16/2/20

Reyes de Aragón (I)

Escudo de la Comunidad Valenciana, basado en la heráldica del rey Pedro IV, con la cimera en forma de Dragón alado.

Utilizado por primera vez por Pedro IV el Ceremonioso en su reinado entre 1.336 y 1.387, el Dragón sobre el casco era un distintivo destacado del monarca en sus apariciones públicas.
Un emblema heráldico que pronto se comenzó a utilizar también en los símbolos propios de los territorios en los que ejercía su poder. De esta forma, la figura del dragón como símbolo de la dignidad real, no sólo aparece junto a la señal cuatribarrada que definía a los reyes, sino que lo encontramos destacado sobre las representaciones más antiguas del escudo.

Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso o el del Punyalet (el del puñalito, debido a un puñal que solía portar), fué II de Valencia y de Ampurias, I de Mallorca y Cerdeña y III de Barcelona (Balaguer 5 de octubre 1319-Barcelona 5 de enero 1387), rey de Aragón y de Valencia, y conde de Barcelona (1336-1387); rey de Mallorca (1344-1387), duque de Atenas (1380-1387) y Neopatria (1377-1387) y conde de Ampurias (1386-1387). Hijo de Alfonso IV de Aragón, el Benigno, por el Pacto de Madrid de 1339 ayudó a Alfonso XI de Castilla en la conquista de Algeciras (1344) y en el intento de conquistar Gibraltar (1349).

La Cimera del Rey de Aragón, Cimera Real, Cimera del Dragón, es un emblema heráldico que ornamenta la Señal Real de Aragón en algunas de sus representaciones.
En la terminología heráldica al uso, la cimera se añade a la representación del blasón o escudo de armas en su parte superior (timbre) y comenzó a usarse como insignia personal del portador del escudo para diferenciar su uso.
A partir de su utilización por parte de Pedro IV, el emblema que apareció como divisa personal, fue usado como expresión de la dignidad real por sus sucesores. Ejemplos de su uso podría ser el blasón de la ornamentación del alfarje de una de las salas del Palacio de los Reyes Católicos de la Aljafería, construido por mandato de Fernando II de Aragón y V de Castilla.
                              Jaime I el Conquistador

Durante los siglos XIV y XV, se puso de moda en los torneos de toda la Cristiandad que los caballeros apareciesen habillados con espectaculares cimeras, tal como se puede contemplar en las fabulosas miniaturas del Livre des tournois de René de Anjou (1460-65).
Esta moda afectó también a los monarcas que aprovechaban sus apariciones estelares durante los desfiles para lucir grandes cimeras que les identificaban. En el Armorial ecuestre del Toisón de Oro de la Bibliothèque del Arsenal, aparecen los principales reyes y condestables de Europa, casi todos ellos con cimera: el rey de Portugal tiene una cimera en forma de cisne; el rey de Inglaterra aparece con una cimera en forma de león, figura que aparece en su escudo; el rey de Francia presenta una cimera con un ángel con tres flores de lis, figura que hace referencia a los orígenes sobrenaturales del escudo de Francia; el rey de Castilla, lleva como cimera un castillo con un león que sobresale de una de sus torres, figuras que hacen referencia a los dos reinos, y el rey de Aragón porta la cimera del dragón alado, se ha podido demostrar que el primer monarca en utilizar la cimera del dragón alado fue Pedro IV, el Ceremonioso, a partir del cual los reyes de Aragón, hasta Fernando el Católico, lo utilizaron como emblema.

José María Quadrado, a finales del siglo XIX desveló un documento, firmado en 1.407 por el rey Martín I el Humano, en virtud del cual concedía a los jurados del reino de Mallorca su cimera para que fuese llevada por el portaestandarte durante la fiesta de la Conquista. El documento del rey Martín I nos desvela el origen de la famosa cimera.

Entre las teorías sobre el origen de la palabra “Aragón”, existe una que se refiere a un animal supuestamente mitológico que aparece en todas las culturas del mundo. Hay quienes consideraron que, por el parecido, la palabra “Dragón” podría tener alguna relación con el nombre que se le dio a esa tierra, dado que los reyes aragoneses utilizaban en su cimera la figura del Dragón.

Otros dicen fue un mote que partía de esa similitud fonética, de “los de Aragón” a “los del dragón” hay muy poca diferencia.
Según Guillermo Fatás Cabeza, se trata de un emblema parlante que representa un mote o lema con la equivalencia entre “Dragón” y “d'Aragón”, que aludía a la dignidad real en las tierras y pueblos del rey de Aragón, habitualmente llamados entre los siglos XII y XIV “Casal d'Aragó” y desde la última década del siglo XIII, Corona de Aragón.
Continuará...

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