Ophiussa es el antiguo nombre dado por los antiguos griegos a lo
que hoy es territorio portugués cerca de la desembocadura del río
Tajo, y significa Tierra de Serpientes.
Rufus
Avienus Festus (Avieno), escribiendo sobre temas geográficos en Ora
Marítima, un documento inspirado en un periplo de los marineros
griegos, relató que Oestriminis (Extremo Oeste en latín) estaba
poblado por los Oestrimni, un pueblo que había estado viviendo allí
por un mucho tiempo, y tuvieron que huir de su patria “después de
una invasión de serpientes”. Estas personas podrían estar
vinculadas a los Saephes u Ophis "Pueblo de las Serpientes"
y a Dragani "Gente de los Dragones", que llegaron a esas
tierras y construyeron la entidad territorial que los griegos
llamaron Ophiussa .
La
"Gente de la serpiente" de la semi-mítica Ophiussa en el
extremo oeste de Iberia, se observa en las fuentes griegas antiguas.
Los
Ophi vivían principalmente en las montañas del interior del norte
de Portugal y Galicia. Otros dicen que vivían principalmente en los
estuarios de los ríos Duero y Tajo.
Los
Ophi adoraban a las serpientes, de ahí Tierra de Serpientes. Han
surgido algunos hallazgos arqueológicos que podrían relacionarse
con esta cultura. Algunos creen que el Dragón a veces representaba
la Serpiente alada original, el Wyvern (guiverno)
o
Serpiente Emplumada (la tradicional Serpe Real portuguesa), la
antigua cresta de la corona de los reyes de Portugal y más tarde de
los emperadores de Brasil, está vinculada a la población local o
los celtas que más tarde invadieron la zona y también pudieron
haber sido influenciados por el culto Ophita.
Una
leyenda relata que en el solsticio de verano una serpiente virgen,
una diosa ctónica, revelaba tesoros ocultos a las personas que
viajan a través de los bosques. Era una doncella que vivía en la
ciudad de Oporto, durante el resto del año, se convertía en una
serpiente que vivía bajo las rocas, y los pastores apartaban un poco
de leche de sus rebaños como ofrenda para ella.
Además
de Ophiusa, Avieno identifica varias zonas geográficas pobladas por
los llamados "oestrimnis":
“Las
islas Estrímnides, que son ricas en estaño y plomo. Están a dos
días de navegación de Hibernia (o Irlanda) y cerca de Albión (Gran
Bretaña). Estas islas Estrímnides son, con toda probabilidad,
las islas Scilly que también eran conocidas en la Antigüedad como
las islas Casitérides (islas del estaño)”.
Los
oestrimnios fueron considerados habitantes preceltas de Galicia y de
Bretaña, formaban parte de una comunidad aborigen de origen
protocéltico asentada desde la Edad de Bronce, que ocupaban el norte
oeste peninsular y que a lo largo de la historia han sido conocidos
como los borrosos oestrimnios del estaño.
La
Península Ibérica está colocada en una posición intermedia entre
las tendencias religiosas que se podrían denominar “nórdico-solar”
indoeuropea uránica y la mediterráneo-ctónico–subterránea.
Los
diferentes pueblos que con sus múltiples creencias han dejado las
huellas de su paso y asentamiento en la península Ibérica han
tenido en común el motivo iconográfico de la serpiente, aunque su
significado, a veces por falta de fuentes escritas, haya que
suponerlo, basándose los investigadores en paralelos actuales. Esto
hace que las teorías sean variadas, a veces diferentes y claramente
opuestas, variando con el tiempo.
Sabemos
en primer lugar de la existencia de la teoría de un culto
ofiolátrico en la protohistoria peninsular, y hallamos a la
serpiente en los supuestos cultos celtas del Noroeste (Galicia y
región del Miño), cultos conocidos hace bastantes años por los
estudios de Bouza Brey y López Cuevillas, que apoyaban una
coincidencia entre las creencias del pueblo celta "invasor"
de Galicia y el invadido; es decir, que el culto a la serpiente en
Hispania debió ser anterior a la posible llegada de los sefes celtas
y tal vez autóctono.
Sea
cual sea o fuera la realidad, lo que es incuestionable es la
presencia iconográfica de este animal de una forma destacada, que
hace suponer, al menos por similitud con datos centroeuropeos, la
posibilidad de que en la Península Ibérica, en época prerromana,
pudiera haber sido adorada, reverenciada o "conjurada" una
divinidad cuyo animal, icono o simple figura pudiese ser la Serpiente
que aparece en numerosas representaciones, de joyas, estelas,
petroglifos, lápidas, aras etc. de todas las épocas, por no
referirnos al famoso nombre Ofiussa o "tierra de serpientes".
Continuará...
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