La
palabra «schaman» proviene del idioma tungu de Siberia, y su raíz «scha»
significa saber. En las etnias siberianas, el «schaman» es el hombre de
sabiduría, que adopta el rol de terapeuta, curandero, sacerdote y hechicero.
Aunque los antropólogos coinciden en delimitar el schamanismo a la tradición
siberiana, su occidentalización, chamán, se ha transpolado a todos los
hechiceros, curanderos o brujos, que utilizan la medicina y religión
tradicional africana, americana o asiática en sus rituales. Así, en la actualidad, hechiceros animistas, santeros
cubanos, bokors vudú haitianos, o marabús musulmanes utilizan el término chamán
como sinónimo. Un concepto popularizado por el antropólogo Carlos Castaneda,
autor de best-sellers en los años 70, y que visitó España poco antes de su
misteriosa muerte, en 1998.
Pero
lejos de las estepas siberianas, los terreiros del candomblé brasileño, o las
chozas de los hechiceros africanos, la crisis económica ha potenciado la
presencia en Europa de supuestos chamanes que ofrecen sus servicios en la
prensa, internet o incluso buzoneando sus folletos.
Ya
en la década de los 80, el histórico comisario Antonio Viqueira Hinojosa,
famoso por la detención del Jarabo, fue el primer policía español en analizar
lo que denominó «criminalidad esotérica». Inmigrantes sin recursos se hacían
pasar por exóticos brujos o hechiceros para obtener un «modus vivendi» en
España, engañando a los clientes europeos poco familiarizados con esas
tradiciones. Viqueira lo bautizó como «brujería delincuente». El exotismo que sugiere la magia
indígena, o la hechicería africana, las consultas decoradas con todo tipo de
fetiches y amuletos, los rituales en los que llegan a utilizarse restos humanos
o sacrificios de animales… todo es un atrezzo para seducir a quien necesita una
solución mágica a sus problemas.
Hasta junio de 1989, el Código Penal español
podía perseguir a todos aquellos que «por interés o lucro interpretaren sueños,
hiciesen pronósticos o adivinaciones, o abusasen de la credulidad pública de manera
semejante», pero la Ley
Orgánica 3/89 derogó dicho artículo. La ley derogada en 1989
jamás fue empleada por iniciativa judicial, ya que la sociedad española acepta
estas actividades esotéricas como normales. Y si en 1989 la «ley de los
videntes» era derogada, en 1990 los españoles se gastaban más de doce millones
de euros en chamanes y videntes, según datos de la Agencia Tributaria.
Aunque teniendo en cuenta que la mayoría de las consultas son clandestinas, la
cifra sin duda, era mucho mayor.
En marzo de 2011, sin embargo, la crisis
económica había multiplicado exponencialmente esa economía esotérica sumergida.
Y ante el preocupante incremento de este tipo de timos, fuentes del Grupo de
Estafas de Policía Nacional declaraban que, «han crecido los anuncios (de
pseudo chamanes) en tiendas y pequeñas superficies comerciales». Las
potenciales víctimas pretenden conocer su futuro más inmediato, si se quedarán
sin empleo, y si ya están en paro, si encontrarán trabajo pronto. Todas las
consultas giran en torno a estos asuntos. Y los cuerpos policiales decidieron
endurecer su persecución de este tipo de estafas, que abusan de la credulidad,
las esperanzas y la angustia de sus clientes.
Un estudio publicado en la revista oficial de la Policía , tras recopilar el
testimonio de víctimas en Madrid, Mataró, Almería, Bilbao, Murcia, Santander,
Córdoba, Salamanca, Málaga, Tarragona, Barcelona, Zaragoza, y Galicia sugería
que las sumas estafadas oscilan generalmente entre los 240 y los 600 euros,
aumentando hasta más de los 3.000 en algunas ocasiones. En cuanto a las
técnicas de fraude, el «timo del trabajito contra el mal de ojo» es la estafa
esotérica más usada, sumando el 60% de las denuncias. Otras estafas, como la de
los «videntes nómadas» o la «limpia del dinero», alcanzaban importantes
porcentajes de denuncia.
Resultaba sorprendente observar cómo algunas
víctimas desarrollaban una adicción a los videntes, desembolsando sumas enormes
de dinero a espaldas de sus cónyuges y familias. Buscando entre astrólogos,
hechiceros, brujas y chamanes una solución mágica a sus problemas.
El perfil de la víctima es mujer, ama de casa
y de entre 30 y 50 años, como el de Antonia Álvarez, o Luisa B., que confiesan
a LA RAZÓN como
gastaron miles de euros en falsos chamanes, como el africano Papá Mustapha, a
espaldas de sus respectivas familias. Y ambas reconocen su temor a denunciar,
por miedo a represalias «mágicas» de los brujos… Pero la crisis económica ha
abierto mucho el espectro victimológico. He incluso conocidos directores de
cine, actores o cantantes, como Lolita, la hija de Lola Flores, han sido
seducidos por santeros y brujos tradicionales.
En
abril, agentes del Grupo de Delincuencia Económica de la Brigada Provincial
de Policía Judicial detuvieron en Zaragoza a los seudochamanes S.S., de 34
años, e I.F., de 41, por estafar más de 60.000 euros a una mujer a la que
convencieron de sus poderes sobrenaturales.
