7/4/17

Cosmogonía Fenicia (I)


Eusebio de Cesarea, historiador eclesiástico del siglo IV, recogió en su Praeparatio Evangélica, una mitología Fenicia de Filón de Biblos, autor que vivió entre los siglos I-II y que había traducido del fenicio al griego la Historia fenicia de Sanjuniatón.
Aunque el valor de esta fuente es muy discutible, es la única Mitología Fenicia que nos ha llegado, y se presta a muy variadas interpretaciones.
El hecho de que Porfirio, discípulo de Plotino (205-270), hombre cultísimo y serio, aceptase la existencia de Sanjuniatón, es una prueba de gran valor a favor de la veracidad de su testimonio.

El texto de Eusebio es un centón literario descriptivo, que por razones de espacio no podemos exponer en su totalidad. Comienza de la forma siguiente:
Después de hacer estas aclaraciones en el preámbulo, Filón aborda la traducción de Sanjuniatón, exponiendo de la manera siguiente la teología de los fenicios (capítulo 10):
Sitúa en el origen del universo un aire opaco y ventoso o un soplo de aire opaco, y el caos fangoso, tenebroso. Estos elementos eran infinitos y permanecieron sin límite durante largo tiempo. Pero cuando el soplo se enamoró de sus propios principios y se produjo una mezcla, se llamó a esta combinación “el deseo”. Aquí está el principio de la creación de todas las cosas. Pero el mismo no conocía su propia creación. De la unión del soplo consigo mismo nació Mot.
Según unos, es el limo; según otros, la putrefacción de una mezcla acuosa. De aquí procede toda semilla de creación y la génesis del universo. Había animales desprovistos de sentimiento, de los que nacieron seres dotados de espíritu, y fueron llamados Zophasemin, esto es contempladores del cielo. Fueron hechos a imagen de un huevo y Mot lanzó sus fuegos, así como el Sol, la Luna, las estrellas y los grandes astros.

He aquí más o menos su cosmogonía, preludio manifiesto del ateísmo. Veremos cómo, según Filón, tuvo lugar la generación de los animales. Se expresa así:
"Y estando el cielo en llamas, abrazando la tierra y el mar, provocó vientos, nubes, caídas y derramamientos considerables de aguas celestes. Una vez que, a causa del calor solar, estos elementos hubieron sido separados, alejados de su propio emplazamiento, y de nuevo unidos en el aire y entrechocados, entonces se produjeron truenos y relámpagos y, al retumbo del trueno, los animales dotados de inteligencia y de los que se ha hablado, se despertaron; fueron espantados por el estruendo y machos contra hembras, comenzaron a moverse sobre la tierra y en el mar...”

La cosmología fenicia de Filón de Biblos, expuesta en términos mitológicos, trata del origen del cosmos, del origen de la cultura, de la genealogía de los dioses, de la repartición de la tierra entre éstos, y de la serpiente primordial.

Filón ofrece dos relatos de la Creación:
Eliun es un dios creador, identificable con El-Elyon (Gen. 14), con Elohim (Sal. 57, 3; 68, 58) y con Yahveh-Elyon (Sal. 7, 18; 48, 3).
Eliun y Berut son los fundadores de Berito al comienzo del mundo. Esta pareja divina habitaba también en las proximidades de Biblos, la primera ciudad del mundo fundada por El-Cronos. Allí se halló la base de un altar dedicado a "Zeus muy alto", representado en un busto colocado de frente con sus atributos, el cetro y el rayo.
En Biblos se tributaba culto a Eloim, citado en una inscripción (s. XI-X a.C.) que menciona a Baal-Shamin, a Baal Gebal y "a la totalidad de los demás dioses santos de Biblos".
La ciudad contaba con un templo consagrado a Eliun. De la unión de éste y de Berut nació Epigeios, que más tarde se llamó Urano. En la mitología de Ugarit, El era tenido por el padre del hombre, y Asherat por la madre.
El cielo y la tierra era hijos de Eliun y Berut, mito que encuentra correspondencia en Génesis 2,1.

