9/5/18

Serapis (Dios de Egipto)


Serapis (nombre egipcio User-Hep) era una deidad sincrética a la que Ptolomeo I Sóter declaró patrón de Alejandría y dios oficial de Egipto y Grecia con el propósito de vincular culturalmente a los dos pueblos. El Serapeum de Alejandría o Serapeo fue un monumental santuario para el culto a Serapis, fundado en el año 300 a.C. por Ptolomeo.

Según un texto de Tácito, Serapis fue el dios de la cercana población de Racotis antes de que formara parte de la gran capital de Alejandría. La estatua de Serapis que se hallaba en el Serapeo de Alejandría, era de tipo griego. Allí aparecía con los atributos icónicos de Hades, coronado con el modius (una cesta o medidor de grano) emblema del inframundo, portando un cetro; a sus pies el can Cerbero y una Serpiente.

Serapis integra las divinidades Osiris y Apis egipcias, cuyo culto se asociaba con los dioses griegos Zeus y Hades. Ptolomeo lo hizo señor tutelar de Alejandría en una magistral operación política, consiguiendo que tanto los egipcios más tradicionalistas como la población griega más o menos nueva aceptaran a este dios representado como un hombre con barba, sedente y con una especie de cesto en la cabeza.

Según Plutarco, Ptolomeo robó la imagen en Sinope (actual Turquía, ciudad situada a orillas del mar Negro, frente a las costas de Crimea) cuando este dios desconocido le ordenó, en sueños, que lo llevase a Alejandría; aunque probablemente el origen sobrenatural del nuevo culto fue propagado desde los templos oficiales establecidos en la ciudad. Cuando la imagen llegó a Alejandría, dos sacerdotes, expertos en asuntos religiosos, determinaron que se trataba de Serapis. Los consejeros fueron escogidos por Ptolomeo; uno de ellos era Timoteo, uno de los eumólpidas, una antigua familia de entre cuyos miembros se había escogido a los hierofantes de los misterios eleusinos desde tiempos inmemoriales. Ningún griego podía haber ofrecido una prueba de autenticidad más resonante. El otro era el erudito sacerdote egipcio Manetón.
Puede que el relato de Plutarco no se ajuste a los hechos; algunos estudiosos sostienen que la adscripción de la estatua a Sinope es en realidad una deformación del nombre Sinopeion o "lugar de Apis", un nombre dado a la colina donde se emplazaba el Serapeo de Saqqara, junto a Menfis. No se duda, sin embargo, de que haya sido Ptolomeo Sóter quien fijó la iconografía para el dios de la nueva capital de Egipto, a quien se asoció con Isis y Harpócrates configurando una tríada.
El Serapeum de Saqqara o Serapeum de Menfis, es la necrópolis subterránea, situada al norte de Saqqara, donde se enterraron los sagrados toros Apis. El nombre Serapeum fue dado por Estrabón, al asociar Apis a Serapis.
La veneración del toro Apis está atestiguada, según la Piedra de Palermo, desde la Dinastía I. Fue adorado en Menfis, mientras vivía, como la encarnación del Ka de Ptah, dios creador, pero al morir se le asimilaba a Osiris, el dios de la resurrección. Se le llamó «El heraldo de Ptah». Los enterramientos rituales del toro Apis tuvieron su apogeo tardíamente, al morir un toro Apis se iniciaba un largo y complejo ritual, el cual permitiría al toro renacer. Estos toros sagrados fueron enterrados en sarcófagos, elaborados con bloques pétreos monolíticos.

Se entiende que el nombre Serapis deriva del nombre egipcio Userhapi, contracción de Osiris-Apis, la asimilación se percibe claramente en una inscripción bilingüe de la época de Ptolomeo IV Philopator (221-204 a.C.) y más adelante. Sin embargo, se ha afirmado que la existencia paralela de los nombres de Sarapis y Osorapis (Userhapi) apunta a un origen independiente para el primero; pero los dobletes como Petisis-Petsis, son comunes en los nombres egipcios helenizados.
La forma más correcta suele ser la posterior, hallada en documentos redactados por griegos relacionados estrechamente con los egipcios, mientras que la menos exacta es la forma tradicional, empleada por los griegos puros en textos literarios, corrompida por su escaso conocimiento de la cultura egipcia. Así, Sarapis sería la forma literaria y oficial del nombre; podría ser la tradicional, fechada quizás en el reinado de Amasis o a partir del período Persa. Sabemos que en tiempos de Heródoto y aún antes, el descubrimiento de un nuevo buey Apis era ocasión de regocijo universal, mientras que su muerte la de luto universal. El antiguo Serapeo (Puserhapi) y el nombre de Userhapi serían casi tan familiares a los primeros viajeros griegos en Egipto como lo eran los de Apieum y Apis.

El dios patrono de Alejandría obtuvo rápidamente un lugar destacado en el mundo griego. Las representaciones humanas de Isis y Horus fueron fácilmente adaptadas a la imaginería griega, mientras que Anubis fue aceptado gracias a la imagen clásica griega del can Cerbero. El culto de Serapis, junto con Isis, Horus y Anubis, se propagó a lo largo del mundo helenístico, alcanzando también a Roma. El ejército romano de Alejandro Severo (quien aparece en algunas monedas frente a una imagen de Serapis) llevó el culto de esta deidad hasta los últimos confines del Imperio. El culto de Serapis se convirtió así en uno de los principales de Occidente, conservando popularidad hasta los tiempos de Juliano el apóstata. La destrucción del Serapeo de Alejandría y de su famosa imagen en el año 391-392 d.C., tras el decreto de Teodosio, marcó el declive final del paganismo en todo el Imperio.

Serapis fue adorado, principalmente, como dios de la curación. Sus templos estaban vinculados a concurridos oráculos que interpretaban los sueños.

Continuará...


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