Los economistas saben desde hace tiempo que si una de las partes de un acuerdo cuenta con información privilegiada y la otra no, entonces los mercados no pueden funcionar correctamente como deberían.
Akerlof, economista estadounidense muy conocido, publicó en 1970 un artículo sobre esta situación. Puso como ejemplo el mercado de los coches de segunda mano y demostró que, si el mercado es altamente competitivo, simplemente no puede funcionar si los vendedores saben mucho sobre la calidad de los coches que venden y los compradores no.
Si estamos ante esta situación, sólo se puede decir que “no hay mercado” ya que si unas personas saben más que otras sobre la calidad de un producto, entonces algunos productos de alta calidad podrían no ser comercializados o comercializarse muy poco. En el mercado de los coches usados, los vendedores que cuentan con buenos coches, quieren ofrecerlos por un buen precio, pero como no pueden probar que son buenos coches, a veces, no pueden conseguir ese precio. Podríamos creer que los vendedores se están beneficiando de su información privilegiada.
Lo que Akerlof describió no es un mercado en el cual algunas personas son estafadas; describió un mercado que debía existir y que no existe debido a la fuerza de la información privilegiada.
Extracto del libro El Economista Camuflado
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