Este relato de la creación es propio de un medio cananeo, no ugarítico ni hebreo, y debe ser muy antiguo:
El dios El engendra a Ulomos, el mundo, y de éste procede Chusor, inventor del hierro y de la actividad artesanal, que conocería el arte de la magia y los dichos sapienciales. El arte de la construcción, la agricultura, el cuidado del ganado, la escritura y la navegación siguen a los primitivos inventos.
El dios El, "el muy alto", murió luchando contra bestias feroces, y sus hijos le divinizaron y le ofrecieron libaciones y sacrificios.
Los dioses de Fenicia eran hombres divinizados, pero el texto que en este caso no transcribe literalmente el original, sino que es una interpretación de Filón de Biblos, se presenta aquí como el mito de un dios que muere y resucita, es decir, Adonis.

En la mitología ugarítica, Aliyan Baal fue muerto por las fieras contra las que luchaba. El dios tuvo tres hijas y un hijo. Después de Anat, engendró un búfalo. Muerto Baal, la diosa le ofreció un sacrificio de ciervos, corderos, bueyes, cabras montesas y asnos, sacrificio que Filón de Biblos ha cambiado por libaciones y sacrificios.
El autor confundiría a Aliyan Baal, que en la época en que escribe se había convertido en Hadad dios joven y batallador, con Eliun, dios padre.
Filón se basa en una cuestión de nombre, pues en Ugarit a Aliyan Baal se le nombra "el Alto", y de este nombre se pasa fácilmente a Eliun, "el muy alto". Nuestro autor, pues, ha utilizado seguramente documentación muy antigua en este mito.

Filón recoge también otro episodio de la Creación:
De la unión del viento (Colpias) y de la noche (Baau) nacieron Aión y Protógonos, que eran hombres mortales. 
Este relato se cree inspirado en el libro del Génesis. Viento es traducción del término hebreo "espíritu", Dios, y Baau transcripción de "cosa informe" de Génesis 1-2, la tierra antes de su creación, es decir, el Caos.

En los orígenes del universo había un viento fuerte y un caos oscuro, en lo que coincide parcialmente, con las cosmogonías judía y mesopotámica. Del huevo cósmico resultan los astros y la separación del agua del cielo. La cosmogonía fenicia sigue el llamado Poema babilónico de la Creación.
Para el autor del Génesis, antes de la creación el mundo estaba compuesto por un núcleo de tierra cubierta de agua salobre. En el Génesis 1,2 se menciona el océano primordial. De la mencionada pareja Colpias y Baau nacieron Aión y Protógonos, hombres mortales.

La expresión de Filón de Biblos en el sentido de que Aión inventó el alimentarse de los frutos de los árboles, se encuentra equivalente en Génesis 3,2.
En el mosaico de Cahba-Philippolis, que es una interpretación griega de la Creación, se encuentra la misma oposición que en Génesis 2,4 y que en Filón de Biblos. De un lado, el universo; de otro, el hombre. Aión y Protógonos serían llamados "generación y generación" por Filón, que en el Antiguo Testamento (Sal. 89, 90, 91) indicaría la sucesión de los años.
En este texto de Filón se tendría un relato de la Creación de inspiración bíblica tocado de evemerismo (Evémero).
Avanzando en la narración se menciona a Agros y Agrotes, que completaron las casas. De ellos descienden campesinos y cazadores. Se les llama Atetes y Titanes... Más adelante Filón de Biblos afirma que Sitón es Dagón, inventor del trigo y el arado, llamado Zeus Arotrios, Zeus protector de la agricultura. A Dagón se le menciona en compañía de El-Cronos, dios padre, Ashrath-Betilo, diosa madre, Dagón, dios hijo, a los que se suma Ishtar.
Agrotes recuerda al dios Aliyan Baal, que en época de Filón era Júpiter Heliopolitano (muy venerado, como puntualiza el propio autor), que conservó hasta finales de la antigüedad su carácter de dios del trigo, con el que se le representa en las gemas. Filón llama a Agrotes "el más grande de los dioses para los habitantes de Biblos". Adad (Hadad) es calificado por Filón como "el rey de los reyes, el más grande de los dioses". Se sospecha que en este último relato el autor ha utilizado textos de época helenística y romana relativos a Dagón y a Hadad.

Continuará...

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