En febrero, el santero Carlos Real era
detenido por la Guardia
Civil en Gandía acusado de estafar 150.000 euros a una vecina
de Castelló de Rugat. La
Policía Judicial detuvo al chamán y a su compañera en el
establecimiento «El Bazar de los Brujos».
Dos meses antes agentes del Grupo de
Delincuencia Económica y Delitos Tecnológicos detenían en Badajoz al guineano
de 24 años, I. S., que había estafado a varios ciudadanos extremeños, a los que
atraía con los folletos que repartía en las calles de la ciudad, anunciándose
como el hechicero «más consultado en España con rapidez, eficacia y garantía, especialista
en problemas de amor».
Crimen organizado.
Pero la estafa ha evolucionado, ahora operan
auténticos grupos de crimen organizado formados por clanes familiares y redes
operativas en todo el país. Como la llamada «Banda de la Santera », detenida en
Palma de Mallorca, después de que la
Policía siguiese su rastro de víctimas en Santander,
Zaragoza, La Coruña ,
y Córdoba. Cuando los agentes del Grupo de Delitos Económicos detuvieron a
Esmeralda, la líder del grupo, y a su clan, se incautaron más de 70.000 euros,
presuntamente fruto de las 3 últimas estafas que habían cometido en la capital
balear.
El
grupo de «brujos nómadas» alquilaba habitaciones de hotel o bajos comerciales
en diferentes ciudades, cometía las estafas y cuando la víctima acudía a
reclamar que el hechizo no había funcionado, la banda ya había abandonado la
ciudad.
En algunos casos, los seudochamanes colaboran
con organizaciones criminales. Este mismo mes, la «Operación Garnacha» de la Guardia Civil
desmantelaba en Málaga una red de narcotraficantes españoles y marroquíes, que
contaban con dos «marabús», brujos musulmanes, a los que consultaban las
mejores rutas y las fechas de los desembarcos de droga, para evitar a la Policía. Antes , la Operación Salvador
(en Alicante, Murcia y Huelva) ya había desmembrado otro grupo de
narcotraficantes asesorado por un chamán musulmán similar.
La
última lucha de la Policía
española está relacionada con el tráfico de drogas chamánicas, prohibidas en
España, como el peyote, el San Pedro, el Yopo o sobre todo la ayahuasca, utilizadas
por brujos y hechiceros, generalmente familiarizados con el uso de alucinógenos
y plantas «de poder».
En
abril, la Policía
Nacional y Agencia Tributaria interceptaron en Elda
(Alicante) kilo y medio de ayahuasca. En Córdoba, Madrid, Zaragoza, etc., se
han incautado cantidades mucho mayores. El principio activo de esta droga
chamánica, la dimetiltriptamina (DMT), produce efectos alucinógenos que pueden
provocar estados de paranoia. O, tal vez, convertir a la víctima en una sumisa
presa, en manos de un chamán enano y violador…
10 claves para evitar la estafa.
1-Los últimos casos coinciden en que los
falsos brujos publicitaban sus servicios a través de folletos repartidos en la
calle, buzoneo, etc., campañas sin control de calidad. Prudencia.
2-Desconfíe del vidente que pasa consulta en
un hotel o habitación alquilada. Cuando reclame, quizás haya volado.
3-En el mercado esotérico, los precios por una
consulta mántica (tarot, lectura de manos, astrología, etc.) oscilan entre los
20 y 60 euros. Una tarifa mayor puede indicar un abuso y una intención de
estafa.
4-En caso de que le diagnostiquen un «mal de
ojo» y le propongan un «trabajito» recuerde que, según la Ley , un cobro injustificado de
más de 300 euros está contemplado como delito de estafa; si la cifra reclamada
es menor, sólo está tipificado como falta.
5-Desconfíe de aquellos brujos que por
iniciativa propia se pongan en contacto con usted, advirtiendo de terribles
desgracias de las que pueden protegerles a cambio de dinero.
6-Jamás someta su dinero o joyas a rituales de
purificación mágica. Y si tiene el capricho, utilice bolsas transparentes y no
pierda el dinero de vista. Muchas víctimas han sufrido el cambiazo.
7-Siempre que sea posible, acuda acompañado de
un amigo a la consulta. Tendrá un testigo –que podría declarar en un juicio– y
el consejo de alguien más objetivo a la hora de detectar un posible timo.
8-En caso de entregar una gran suma de dinero
exija un recibo o factura, sólo así podrá demostrar el pago en caso de
denuncia. Si le niegan el recibo, pague con un cheque nominativo a nombre del
vidente. Esto podría ser utilizado ante un tribunal como prueba.
9-Suponiendo que lo paranormal exista, estos
fenómenos son aislados y escurridizos.
Desconfíe
del profesional que ostente alegremente supuestos poderes sobrenaturales, y si
es posible, consulte a un ilusionista.
10-Y sobre todo, no tema denunciar una estafa.
Ningún falso brujo que recurra al fraude tiene poderes mágicos reales para
hacerle daño. De tener poderes, no necesitarían recurrir al fraude.
Chamanes celebrando ritos para salvar a los mandatarios
políticos.
Para saber más:
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