El
disco de Festos es una pieza de arcilla circular en la que aparecen grabados
por las dos caras 242 signos jeroglíficos o ideogramas en relieve. Este disco
apareció en las ruinas del palacio minoico de Festos, en la isla de Creta, sin
que se pueda datar con seguridad por el incierto contexto arqueológico en el
que se encontró, aunque no debe de estar muy lejos de mediados del segundo
milenio a.C.
Los
expertos coinciden en la singularidad de la escritura de este disco ajena a las
de la isla de Creta y de las conocidas en todo el medio oriente constituyendo un caso único y que "nada
demuestra que su origen sea cretense", en palabras de
Jean-Pierre Olivier en “Las civilizaciones Egeas del neolítico y de la edad del
bronce”.
Para los estudiosos del neolítico y el
bronce de la península ibérica, debería llamar la atención algunos de los
ideogramas que aparecen en el disco, pero este no ha sido el caso y salvo D.
Blas Infante, no hacen referencia al posible origen andaluz-peninsular de este
disco. Blas Infante, en su libro El
Ideal Andaluz, hace una clara
referencia al tema al asegurar que "en el disco de Festos se encuentran
los caracteres neolíticos andaluces, reproducidos exactamente, formando en la
inscripción con otros representativos".
No
es extraña la aparición de este disco perteneciente
al mundo argárico-tartésico en una zona como la isla de Creta hacia
1.500 a .C.,
si tenemos en cuenta los múltiples intercambios comerciales entre la península
y el mediterráneo oriental, como nos dice F. Jordá en el
primer volumen de La Historia del
Arte Hispánico -La Antigüedad : "dentro ya del segundo milenio
a.C. las influencias y contactos con los pueblos del mediterráneo oriental se hacen
cada vez más intensos. Las necesidades de metal (cobre, estaño, plata) de las
"grandes potencias" orientales (hititas, sirios, micénicos y
egipcios) hace que esos contactos sean cada vez más estrechos, lo que determina
la inclusión de nuestra península dentro del área comercial del mundo
mediterráneo".
No sólo estaría el disco de Festos como
prueba de esas relaciones, ahí están también las tumbas "micénicas" y
los idolillos "cicládicos" que aparecen en Andalucía durante la
cultura de los Millares, datadas mucho antes que las civilizaciones micénicas y
cicládicas. También están las pinturas de barcos "de tipo egeo"
aparecidas en una cueva cerca del estrecho de Gibraltar.
No se trata
de exponer las pruebas que demuestran estas relaciones sino de intentar
establecer la del disco de Festos con la, hasta ahora no comprobada
escritura ideográfica Tartésica, y más en concreto con las leyes en verso que
según Estrabón tenían los turdetanos, descendientes de los tartesios, con más
de 6.000 años de antigüedad. Es posible que los 6.000 años de Estrabón no sean
los actuales, sino más bien serían años tartésicos de tipo estacional. Es
decir, que se trataría de unos mil quinientos años antes de él, lo que equivaldría
que las leyes en verso de los tartesios se remontarían hasta mediados del
segundo milenio a.C. con lo que nos situamos en las fechas dadas para el disco
de Festos.
En la época de referencia existía en
Andalucía un pueblo, el llamado argárico, con un alto nivel económico y
cultural, que dominaba la navegación y que extendía su influencia desde el
sudeste peninsular hacia el levante y hacia oeste por el bajo Guadalquivir y la
costa atlántica. El pueblo argárico se puede considerar como tartésico en sentido
amplio.
Es lógico pensar que una cultura como ésta
que mantenía un gran intercambio comercial necesitara de la escritura al igual
que los pueblos contemporáneos. Aunque no se ha encontrado algo que se pueda
considerar como escritura relacionada con los argáricos, sí que existen
multitud de ideogramas por separado que inducen a pensar en que sí existía. Y
es aquí donde llegamos al disco de Festos, ya que algunos de los ideogramas que
aparecen en el disco y que no se pueden relacionar con su entorno físico si que
aparecen en la Península
e incluso alguno de ellos sólo se conocen aquí.
El disco de Festos tiene 45 signos
diferentes entre las dos caras. Están distribuidos en espiral en grupos
perfectamente separados como si cada grupo constituyera una frase. Si
analizamos una de las caras, que podríamos denominar cara A, y pusiéramos las
frases (cuenta con 31 grupos de ideogramas o "frases") en líneas
independientes y nos fijásemos en las terminaciones de cada frase podríamos
deducir fácilmente que se trata de un poema que cuenta, incluso, con un
"estribillo" ya que tres de las frases se repiten en grupo dos veces
y una de ellas individualmente se repite tres veces. También podemos observar
como la misma terminación compuesta por dos ideogramas se repite en 12
ocasiones de las 31 frases, alternándose como ocurre en un poema.
De los 45 ideogramas que aparecen en el
disco, muchos de ellos pueden considerarse comunes a los ideogramas que se
utilizaban en todas la escrituras, por ejemplo: una rama, un pez, un pájaro, un
hombre, etc. que se utilizaban dibujadas de una forma u otra y que
podemos encontrarlos aislados o en grupo en las pinturas esquemáticas en la
península sin que se puedan considerar exclusivas de una zona. Pero llama la
atención la existencia de dos ideogramas que podemos considerar como propios de
las culturas del bronce peninsular, sobre todo de los argárico-tartésicos. El
ideograma de la flor de ocho pétalos, símbolo que vemos en una arracada o
pendiente tartésico que se conserva en el museo de Cádiz y que está muy
relacionado con la estrella de ocho puntas tartésica.
Pero sobre todo, llama la atención el
ideograma que representa a un guerrero con un penacho de plumas en la cabeza
que es propio de los guerreros argáricos que navegaban por el atlántico y el
mediterráneo dejando sus huellas en forma de pinturas rupestres e insculturas.
Estos guerreros con penachos son estudiados por F.Jordá en "Los Tocados de plumas en el arte
levantino".
Otra característica del disco de Festos es
estar escrito en espiral lo que puede tener un paralelismo con las estelas
tartésicas posteriores que también tiende a la escritura en espiral.
De todo ello podemos intuir la pertenencia
a la cultura argárico-tartésica del disco de Festos, que no sólo sería la
primera escritura conocida de los pueblos peninsulares sino también sería el
primer poema del que tenemos constancia de un pueblo tan dado a la poesía como
el pueblo tartésico-bético-andalusí-andaluz.
Francisco Garcia Duarte
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