característicos también los ornamentos de piedra, jade y hueso; las ciudades amuralladas, y los ricos sepelios en tumbas con repisas repletas de objetos, cámaras de ataúdes y enterramiento conjunto de dientes de animales, cabezas y mandíbulas de cerdo.

Contemporánea es también la cultura de Long-shan, localizada en la provincia norteña de Shan-dong entre los años 4.000 y 3.000 a.C. y que ya marca el comienzo de la unidad territorial y política de la gran llanura del norte de China. Long-shan también señaló la transición hacia el establecimiento de auténticas ciudades, indicado por los vestigios de muros de tierra prensada. Basada, igual que las anteriores, en la agricultura (con un claro predominio del mijo y el arroz) y la ganadería (cerdos, ovejas, cabras y vacas), contaba ya con instrumentos de piedra de puntas pulimentadas, así como cuchillos. Su cerámica, ya torneada, es gris y negra con una decoración de cuerda y ausencia total de motivos figurativos. Sus formas más habituales, de una mayor robustez, eran la de recipientes para almacenar alimentos con asas y tapas, o trípodes para su cocción. Además, sus bellos objetos de jade la vinculan con otras culturas que trabajaban la misma piedra en la costa Este, como la de Liangzhu. La gran calidad de los objetos de artesanía Long-shan sugiere un cierto nivel de especialización que a su vez, hace suponer una evolución de la estratificación social.
El número de muertes violentas entre la población también hace pensar en periódicos conflictos sociales. Su cultura material muestra diferencias mínimas con respecto a la fase anterior, tales como el uso de cuchillos de piedra semilunares para cosechar, la aparición de sellos de alfarero sobre las vasijas y la práctica de la adivinación mediante quemado de huesos de animales, preferentemente omóplatos.

La cultura se extendió rápidamente por el sur hasta Cantón y Taiwán. En esa misma época, surgirían otras culturas en el delta del Yangtzé, como la Hemudu (5.000-3.000 a.C.), localizada en la provincia de Zhejiang, y posteriormente, la de Liangzhu (3.300-2.200 a.C.), considerada su heredera; la de Hongshan (4.000-2.500 a.C.), en la actual Mongolia interior, en la que ya se fabricaban amuletos de jade y que presenta un gran desarrollo de los ritos funerarios; la de Dadiwan, en Gansu, etc.
La cultura de Hemudu se caracterizó por una cerámica de pasta negra en cuya composición se ha encontrado mezcla de materiales orgánicos. En el lugar de los cereales de las culturas del norte, allí se cultivaba mayormente arroz, iniciando hace unos 7.000 años, la base de la agricultura y alimentación características chinas.

Por su parte, la cultura Hong-shan se fundaba en un sistema social estratificado, dirigido por tres niveles superiores, cuyos miembros eran objeto de culto en complejos sepelios. Si en cuanto a organización social todas tenían unas características comunes, se nota una gran variedad en su producción artística, considerando como tal los restos materiales llegados hasta nuestros días, principalmente la cerámica y el jade. El dominio de estos dos materiales demuestra la pujanza y el grado de civilización de estas culturas. En principio, toda la producción de cerámica y jade estuvo íntimamente ligada a los rituales, aunque tal vez en el siglo III a.C., pasó a elaborarse por simple placer estético. En este sustrato cultural surgirían las figuras semi legendarias del Emperador Amarillo y del resto de los Tres Augustos y Cinco Emperadores, Yu el sucesor del último de estos, fundaría la dinastía Xia.

Continuará... 

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