11/6/15

Cultura Argárica

La cultura de El Argar floreció y extendió su influencia por el Sureste de la Península ibérica alrededor del segundo milenio a.C., durante la Edad del Bronce, uno de los periodos más brillantes de la Prehistoria de la Región de Murcia.
Durante los casi 3.300 años de duración del Bronce, multitud de acontecimientos transformaron la sociedad europea, convirtiéndola en una de las más dinámicas del mundo conocido, en medio de constantes cambios, que provocaron el surgimiento de centros de poder, nuevos modelos de convivencia, renovadoras formas de enfrentarse a la explotación del medio, así como de innovaciones tecnológicas e inéditas formas de convivencia, apoyadas en fórmulas ideológicas.

La cultura argárica se desarrollará teniendo como primer escenario en el ámbito peninsular la fachada mediterránea y los territorios próximos a ella, entre La Mancha, el Norte de Andalucía y la Región de Murcia, área geográfica donde se configuraron las más notables entidades culturales del Bronce Antiguo. En otras zonas, sin embargo, el proceso fue más lento debido a la pervivencia de aspectos culturales Calcolíticos y a las posibilidades de adecuar los recursos al nuevo modelo de explotación del medio impuesto en las áreas más desarrolladas.
El desarrollo de la cultura argárica implicó en parte una ruptura drástica con las tradiciones calcolíticas en el aspecto urbanístico, el ritual funerario y el modelo de organización, aunque las estructuras sociales, económicas y políticas se transformarían paulatinamente en relación con la etapa anterior.
La cultura argárica también significa, entre otras cosas, la implantación generalizada de la metalurgia, apareciendo en abundancia materiales de cobre, cobre arsenicado, bronce y, en menor medida, plata y oro.

Secuencia cronológica del mundo argárico.
1. Argar Inicial (2000-1800 a.C.): En esta primitiva etapa se introducen ciertos rasgos argáricos en la cultura calcolítica.
2. Argar Antiguo (1800-1600 a.C.): El Argar alcanza su plena identidad y se expande por las actuales provincias de Almería, Granada, Murcia, Sur de Albacete y Alicante. Los enterramientos se realizan principalmente en cistas individuales de piedra y comienzan a aparecer elementos de metal entre los ajuares funerarios.
3. Argar Pleno (1600-1350 a.C.): Los grandes poblados como La Bastida, El Argar, Fuente Álamo y Castellón Alto se desarrollan plenamente, siguiendo los parámetros de la cultura argárica, especialmente patente en el urbanismo, los enterramientos, la sociedad y la producción. El Argar se extiende hasta el interior peninsular, iniciándose contactos con otras culturas hacia el final de la etapa.
4. Argar Tardío (1350-1100 a.C.): Progresiva desaparición de las inhumaciones, paralela a un cambio en las tipologías propias de esta cultura, que comienza a convivir con pueblos del interior peninsular y del Mar Mediterráneo (Fenicios).

Una nueva concepción de los poblados.
El nacimiento de esta cultura llevó aparejado un incremento de la superficie y número de habitantes en los poblados, lo que hizo necesaria una nueva concepción del urbanismo para su mejor comunicación y desarrollo. La defensa de la población, el control de las vías de comunicación y de zonas de captación de recursos, así como lugares de pasto para los animales domesticados, son algunas de las motivaciones a la hora de elegir el lugar donde ubicar un poblado.

Los emplazamientos en altura, ya fueran cerros o montañas, se encontraron entre los más demandados, siendo algunos de los ejemplos los poblados argáricos de Fuente Álamo en Almería, Castellón Alto en Granada y La Bastida de Totana. También resultaron comunes los asentamientos en llanura, carentes de elementos defensivos y con una población dedicada a las labores agrícolas y ganaderas, uno de los ejemplos más representativos es Los Cipreses de Lorca.

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