El origen etimológico de la palabra, del
griego “sensaciones mezcladas”, sentidos mezclados, nos da una idea bastante acertada de que queremos decir cuando nos
referimos a alguien como sinestésico.
Entre un 2 y un 4% de la población es sinestésica, ¡y muchos ni
lo saben!, de hecho es muy común que lo descubran por casualidad y de forma
algo tardía. Cuando, por ejemplo, en alguna clase del instituto, y por algún
comentario afortunado, descubren que los demás no tienen las habilidades que ellos
sí poseen.
¿Pero, qué es exactamente la sinestesia? Bueno, realmente nadie
lo sabe a ciencia cierta, aquí voy a exponeros algunas de las cosas que sabemos
sobre tan sorprendente fenómeno, que no son pocas.
Los sinestésicos experimentan una “mezcla” en sus sentidos, de
forma que pueden, por ejemplo, ver sonidos u oler colores, esto no lo hacen de
forma aleatoria y suelen estar asociados dos o más sentidos. En algunos casos
los efectos son espectaculares, hay personas que ven colores al oír
determinados sonidos, otros saborean involuntariamente los colores, los hay que
son capaces de ver formas geométricas de modo involuntario, e incluso algunos
pueden jugar con el espacio viendo filas de números interminables que les
ayudan a realizar proezas matemáticas… ¡se conocen 60 tipos de sinestesia
distintos!
V.S. Ramachandran y E.M. Hubbard propusieron que la sinestesia
podría deberse a un exceso de conexiones neuronales en el cerebro. Esto se
debería a un error en la llamada “poda neuronal” que se da en niños muy
pequeños, cuando nuestro cerebro es como una roca por comenzar a esculpir. Si
la poda neuronal (encargada de conservar las conexiones que se usarán más
adelante) no acaba con ciertas uniones entre áreas adyacentes, el resultado
podría ser una mezcla de sentidos.
¿Qué sabemos de la sinestesia?
Sabemos que las “asociaciones” entre sentidos (por ejemplo, con
un sonido agudo ver un tono de color amarillo) se mantienen estables a lo largo
del tiempo en un mismo individuo, pero estas asociaciones varían entre individuos.
También sabemos que las asociaciones son conscientemente unidireccionales (por
ejemplo, el color rojo evoca sabor dulce, pero no por ello el sabor dulce va a
evocar el color rojo), aunque parece ser que de forma inconsciente las
asociaciones sí que son bidireccionales.
También sabemos que posee características de lo que en ciencias de la
información se conoce como Bottom-up
y Top-Down. Un sinestésico
puede asociar el número 5 con el color rojo, pero al mismo tiempo con una
textura lisa o rugosa (asociaciones que sí tienden a repetirse entre
sinestésicos). Así como si formamos un número (un cinco de plástico, por
ejemplo) por muchos números pequeños (pequeños números dos), el efecto percibido
por el sinestésico dependerá de donde fije éste su atención. Para entender esto
último piensa en el clásico ejemplo del bosque, puedes ver un árbol o el bosque
completo, pero no ambos al mismo tiempo.
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