21/2/17

Tesoros de Canaán (Alfabetos IV)

Inscripción de la Piedra de Paraiba (Brasil)

El orientalista Lienhardt Delekat (Phönicier in Amerika, Bonn, 1969) ha demostrado, el carácter cananeo de la Piedra de Paraíba (actualmente la ciudad se llama Joao Pessoa capital del estado de Paría, al sur del Cabo San Roque, en Brasil).
La piedra, que al encontrarla en una plantación se partió en cuatro pedazos, desapareció, pero antes se hicieron copias de la inscripción. Fue encontrada el 11 de Septiembre de 1872 y quizás sea una prueba de que navegantes fenicios llegaron a Brasil 2.000 años antes de su descubrimiento oficial.

El estudio más completo sobre el texto de Paraiba se debe a Delekat de la Universidad de Bonn. El autor analiza cada una de las formas gramaticales de este texto, comparándolo con el arameo, el hebreo antiguo, el sidonio y otros dialectos cananeos, particularmente con respecto a las formas del imperfecto consecutivo. Delekat concluye que el texto está escrito en Sidonio antiguo de finales del siglo VI a.C. La traducción de Delekat es la siguiente:
Somos hijos de Canaán, de la ciudad de Sidón. El reino se dedica al comercio. Estamos varados en esta costa montañosa lejana y queremos sacrificar ante los dioses y las diosas. En el año 19 del reinado de Irma, hemos zarpado de Ezlon Geber por el Mar Rojo, con diez barcos. Hemos navegado ya dos años y hemos circunnavegado esta tierra, tanto caliente como lejana de las manos de Baal (i.e. fría) y hemos llegado aquí doce hombres y tres mujeres, porque en otra costa diez de ellas han muerto, porque habían pecado. Que los dioses y las diosas nos sean favorables”.

Las traducciones de otros autores como Netto, Schlottmann y Cyrus H. Gordon, difieren en la interpretación de varias palabras. El rey aludido sería Hiram III, cuyo 19º año del reinado corresponde al 532 a.C.
El estudio del texto lleva a Delekat a una conclusión inesperada. Los navegantes fenicios habrían llegado a Brasil por el Pacífico, pasando por el sur del Estrecho de Bering y el sur del Cabo de Hornos (zonas frías), y entre estas dos regiones, por Mesoamérica (zona caliente).

En 1976, Barry Fell (América a.C. Los primeros colonizadores del Nuevo Mundo. México, Diana, 1983), dio su traducción de una inscripción trilingüe hallada en el túmulo funerario de Davenport, en Iowa, describiendo la celebración egipcia del Año Nuevo en el equinoccio de Marzo. Las tres lenguas son el egipcio, el íbero púnico y el libio.
Esa lápida ha sido fechada alrededor del año 800 a.C., durante la XXI dinastía (libia) de Egipto. Las expresiones referidas a la astronomía y a la religión en la escritura hierática egipcia no difieren más que en textos copiados por manos diferentes.

Un descubrimiento sensacional, también de Barry Fell, es el uso de signos jeroglíficos por los indios Micmac de Acadia, la parte de Canadá situada al norte del Maine y al sur del estuario del río San Lorenzo. Esta tribu, que pertenece al grupo algonquino, fue evangelizada en el siglo XVIII por el abate Maillard, quien escribió en jeroglíficos un catecismo para sus parroquianos, una historia religiosa, el rito de la misa, las oraciones principales y algunos salmos. Para sus compatriotas franceses, Maillard redactó en 1.738 su Manuel hieroglyphicus Micmac. Se ha creído durante dos siglos que Maillard había inventado estos signos jeroglíficos para escribir las oraciones de sus fieles, pero 61 años después de su muerte, en 1.823 Champolion empezó a descifrarlos.
Barry Fell ha demostrado que estos jeroglíficos egipcios son muy similares a los de los Micmac. ¿Cómo pudo Maillard aprender la escritura egipcia antes que Champolion revelara su lectura e interpretación?, es evidente que los Micmac conocían y usaban la escritura jeroglífica egipcia y la habían aprendido de los propios egipcios. Cómo y cuándo son problemas sin resolver, lo cierto es que los algonquinos (nombre genérico de los individuos pertenecientes a la familia lingüística india extendida en Norteamérica, las tribus algonquinas se hallaban dispersas desde el río Churchill hasta las Carolinas y desde Terranova a las Montañas Rocosas) celebran cada año la llegada de sus ancestros a América por mar, pero no saben ni de dónde ni cuándo vinieron.

En otro capítulo, Fell nos muestra una inscripción grabada en Texas en idioma libio escrito con alfabeto Ogam, donde se señala que allí llegó una tripulación del rey Shishong, nombre de varios reyes de Egipto entre 1000 y 800 a.C.

Fuente: Rick Sanders (“Ancient navigators could have measured the longitude”) Octubre 2001, publicado en 21st. Century Science & Technology Magazine.

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