26/1/20

Ophiussa


Ophiussa es el antiguo nombre dado por los antiguos griegos a lo que hoy es territorio portugués cerca de la desembocadura del río Tajo, y significa Tierra de Serpientes.

Rufus Avienus Festus (Avieno), escribiendo sobre temas geográficos en Ora Marítima, un documento inspirado en un periplo de los marineros griegos, relató que Oestriminis (Extremo Oeste en latín) estaba poblado por los Oestrimni, un pueblo que había estado viviendo allí por un mucho tiempo, y tuvieron que huir de su patria “después de una invasión de serpientes”. Estas personas podrían estar vinculadas a los Saephes u Ophis "Pueblo de las Serpientes" y a Dragani "Gente de los Dragones", que llegaron a esas tierras y construyeron la entidad territorial que los griegos llamaron Ophiussa .

La "Gente de la serpiente" de la semi-mítica Ophiussa en el extremo oeste de Iberia, se observa en las fuentes griegas antiguas.
Los Ophi vivían principalmente en las montañas del interior del norte de Portugal y Galicia. Otros dicen que vivían principalmente en los estuarios de los ríos Duero y Tajo.
Los Ophi adoraban a las serpientes, de ahí Tierra de Serpientes. Han surgido algunos hallazgos arqueológicos que podrían relacionarse con esta cultura. Algunos creen que el Dragón a veces representaba la Serpiente alada original, el Wyvern (guiverno) o Serpiente Emplumada (la tradicional Serpe Real portuguesa), la antigua cresta de la corona de los reyes de Portugal y más tarde de los emperadores de Brasil, está vinculada a la población local o los celtas que más tarde invadieron la zona y también pudieron haber sido influenciados por el culto Ophita.

Una leyenda relata que en el solsticio de verano una serpiente virgen, una diosa ctónica, revelaba tesoros ocultos a las personas que viajan a través de los bosques. Era una doncella que vivía en la ciudad de Oporto, durante el resto del año, se convertía en una serpiente que vivía bajo las rocas, y los pastores apartaban un poco de leche de sus rebaños como ofrenda para ella.

Además de Ophiusa, Avieno identifica varias zonas geográficas pobladas por los llamados "oestrimnis":
Las islas Estrímnides, que son ricas en estaño y plomo. Están a dos días de navegación de Hibernia (o Irlanda) y cerca de Albión (Gran Bretaña). Estas islas Estrímnides son, con toda probabilidad, las islas Scilly que también eran conocidas en la Antigüedad como las islas Casitérides (islas del estaño)”.
Los oestrimnios fueron considerados habitantes preceltas de Galicia y de Bretaña, formaban parte de una comunidad aborigen de origen protocéltico asentada desde la Edad de Bronce, que ocupaban el norte oeste peninsular y que a lo largo de la historia han sido conocidos como los borrosos oestrimnios del estaño.
La Península Ibérica está colocada en una posición intermedia entre las tendencias religiosas que se podrían denominar “nórdico-solar” indoeuropea uránica y la mediterráneo-ctónico–subterránea.
Los diferentes pueblos que con sus múltiples creencias han dejado las huellas de su paso y asentamiento en la península Ibérica han tenido en común el motivo iconográfico de la serpiente, aunque su significado, a veces por falta de fuentes escritas, haya que suponerlo, basándose los investigadores en paralelos actuales. Esto hace que las teorías sean variadas, a veces diferentes y claramente opuestas, variando con el tiempo.

Sabemos en primer lugar de la existencia de la teoría de un culto ofiolátrico en la protohistoria peninsular, y hallamos a la serpiente en los supuestos cultos celtas del Noroeste (Galicia y región del Miño), cultos conocidos hace bastantes años por los estudios de Bouza Brey y López Cuevillas, que apoyaban una coincidencia entre las creencias del pueblo celta "invasor" de Galicia y el invadido; es decir, que el culto a la serpiente en Hispania debió ser anterior a la posible llegada de los sefes celtas y tal vez autóctono.
Sea cual sea o fuera la realidad, lo que es incuestionable es la presencia iconográfica de este animal de una forma destacada, que hace suponer, al menos por similitud con datos centroeuropeos, la posibilidad de que en la Península Ibérica, en época prerromana, pudiera haber sido adorada, reverenciada o "conjurada" una divinidad cuyo animal, icono o simple figura pudiese ser la Serpiente que aparece en numerosas representaciones, de joyas, estelas, petroglifos, lápidas, aras etc. de todas las épocas, por no referirnos al famoso nombre Ofiussa o "tierra de serpientes".
Continuará...

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