11/9/19

Nag Hammadi (II)

En el trabajo de Hipólito, las fuentes son conocidas solo en parte. La reproducción se revela fiel, a veces literal de los textos tomados de Ireneo. El testimonio de Hipólito puede ser recibido tanto en su vertiente doctrinal, como en su aspecto histórico.
Cuando se trata de fuentes que desconocemos, el problema es dificil, pero no puede resolverse con un rechazo apriorístico. Algunos de los documentos reseñados por Hipólito presentan coherencia y unidad estilística, como la crítica ha ido demostrando (exégesis del Himno de Atis, en el libro V; Apophasis Megale, en el libro VI; el Evangelio de Tomás citado en V 7, 21, hallado en Nag-Hammadi). Las fuentes más sospechosas parecen ser las de los Peratas y de los Setianos; pero deberan exigirse argumentos muy serios para rechazar su autenticidad. Y tales pruebas no han sido aducidas hasta el momento.

Es preciso atender a los diversos procedimientos empleados por Hipólito en su trabajo. Sus agrupaciones de sectas, no dicen gran cosa. Procede a veces por extractos (peratas, Apophasis, Megale) a veces, por resumenes (setianos, Justino, Valentin). En ocasiones presenta un resumen-extracto (exegesis del Himno de Atis). Su información es casi siempre incompleta. Elimina, por ejemplo, pasajes exégeticos (Valentin, Marcos), o la doctrina acerca del Dios trascendente (naasenos, peratas, setianos). Sin embargo, pretende dar la impresión de que cada secta constituye un sistema.

Una cuestión especial en testimonio de Hipólito, es la exposición sobre los “naasenos”. En su libro V, Hipólito emprende la recensión de las herejías cristianas, comenzando por los veneradores o adoradores de la serpiente. Entre los sistemas reseñados en el libro V, solo el propiamente dicho de los naasenos (distintos de los gnósticos) presenta un verdadero culto de la serpiente. En los peratas la serpiente forma parte de una amplia alegoría; en los setianos y en el Libro de Baruc su función es decididamente negativa.

La agrupacion de Hipólito se revela, pues, artificiosa; sus herejes especulan sobre la serpiente, pero no todos la veneran. En realidad, el libro V es una colección de exégesis alegóricas del Génesis, probablemente recopilada con finalidad heresiológica por algún eclesiástico anterior a Hipólito.
Fuera del aspecto exegético, las coincidencias entre los sistemas reseñados son menores. Peratas y Setianos, y más tenuemente el Libro de Baruc, pretenden extraer de los primeros capítulos del Génesis una cosmología de corte platonizante.
Hipolito no distinguió entre naasenos y gnósticos, asignó a cada hereje un patrón entre los antiguos griegos, seleccionando luego los pasajes que hicieran verosimil tal atribución; para acabar de denigrar a sus adversarios, les achacó a todos el horrendo culto de la serpiente.

En la teologia mística griega la serpiente es símbolo del conocimiento profundo. La Pitia aparece, a veces, representada con una serpiente sobre las rodillas y, en ciertos misterios, el iniciado pasaba por su pecho una serpiente mientras Filón de Biblos la llama “el más espiritual de los animales” (C. Müller, Fragm. Hist. Graec.,1841-1870, III, 572). Estaba bien dotada de espiritu profético. Casandra poseyó el don de la profecía gracias a los lamidos de dos serpientes y, del mismo modo, consiguió Melampo entender el lenguaje de los pájaros. En cambio, en la tradición semítica la serpiente aparece con tintes negativos: engaña a Eva en el Paraíso, es el Leviatán, monstruo maligno, etc.
Era de esperar que la gnosis anti-judáica glorificara a la serpiente bíblica, que se enfrentaba con Yahwé, el Dios inferior. Del mismo modo se recupera a Cain, a Esau, a los sodomitas...
En el vestíbulo de la tumba de Viale Manzoni, en Roma, perteneciente a una secta probablemente gnóstica, el dragón ocupa el lugar central de la bóveda (véase J. Carcopino, De Pythagore awe Apdtres, Paris, 1956, pág. 116)
Continuará...

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